Despertar

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La luz golpea contra mi rostro y quema mis pupilas. Me giro sobre la cama y estoy por continuar con mi 2do giro cuando choco contra alguien. Me siento de golpe en la cama para observar una muy trabajada y pálida espalda. Un horrible dolor de cabeza viene a mi, junto con estragos en mi estómago y es ahí cuando los recuerdos vienen a mi.

Me atrevo a asomarme para ver el rostro de Alex mientras duerme y una inmensa paz interna nace en mi.
Recuerdo todo lo que pasó anoche y mi corazón se exalta al recordarlo todo.

Tocó mis labios llena de sensaciones que me llenan de paz. Se que lo de anoche no fue sólo sexo, fue algo más.
Los cuerpos de dos personas que tienen sexo no se reclaman como el mío reclamaba el de Alex, y el de Alex el mío.

Me pongo de pie sigilosa ignorando mis malestares y tomo una de sus camisetas de vestir para ir a prepararle un desayuno.

Luego de varios minutos, al fin terminó su desayuno. Voy con este en mano y entró a la habitación para verlo sentado al borde de la cama con sus manos cubriendo su cabeza, viendose exasperado.

-Buenos días- me acerco temerosa, esto no me da buena espina. Me pongo frente a él en busca de su mirada pero es inútil, no me observa, sólo mira sus pies con la cabeza baja.- te traje el desayuno.

-Vete Bailey- escupe sin escrúpulos y me quedo en shock.

-¿Qué?- dejo la comida sobre el buró para agacharme e intentar tomar su rostro entre mis manos y que me observe, pero cuando estoy por tocarlo evita mi mano.

Se pone de pié sin siquiera mirarme para quedarse frente a mi.

-Vete Bailey, por favor.

-No Alex, no sin antes saber que está pasando.- es lo primero en lo que pienso.

-Esto fue demasiado lejos Bailey, simplemente se me salió de las manos, fue un error.

-¿Quieres decir que... Fue un error no dejarme salir de tu auto y traerme hasta aquí sólo para cogerme?

-No, el error comenzó desde que me deje llevar por mis impulsos e inicié a tratarte como algo más que una enferma, y pedir a cambio un trato diferente de tu parte.

-No te entiendo Alex.

-Quiero que salgas de esta casa lo más pronto posible Bailey, que olvides todo lo que pasó, que esto se quede entre estás cuatro paredes, y que de aquí en adelante el único trato que venga de tu parte sea el de una enfermera.

-Alex...- mierda, eso es lo que soy en este momento.

-Largate Bailey- vuelve a insistir y es como si otro golpe más se estampara contra mi cara.

-Mirame a los ojos y dímelo Alex, sólo así sabré que es lo que deseas.

Mi voz se ahoga, mi estómago duele, mi garganta parece cerrarse por el nudo que en esta habita y las lágrimas luchan para no caer.

-Quiero que te vayas Bailey- me observa a los ojos, frío, cerrado, desconocido.- y quiero que olvides todo esto, entre tu y yo no pasó nada, ni pasará, yo soy un paciente y tu mi enfermera, y te pido trato como tal, porque ese será el que yo te daré.

Y así, lo confirmo, es lo que quiere, y así será.

Todo en mi cae y se derrumba, mi única gota de osadía se dispersa, mi única pizca de esperanza desaparece, y mi fuerza para continuar titubea.

-Si eso es lo que deseas.- tomo mis cosas e inició a vestirme rápidamente con él a mis espalda. Las lágrimas descienden por mi rostro y las seco con coraje mientras ahogo todos los dolorosos sollozos. Estoy por cruzar la puerta de su habitación cuando me detengo y digo lo último que tengo por decir tragando todo mi dolor, un dolor de que estoy cansada.- sólo un favor Alex, no me busques más, evademe lo más que puedas, ignorame, haz como si yo no existiera, porque si lo hiciera depender de mi, no podría.

Me observa sólo unos segundos hasta que yo le doy la espalda y camino hasta salir de aquella casa.

Camino un poco hasta llegar a la esquina misma donde sin poder más, me derrumbó. Me recargo en la pared y dejo que las lagrimas desciendan por todo mi rostro, que mi garganta duela y los sollozos salgan, que mi cuerpo tiemble y mi yo fuerte, aquel que me daba impulso se derrumbe llevándose consigo cualquier esperanza de poder estar con Alex, de que un día vuelva a quererme a su lado, cosa que no pasará.

Felicidades Alex, volviste a destruirme, sólo como tu sabes hacerlo.

El suplicio de BaileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora