Miedo

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La alarma suena y de inmediato la apago. Reviso el celular y no hay llamada alguna de Alex.

Voy al baño para ducharme y me detengo en el espejo para observar mis ojeras. Intentando evadir los pensamientos de la llamada de anoche, me meto a bañar.

Observo el jabón en mi cuerpo siendo removido por el agua y las escenas de Alex golpeando a Jack me invaden, veo el rostro de Jack ensangrentado y a Alex golpearlo sin compasión hasta verlo inconsciente. Ahogo los sollozos e intento tranquilizarme. Se supone que Alex debe estar mejor y que no tiene ataques, no entiendo porque debería de tenerle miedo.

Termino de ducharme y tomo mi teléfono para ver un par de llamadas de Alex. Inicia a sonar en mis manos y me sobresaltó dejándolo caer al piso. Vuelvo a tomar el teléfono y observo su nombre. Indecisa le cuelgo y cierro mis ojos con fuerza.

Confío en Alex, pero la idea de saber que supuestamente debería estar mejor con la terapia y todo lo que pasó, pero que muy a pesar de eso parezca seguir teniendo episodios me preocupa, y aún más el saber en los problemas en los que Jack puede meterlo.

-¿Qué mierda hiciste Alex?- digo para mis adentros mientras mi celular vuelve a sonar, y yo vuelvo a colgar.

De inmediato los mensajes inician a llegar y no sé que mierda estoy haciendo.

Abro los mensajes y mi boca se seca.

"¿Bailey estás bien?", "¿te extraño?, "olvide por completo avisarte, tenía muchos pendientes", "¿Bailey estás bien?", "¿por qué no respondes?", "¿Te hicieron algo?", "Bailey responde por favor que me estoy alterando", "¿Qué carajos está sucediendo?", "Ya mande a alguien a revisar si estás bien", "Mierda, responde Bailey por favor", "¿Qué está sucediendo?"...

Son los mensajes que me han llegado, y escribiendo.

Mi piel se eriza al leer "Ya mande a alguien a revisar si estás bien" y me siento como la peor prometida. Estoy por responder los mensajes pero en vista de que no dejan de llegar más, decido apagar el teléfono.

Me visto y bajo a la cocina a ver si hay algo de desayunar, pero es todo lo contrario, solo hay una alacena con frascos vacíos y un refrigerador casi igual, así que ir al súper se convierte en mi distracción de hoy. Tomo las llaves del auto pero de inmediato recuerdo el mensaje de Alex y se que tiene GPS el auto, aparte, seria más torura para él, y no lo quiero así. Sólo necesito pensar en cómo hablar con el sin poner en riesgo a Jack, y sin ponerme en riesgo a mi. Yo creía conocer a Alex, pero una noche me dejó luego de tener sexo, cambiando toda mi perspectiva sobre él. Yo creía saber quien era Alex, pero hoy creo no saber nada de él.

Salgo de casa y tomo el primer taxi que se cruza en mi camino para ir al supermercado y hacer mis compras.

Voy por cada pasillo observando y tomando productos, leyendo etiquetas absurdas sin saber siquiera el porque, pues a pesar de todo, me voy a comer las cosas.

Voy el área de carnes y cuando estoy viendo los precios siento una mirada sobre mi. Observo discretamente a mis costados pero no hay nadie, así que vuelvo a mirar el filete en mis manos. Vuelvo a sentir la mirada y mejor me voy a el área de lácteos. Finjo examinar los productos cuando un cosquilleo extraño hace acto de presencia en mi estómago. Trago grueso y tomo mi carrito para ir a la caja buscando guardar la calma. Siento nuevamente la mirada en mi nunca pero cuando volteo a mis espaldas no hay nadie. Acelero el paso por los desolados y solitarios pasillos, escuchando el rechinar de las llantas del carrito, y mis pisadas más las de alguien más. Mi respiración es inestable y mis manos tiemblan y sudan. Siento el pasillo eterno y justo cuando creí haber salido, me topó con uno aún peor. Escucho las pisadas como si de un jodido terrorista se tratara y lanzó el carrito a mis espaldas en un intento de bloquear el paso para quien sea que me persiga. Acelero el paso cuando escucho como detiene el carrito y ahora viene hacia mi con él en manos. No me atrevo a voltear, sólo corro. No tengo voz para gritar, ni velocidad para correr. Freno en un costado del pasillo y voy a otro sintiéndome aún más acorralada. El recibido de las llantas aumenta y mis pies su velocidad también. De la nada todo parece haberse detenido y yo también lo hago. Observo para ambos lados y cuando estoy por ver a mis espaldas, alguien tapa mi boca dejándome sin habla. Intento desesperada quitar su mano de mi boca pero su fuerza solo aumenta y hace que mi cabeza se sienta presionada. Intento gritar pero no puedo. Lo rasguño y pataleo, pero es inútil, su fuerza es mayor, él me ya ganado.

El suplicio de BaileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora