Pintura

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Alex detiene la moto y de inmediato distingo el lugar, el mismo lugar al que venimos la primer vez que viaje con él en moto. Lo observo a mis espaldas amarrar los cascos a la moto y su rostro se ilumina al verme.

-¿Será que el señor Alex sigue teniendo buena condición?- antes de permitirle decir algo me tiro a correr entre el gran pastizal y escucho a Alex a mis espaldas, continuó corriendo y riendo hasta que no lo escucho más y me detengo en seco.

-Alex- los nervios se ponen de punta y mantengo el control mientras grito su nombre.- ¡Alex!

En solo segundos alguien me toma de l cintura y me hace girar. Escucho sus carcajadas y me tranquilizó.

-¿Me buscabas, bonita?- al fin me baja e intenta besarme pero me volteo a un lado para no permitirlo. Siento su mano en mi mentón y me hace observarlo. Atrapa mis ojos y me siento a su merced.- no tienes idea de cuanto deseé estar aquí, contigo, de volver a sentir tu calor, y probar el sabor de tus labios, escuchar tu voz, todo, extrañe todo de ti.

-No fuiste el unico- me acerco a sus labios para besarlo y justo cuando estoy por tocarlos, sale corriendo.

-¡No será tan fácil!

-¡Oh claro que si!- corro detrás de él hasta salir del largo pastizal. Lo observo venir hacia mi con un cuaderno y lápiz entre sus manos y mi corazón late con fuerza al recordar sus dibujos y pinturas.- ¿aún pintas eh?

-Correcion, aún te pinto, y si me lo permites, quiero hacerlo hoy también.

-Con gusto- levanto mis cejas de manera pícara.

-Creeme que también te retratare asi- continúa con mi jugueteo y me acerco a los pastizales, como aquella vez. Me giro para observarlo, pues yo estoy de espalda y lo veo concentrado, con uno de sus lápices en la boca mientra hace extrañas muecas y su cabello cae un poco sobre su rostro. Este hombre es gloria pura. Me descubre acosandolo y de inmediato me volteó para disimular.- Ya termine, pero aún no puedes acercarte.

-Eres rapido- digo desde donde estoy.

-Conozco muy bien tu cuerpo, y a este lugar- se acerca a mi y me abraza por la cintura.- quiero dibujarte en otro ángulo, pero para eso necesito que sostengas algo en tus manos y estés frente a mi.

-Claro- me giro entre sus brazos y estiro mis manos.

-Pero con los ojos cerrados, y el reto es que no tienes que abrirlos, para nada, o arruinaras el dibujo.

-¿Es algún bicho?.

-Se cuanto los odias- acaricia mi mejilla con ternura.- no te haría eso.

-Confio en ti- sonrió ampliamente, cierro mis ojos y estiro mis manos. Dejo que acomode mis manos, flexionando mis codos y dejando la palma de mis manos hacia arriba a la altura de mi busto.

-Bien, pase lo que pase no abras los ojos, ¿okey bonita?- asiento y planta un beso en mis labios que me hace sonreír. A los pocos segundos siento algo sobre mis manos y me quedo completamente quieta, se que no es bicho, pues no se mueve y Alex sabe cuanto los detesto, no creo que quiera verme molesta.- de acuerdo, ahí quédate, yo iniciare a pintarte en oleo, así que no te muevas, tardaré un poco, pero prometo compensarlo.

-De acuerdo.

-Y si necesitas algo, solo grita mi nombre pero no abras los ojos.

-Esta bien hombre mandón, ve a lo tuyo- escucho sus pasos cesar y se que ya esta pintando. Me quedo quieta por un buen rato, hasta que me inicio a cansar de estar parada, pero no le digo nada porque se que se desconcentraria y no quiero eso.

-No puedes abrir tus ojos aún, solo quiero que escuches antes de que prosiga- asiento en silencio y siento como sus manos acunan mi rostro.- hace un par de años mi vida era un asco Bailey, puedo decir que era una total mierda, tanto yo como mi vida, las chicas eran sólo objetos, intentaba sentirme bien con alguna pero sólo me sentía más vacío y culpable por el daño que les causaba, y se que sin ti llegando a mi vida, no sería quien soy ahora, no me sentiría como ahora, y no estaría, temblando y sudando en este momento, porque eso y más causas en mi, me haces sentir jodidamente bien, pero temo Bailey, temor perderte y no ser lo suficiente para ti...

-Alex...

-Escucha, solo escucha- asiento y lo dejo continuar mientras mis manos sudan y mi corazón se dispara de manera sorprendente.- hiciste que mi vida tomara otro sentido, hiciste que me gustara tener la casa limpia, y limpiarla, porque sabía que después de eso estarías tan cansada que luego de ducharte te tirarias en el sofá a ver tu película favorita, misma que vi montones de veces y sólo porque era tu favorita, pero jamás lo dije, amaba verte dormir, y aún lo amo, amo verte cocinar mientras hago el café o viceversa, amo verte reír y sonreír, amo saber que eres feliz con cosas tan sencillas y que me permites ser parte de tu felicidad, de tu mundo, hace años no creía en el amor, eso me parecía una porquería, pero ahora me parece triste aquel que se va sin amar, porque se que tienes idea de lo bien que se siente amar y ser amado. Literalmente cambiaste todo Bailey, y no solo en mi, cambiaste la vida de muchos a tu alrededor, porque detrás de cada acción que yo hago estas tu como motivación, y se que la vida de mis abuelos, mis padres, de Theo, tu madre y Jack no son las mismas luego de tantas cosas que sucedieron, y no me quedo con el crédito, ni mucho menos porque hice justo lo que tu hubieras hecho, y lo que haces, lo haces porque te hace ser feliz, y sólo a tu lado comprendí que es darlo todo por alguien sin miedo a perder, que es lo mutuo y que son los verdaderos temores.- Las lagrimas inician a caer de mis ojos e inició a temblar de la emoción.- ahora, a mi me toca cumplir mis promesas, y hacerte cuán feliz sea posible, por eso Bailey, abre tus ojos.

Lo hago y observo en mis manos una pequeña cajita antigua de terciopelo azul con un precioso anillo en ella.

-Alex- los temblores aumentan y me quedo sin respiración deseando que esto de verdad esté sucediendo. Alex toma la cajita y se inca frente a mi.

-Por eso, hoy Bailey Copper, la única mujer por quien estoy dispuesto a todo por verte feliz, quiero pedirte que hoy seas mi esposa y me permitas ser el hombre más feliz del maldito mundo, ¿aceptas?.

Las lágrimas no dejan de correr por mis mejillas y los sollozos no me dejan hablar. Esta sucediendo, Alex esta cumpliendo su promesa, Alex me está pidiendo matrimonio.

-Claro que acepto- me abraza con fuerza y me levanta para hacerme girar. Nos detenemos y lo beso con pasión y amor. Me separo de él y lo observo con el amor más puro con el que dos seres pueden observarse.- te amo tanto Alex, que no tengo siquiera palabras para explicarte lo que siento.

-No las necesitas- me vuelve a besar y luego se separa un poco para poner tembloroso el anillo en mi dedo.- mi prometida es la mujer más preciosa que puede haber.

-No seas mentiroso- achico mis ojos.

-No estoy mintiendo- planta cortos besos en mis labios y me continúa observando, deseando que sea eterna, y yo deseando que él sea eterno.

El suplicio de BaileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora