La visita

841 70 16
                                    

Alex

Bajo del vuelo en los Ángeles y después de tomar mis maletas me dirijo a un hotel a dormir un poco y ducharme.

Luego de tomar un largo baño y dormir, la alarma suena y me levanto al instante para prepacar mis cosas. Abro una de mis maletas y saco unos guantes de cuero negro los cuales guardo en el bolsillo de mi chaqueta, tomo la dirección de el lugar al que tengo que hacer mi primer parada a comprar algunas cosas, y salgo del hotel.

Camino un poco bajo las calles que están oscureciendo hasta que llegó al lugar, toco la puerta y luego de que alguien me observa del otro lado, la abre un poco dejando salir solo su mano con lo antes pedido, lo tomo y le doy el dinero el cual cuenta para luego cerrar la puerta, guardo lo que me dio y me dirijo al hospital donde antes trabajaba Bailey. Observo a lo lejos a Jack salir y con cautela me pongo los guantes, lo veo caminar calle abajo y lo sigo con discreción. Me detengo cuando el lo hace y me percato de que llego a su auto, sin más que esperar, me acerco aprovechando que esta acomodando algo en su cajuela, y me pongo detrás de él.

Se voltea temeroso y lo observo sin expresión alguna en el rostro. Mi sangre inicia a hervir y el coraje nace en mi.

-¿Alex?- traga grueso.

-Hola, Jack.

-¿Qué quieres?, pensé que tendrías suficiente al haberte quedado con Bailey, y sabes que, hiciste bien, me quitaste un peso de encima, ya me tenía harto con sus problemas mentales- cierra la cajuela y no despego los ojos, a ninguno de sus movimientos, se recarga en esta y me observa con superioridad.- ¿a qué vienes Alex?, ¿o debería decirte enfermo?.

Meto la mano a mi bolsillo y me pongo la manopla que anteriormente compré. No puedo dejar que Bailey vea mis nudillos dañados pues de inmediato las sospechas crecerán en ella. Agradezco que Jack dejara su auto en una zona oscura y donde no hay cámaras de seguridad.

-Espero y nadie te esté esperando esta noche en casa- le doy el primer golpe y lo veo tambalear, me espero a que se recupere para que observe el siguiente golpe.

-No debiste hacerlo Alex- intenta tocarme pero de inmediato lo tomo del cuello de su sudadera y lo dejo caer de espalda sobre su auto. Continuó golpeándolo sin control. Mi sangre hierve, mi cuerpo está tenso, mis dientes rechina de lo apretada que está mi mandíbula, y din saber porque, disfruto ver a Jack perder el movimiento poco a poco. Cuando veo que no puede defenderse más me acerco a su oido y escucho su respiración temerosa.

-Escuchame con atención Jack, voy a pedirte un par de cosas que te conviene hacer, primeramente, no te vuelvas a acercar a Bailey, para absolutamente nada, número dos, vas a olvidarte de ella te cueste lo que te cueste, número tres, vas a guardar silencio y decir que te intentaron asaltar, porque si mi nombre o lo sucedido sale de tu boca, te vas directamente preso por agresión a una mujer, y ya sabes, me refiero a Bailey.- lo alejo de mi y sólo puedo ver como la sangre distorsiona su rostro más los golpes.- Haría cualquier cosa por mi chica Jack, cualquier cosa.

Le doy los últimos golpes hasta dejarlo inconsciente y con cautela lo muevo cerca de la puerta del conductor, le doy el último vistazo y me voy de ahí con las manos en la chaqueta. Me quito los guantes y el arma y los dejo ahí para continuar caminando entre la oscuridad, por callejones sin cámaras o siquiera personas, y así hasta llegar al hotel. Lavo los guantes, la manopla y la chaqueta, para luego salir del lugar. Camino un poco hasta detenerme en el mismo lugar donde ante obtuve el arma. Toco a la puerta y luego de observar de quién se trata vuelve a sacar la mano y le entrego la manopla.

-Espero y te funcionara.- asiento para luego partir de ahí e ir al aeropuerto y verme con mi mánager para juntos viajar a NY en el jet que consiguió.

-Buenas noches señor Lanver- es lo primero que dice mi mánager al verme.

-Buenas noches Alfred- le doy una sonrisa fugaz para subir al Jet y partir a NY, sin culpa alguna.

Mis palabra viajan una y otra ves por mi cabeza y sin duda alguna lo daría todo por Bailey.

Bailey

Doy vueltas de un lado a otro de la cama deseando que Alex esté bien pues no e recibido llamada alguna de él, o siquiera un mensaje. Tampoco ha respondido mis llamadas y eso me inicia a preocupar.

Me pongo de pie y me lavo la cara para relajarme un poco pero los nervios me ganan. Siento un mal presentimiento y temo que sea en torno a él.

Vuelvo a la cama e intento leer algo en espera de alguna noticia, sin emabrgo mis párpados se vuelven pesados hasta el punto en el que no los puedo más.

Mi teléfono suena y exaltada lo tomo para responder de inmediato.

-Bailey- alguien me llama del otro lado, entre susurros y respiraciones inestables.

-¿Quién es?- observo el número con la vista borrosa y reconozco los últimos dígitos del numero de Jack.- ¿qué mierda quieres Jack?

-Bailey, él me hizo daño.

-Jack, tus problemas ya no son de mi importancia, hiciste algo muy malo maldito imbecil, algo que no debiste hacer.

-El es el problema.

-Jack no te entiendo nada, ¿estás borracho?- escucho quejidos y esto debe ser una broma.- ¿estás borracho Jack?

-Alex, Bailey- mi corazón se dispara al escuchar su nombre y mis nervios vibran bajo mi piel.

-¿Qué con Alex?- el silencio abunda del otro lado más muchos quejidos e inició a suponer lo peor. Las lágrimas se forman en mis ojos y tiemblo sin tener respuesta alguna, a punto de perder el control.- ¡¿Qué mierda pasó con Alex?!

-El es un peligro Bailey, Alex... Alex me golpeó hasta quedar inconsciente.

-No, no, él está en Nueva York- limpio las lágrimas con coraje, no puedo creer que luego de todo lo que Jack nos hizo quiera joder más.

-Bailey, Alex vino a mi trabajo a golpearme.

-Eres una mierda Jack, jodete.- estoy por colgar cuando su pregunta me detiene.

-¿Acaso te ha llamado o has tenido noticias de él?- rie a lo bajo cuando escucha mi inestable respiración- yo sé que no Bailey, ¿sabes por qué?, porque ese enfermo vino a amenazarme.

-No pudo haber sido él- musito en un hilo de voz con las lágrimas corriendo por mi rostro.

-A veces, nadie es lo que parece, Bailey...

El suplicio de BaileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora