Cambio de turno

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Alex

¿Qué pasa cuando tu concepto de felicidad jamás cambia?, ¿Qué haces cuando aquel concepto es y será siempre con la misma persona?, ¿Cómo combates tus miedos sólo para estar con aquella persona?, pero peor aún ¿Cómo llevas todo lo anterior a cabo cuando esa persona está con alguien mas, teniendo otro concepto de felicidad junto con él?.

Entierro mis uñas en la palma de mis manos cuando recuerdo el rostro de ese imbécil, y peor aún las marcas que dejo en el brazo de Bailey.
Juro que cuando salga de este lugar lo primero que haré es partirle la cara.

-Alex- mi mirada vuelve al doctor frente a mi- Te pierdes Alex.

-Estaba pensando en cosas irrelebantes- miento mientras observo como las uñas abrieron mis palmas.

-¿Hace cuánto que no tomas tu medicamento Alex?- desde el puto momento en el que ella lo vio con amor y me di cuenta que mi motivo para seguir ya era motivo de alguien más.

-Hace dias- observo la ventana.

-Mientes- lo observo extrañado.- lo que pasó el otro día Alex, tenías años que no lo hacías.

-Fue un episodio de furia solamente.

-Que te llevo a la autolesion- observo mis nudillos moreteados y aún abiertos.- ¿Qué está detrás de todo esto Alex?, hace semanas pintabas a una preciosa chica en tus caballetes, y hoy golpeas las paredes.

El problema es que esa chica ya no está más en pinturas, ahora está frente a mi, latiendo, y sonriendome como si nada a nuestro alrededor pasará. Ese es el maldito detalle, que dejo de ser una pintura para ser real.

-Las cosas cambian, a veces uno se cansa de pintar lo mismo todo el tiempo, ocultando el deseo de tenerle cerca.

-¿Tu y esa chica....

- No le importa eso- lo detengo de inmediato.

-Bueno- inicia a escribir en mi expediente- en vista del éxito obtenido, no me esperaré ni tendré paciencia o tolerancia Alex, por lo tanto tendrás a alguien que se estara asesorando de ti y de la toma de tus medicamentos, no será la misma persona por razones obvias, pero si abra alguien al pendiente de ti.

-No soy un niño, y tampoco alguien de terapia intensiva- dejo caer mis manos sobre el escritorio.

-Lo se- toma si carpeta con mi expediente- eso es lo que más me preocupa.

Dicho esto, sale del consultorio para dejarme sólo. Me tiro sobre la silla y jugueteo con mis labios mientras intento buscar una maldita solución a todo esto. ¿Por qué Bailey, por qué simplemente no pudiste odiarme como el resto de personas?, ¿por qué me permitiste amarte como nadie nunca?, ¿por qué me amaste e hiciste sentir vivo si sabías que no soy lo mejor para ti?.

Bailey

Mi teléfono inicia a soñar sobre la mesa de noche y saco mi mano de las calientes sábanas que me cubren para tomarlo a lo torpe pero no lo encuentro.

-Puta madre- escucho como de cae y sin ánimos de salir de mi cama, lo dejo ahí. Al cabo hoy es mi día de descanso, sería ilógico que me llamen.

Vuelve a sonar el teléfono y eufórica me deslizó por la cama hacia la orilla para tomar el teléfono.

-Bueno- respondo molesta.

-Buenos días señorita Copper- reconozco la voz de la coordinadora y la pena me invade.

-Bu... Buenos días.

-Espero y no molestar con mi llamada-  disculpa no aceptada, cagaste todo mi sueño y en día de descanso- sin embargo tenía que llamarle para comunicarle que por un tiempo indefinido sus horas de labor serán por la noche.

El suplicio de BaileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora