Una vida sin ti

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Inicio a llamarle pero siguebsin responder, intento no negarme por la prepotencia y respirar pero cada vez me desespero más y más. Busco localizar su teléfono y es imposible, rompió todo vínculo conmigo. Llamo a quien me podría ayudar en este momento y escuchar su voz me alivia un poco.

-Alex, ¿qué sucedió?, ¿por qué te escuchas tan agitado?

-Bai...- intento hablar pero el nudo en mi garganta me gana.

-¿Que sucedio con ella?, ¿están bien?

-Se fue Jen, Bailey se fue y no puedo localizarla, no se a donde va, en donde está yo solo...

-Alex respira por favor, piensa en los lugares a los que iría, ¿tiene algún familiar cercano a ella o algo?

-Su madre.- abro la puerta con propósito de salir a buscarla cuando todo a mi alrededor se congela. Observo a Jack frente a mi, con un arma en mano mientras me señala. Retrocedo mientras levanto mis manos.- Jack por favor, no es momento, Bai... bailey...

-¿Laex que sucede?, ¿Alex que mierda está pasando?- escucho a lo lejos a Jen mientras tiemblo de miedo.

-Me quitaste lo que más amaba Alex.

-¡Jack!- grito en cuanto el sonido del arma me aturde.

Bailey

-Gracias.- agradezco a la chica de la taquilla por mi boleto el cual escogí al azar, no se a donde ir, solo se que a donde sea que vaya será lo mismo, en ni una parte tengo oportunidad a menos que yo la construya.

Voy a hacer el papeleo para mi check in. Observo mi mano y mi corazón se estruja al recordar el anillo en esta. Mi vista se nubla e intento controlar mi respiración. Observo mi reloj y veo la hora. ¿Quien diría que hace unas horas estaba buscando en internet modelos para mi vestido y ahora estoy por viajar a Marruecos, sola, sin prometido ni esposo?.

Estoy por terminar los trámites cuando un mal presentimiento se asienta en mi estomago. Los vellos de mi cuerpo se erizan y mi respiración se agita. Me tomo fuerte del despachador y una de las trabajadoras me observa extrañada.

-¿Señorita se encuentra bien?.- asiento.

-Creo que mi presión se bajó.- observo como llama a los de migración pero eso no me importa, estoy concentrada en lo que estoy sintiendo. Me siento débil y con un hueco horrible en el estómago, unas náuseas horribles llegan a mi y corro al baño para vomitar. Entro lo más rápido que puedo y lo dejo salir. Me tomo fuerte de las paredes del pequeño cubículo e intento respirar para tranquilizarme.

-¿Qué mierda?- musito para mis adentros. Cuando me siento un poco mejor, salgo y lavo mis manos, voy a donde mis maletas cuando un par de hombres me detiene los observo y se de que se trata.

-Tendra que acompañarnos señorita, es por aquí.- asiento y los sigo algo nerviosa, se que no tengo nada que ocultar pero mi comportamiento es sospechoso y más si es en la zona de check in. Me inician a preguntar hacia donde viajo y porque, si alguien me espera del otro lado, si tengo trabajo aquí, si estoy casada o con hijos y al negar a todo solo levanto más sospechas.

-¿Sabia qué usted es sospechosa ante tanta respuesta negativa?

-Solo quiero salir de aquí, mi prometido me acaba de engañar, ¿usted sabe lo que es sufrir por alguien durante años, para que todo termine así?, solo quiero alejarme de todo lo que me recuerde a él, de él incluso.

-¿Puede brindarme el nombre del chico por favor?.- asiento y lo con un nudo en la garganta lo hago. Observa la computadora un tanto sorprendido.- ¿Estamos hablando del señor Alex, el artista?

Asiento mientras el parece verme aún más sospechosa.

-Señorita, tengo que hacerle esta pregunta por regla, pero... ¿el le hizo algún daño?

-No- contesto de inmeadito.- nunca me puso una mano encima, incluso me protegía de quién quisiera hacerme algo.

-Entonces pasemos a su equipaje, lo revisaremos.

-Esta bien, no tengo problema alguno.- observo como revisan mis cosas mientras ese presentimiento continúa. Escucho mi celular sonar una y otra vez y mi estado empeora.

-Disculpen, ¿puedo atender la llamada?.- los agentes se observan entre sí y uno se acerca a mi con el celular.

-Tendra que ponerlo en altavoces asiento y observo muchas llamadas perdidas de un número desconocido, respondo y pongo la llamada en altavoz al instante.

-¿Bailey?

-Ella habla, ¿quién la busca?

-Soy Jen Bailey... soy la amiga de Al... de Alex.- su voz suena agitada y ahogada cosa que me pone a temblar.

-¿Que sucede?, ¿qué le pasó?, ¿está bien?

-Bailey tienes que venir de inmediato.

-No... no puedo, tienes que decirme que sucedió por favor, ¿dónde estás?, ¿está contigo?.

-Bailey...- solloza.- Alex está en urgencias, le dispararon.

Mi mundo entero se detiene a mi alrededor. No hay más policías, no hay más sonido de aviones, no hay nada mas que Alex en mi cabeza. Suelto el teléfono mientras me quedo estática, las lágrimas salen al instante y estoy por caer cuando uno de los agentes me sostiene.

-N... no, ¡Alex no!.- intento buscar una salida pero me detienen, toman el celular de mi mano y no escucho nada, solo busco una salida, observa los agentes intentar calmarme pero no escucho nada. Uno de ellos observa a los otros y asienten.- Dejenme salir por favor, necesito verlo, quédense con el equipaje, con todo, no tengo nada de valor, pero por favor déjenme ir.

Uno de ellos gira la pantalla de su computadora y observo la noticia junto con una fotografía de Alex en una camilla.

Me dan mi equipaje y guardo todo sin mirar atrás, corro por todo el aeropuerto hasta encontrar un taxi, a como puedo le doy las coordenadas mientras escucho como mi celular suena y vibra, lo infinito mientras ruego que él esté bien.

Soy tan estúpida, no pude siquiera escucharlo, no quise escucharlo, me nuble por mi orgullo, y ahora probablemente nunca pueda volverle a escuchar o a ver.

El taxi llega y de inmediato me bajó de este con mis cosas, entro a toda prisa en busca de Jen pero no veo a nadie.

-Disculpe, el paciente Alex.- pregunto desesperada.

-Esta en zona de shock.- pierdo el equilibrio e intento sostenerme de todo. Mis piernas no responden, mi ser esta adormecido, mi vista nublada, no escucho nada más que a mi corazón dando vuelcos sorprendentes.

A como puedo me pongo de pie y sin maletas ni nada que me estorbe corro al pasillo de sock. No hay nada más que imágenes de él, de su sonrisa, de su cabello, de su olor, de su calor, no hay anda más que su voz, sus ojos, si esencia en mi mente. Mientras más me acerco siento un vacío asfixiante en el pecho hasta que llegó, corro con más fuerzas cuando soy detenida

-Señorita no puede entrar ahí.- varios enfermeros me detienen. No puedo gritar, ni formular palabra alguna solo lloro y me intento safar, estoy desconectada, vacía.

-Bailey.- escucho su voz y la observo.

-Mi Alex- me tiró en sus brazos y lloró sin control alguno. Con el corazón en la mano y el alma echa pedazos....

El suplicio de BaileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora