La historia

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Y justo como lo pensé. Estoy aquí, frente a la entrada del café de mis abuelos, las únicas personas que jamás perdieron la fe en mi, quienes seguro me buscaron y tal vez lo siguen haciendo hasta la fecha.

Con seguridad me bajo de la moto para adentrarme en el lugar, el cual sigue luciendo igual. Tan cálido y rústico.

-Buenos días joven, ¿en qué puedo servirle?- escucho su dulce voz detrás del mostrador y toda mi osadía huye. Me giro poco a poco hasta verle y de inmediato me reconoce. Sus manos inician a temblar, sus ojos se llenan de lágrimas y su pecho sube y baja- A.... Alex, eres tú.

Corre a abrazarme y no tardó en reducirla entre mis brazos. Un de su rostro en mi cuello y escucho sus sollozos.

-¿Qué está pasando aquí...- mi abuelo quien se ve más viejo, pero sigue siendo alto y fornido, traga grueso al verme. Su seño de dureza se hablanda al verme.- Alex hijo.

-Hola, abuelo- me acerco a él en espera de su reacción la cual tengo vista como un apretón de manos y una palmada en la espalda, o eso creía. Sus tembloroso brazos se extienden y titubea en hacerlo, pero sin más que esperar lo hace. Me acoge entre sus brazos y a pesar de ser extraño pues jamás fui abrazado por él, o por mi padre, hoy en día estoy entre sus brazos.

-¿Dónde estuviste Alex?, te buscamos junto a una muchachita preciosa su nombre es...

-Bailey- me separo del abuelo quien limpia sus lágrimas a la discreta.- Ese es su nombre, Bailey.

-Oh sí, ella, una joven preciosa por cierto Alex- lo se abuela, lo sé.

-Nunca vuelvas a desaparecer así Alex, por favor- me pide mi abuelo y mis ojos ahora caen en él. Su mirada junto con la de mi abuela brillan en alivio y cansancio.

-Vengan aquí- los vuelvo a abrazar a ambos siguiendo mis impulsos. Sintiendo y bañándome en su calor, en el caluroso amor de una familia.

Luego de varias risas y café llega aquel punto de la conversación que tanto temi.

-¿Dónde estuviste Alex?- pregunta con perseverancia mi abuelo Carl's.

-Tengo que hablar de algo antes de decírselo, es para que entiendan donde estuve y porque.

-Claro Alex, te escuchamos- ambos se toman de las manos sin dejarme de observar.

-Estuve muchos años aquí, pero no volví a visitarlos después de que mis padres me correrán de casa, estaba lleno de coraje, odio, hacia toda la familia, hacia todos, pues yo pensaba que lo sabían pero nunca hicieron nada, ahora se que si lo hubiesen sabido antes me ayudarían.

-Y así es, nosotros no sabíamos nada al respecto hasta que desapareciste por completo.

-Lo sé abuela, y abuelo, gracias- les doy una fugaz sonrisa- mi odio de convirtió en desprecio y furia, desprecio hacia mis padres, y furia hacia todo, era como si no tuviese explicación aquello que sentía, los años pasaron y me convertí en un asco de hombre, inicie a rentar una habitación de mi departamento a chicas sólo para follarmelas luego de que me tuvieran confianza, sin embargo todo cambio cuando una chica cruzo esa puerta, con sus brazos llenos de cajas hasta impedir verle bien, son quererlo cambiaría todo, absolutamente todo, desde el primer momento limpio el lugar, le dio luz y no necesariamente por abrir las cortinas, mis planes con ella eran iguales que con el resto, o eso creía, hasta que un día me pidió pintar la para guardar el secreto de que yo pintaba, y así fue, no había hecho retratos sólo paisajes, y mientras la pintaba me di cuenta que evadir, algo, sus ojos, su mirada, me costaba tanto trabajo pintarla, tenia algo que me atemorizaba, algo que no quería ver, algo que me hacía sentir diferente, y eso no me gustaba, sin así quererlo, se convirtió en mi prioridad, ella se convirtió en mi pensamiento diario, creí que sólo era tensión sexual pero nunca me sentí capaz de tocarla, fue cuando comprendí que ella no está solo sexo, y que lo que sentía era algo más allá de una curiosidad, de un cariño. Paso poco tiempo para que se convirtiera en aquello que más me gustaba retractar, tenía miedo de tenerla lejos pero también cerca era las a todo lo que me hacía sentir, no toledana verla con otro hombre, me anfuresia, y esa furia volvió pero ahora en torno a ella, mis emociones eran muy intensas, y descontroladas, no sabía que me pasaba hasta que fui a checarte con miedo a que fuese lo mismo por lo que me aleje de mi padre, y así fue, sin embargo esta vez, yo estaba consiente de todo, de sus consecuencias y del daño que podía hacer.

-Transtorno del límite de la personalidad- Carl's me observa aterrado.

-Así es, amaba tanto a Bailey que estaba dispuesto a salir de su vida con tal de no hacerle pasar lo mismo que mi padre a mi madre y a mi, no quería una vida llena de impulsos, episodios, medicamentos, citas con el psicólogo y demás, no para ella, así que inicie a hacer mis planes, repare errores, pedí perdón y perdone, me comunique con un internado psicológico donde podrían ayudarme más bien como un hospital, con el dinero que mis padre guardaban para mis estudios y con ayuda de un abogado pude pagar aquel lugar donde tenía planeado quedarme toda la vida. Cuando todo estaba hecho, llegue a casa ya noche, todo estaba hecho un desastre, yo igual, Bailey avisó el no dormir esa noche ahí, así que aprovechando, temeroso me se te e inicie a escribir mi despedida, pues en mis planes estaba el irme esa misma noche, sin embargo ella volvió y luego de un giro inesperado a nuestros cambios de humor, mientras la tenía a mi lado, trazando círculos en mi pecho, le expliqué mi pasado, y el porque era así, luego de ello, sólo la observe dormir, sabiendo que sería la última vez, me levanté, me vestí, puse todos los papeles que necesitaría a un lado de ella en la cama, luego tome un autobús y vine aquí.

-Lugar donde dejaste tu carta- escucho a mi abuela con la voz quebrada.

-Así es, después de eso, me marché y me interné, por años, hasta que me trasladaron de hospital, y la volví a encontrar, mis sentimientos volvieron, y mis miedos igual, pues día con día me daba cuenta de algo que ya sabía, y es que la amo, sin embargo, durante mi tiempo lejos de ella, y en terapias, me hicieron saber que amar a alguien es muy peligroso y más en mi estado, así como puedo amar, puedo odiar y lastimar, y yo no quiero eso para ella, así que me marché sin siquiera una explicación, simplemente me fui, y vine a hacer algo de mi vida, y a sanar heridas, y entre esos planes, están ustedes, tenía que venir a verlos, a saber de ustedes, y a pedirles una disculpa por todo lo que he hecho.

- No debes de hijo, nosotros lo entendemos, sin embargo, ahora que tocamos el tema de los cambios y el tiempo.- Carl's se remueve en su asiento y mi abuela me observa preocupada- después de que te marchaste, se lo hicimos saber a un par de personas, quienes se sumaron a tu búsqueda, y eso nos unió más, hasta el punto de volver a hacer de este un negocio familiar.

-¿De quién me hablas?- pregunto temeroso de su respuesta.

-Hablamos de...- alguien entra por la puerta y mi sangre se hiela.

El suplicio de BaileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora