Disculpas

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-¿Alex?- me pongo de pie de inmediato, sin poder creer quien esta frente a mi.

-Amor, dejaste la puerta del auto abierta y...- su fría mirada se topa con la mía, convirtiéndose de inmediato en nada más que sorpresa- ¿Alex?.

-Así es, soy yo- mi madre se queda atónita mientras me observa de pies a cabeza.- pensamos que jamás volveríamos a verte.

Me abraza con fuerza y quiero hacer lo mismo, pero todas las secuelas de su abandonó y sus errores vienen a mi.

-Alex- mi padre se pone frente a mi.

-Charls- desvío mi vista.

-Nos tenías muy preocupados- quiero creerlo, pero es casi imposible.

-¿De verdad fue necesario desaparecer para que se acordarán de mi?, porque no se me olvida cuando me corrieron de casa, o cuando me amenazaron de meterme a una escuela militar sino me correría, pero díganme ¿como hacerlo?, si mi madre estaba ebria la mayor parte del tiempo, tú parecía odiarme y más aún cuando llegaste de aquel lugar.

-Asumimos nuestros errores Axel, de verdad.

-Claro que es así madre, claro que ahora los asumes sólo para callarme y no abrir una herida que ya sanaste, una herida que en mi jamás les importó, detestaban mis adicciones, pero nunca se dieron cuenta que ustedes estaban detrás de todas ellas.

-Alex, hijo, calmate- observo a mi abuelo quien busca tranquilizarme, pero es imposible, estuve esperando tanto tiempo el poder decir esto.

-Esta bien papá, tanto Margaret como yo merecemos esto, descuidados de Alex, sin darnos cuenta en la mierda de persona que lo convertiriamos.

-Que me convirtieron, pero para sorpresa mía, entre tantas de sus estupideces hay algo bueno, luego de su gran amenaza, lo daba todo por perdido hasta que llegó a mi vida la gloria hecha mujer, la única persona que me a podido tener a sus pies, pero sabes algo- me acerco a mi padre quien no retrocede- no importa cuando la ame, nunca poder estar con ella, y todo por tu maldita culpa, ¿por qué por tu culpa?, porque gracias a tu estúpido transtorno que ahora vive en mi no me creo capaz de tener una relación de ese tipo con alguien, porque si algo aprendí bien, es que jamás le daré el mismo sufrimiento que Margaret pasó por tu culpa, y jamás tendría un hijo a quien sentenciaria a esto.

Le doy un último vistazo a todos y salgo de ahí antes de romperme.

-Alex espera por favor- Margaret, quien dice ser mi madre me intenta detener- hablemos de esto, con calma, por favor.

-Necesito calmarme, no me es facil ver a las personas que me destruyeron.

Me monto en mi motocicleta y conduzco camino al departamento, las lágrimas se secan conforme el viento golpea mi rostro. ¿Quién diría que buscando salir de una tormenta entraría a otra peor, con el nombre de Bailey?.

Bailey

-¿Depresión?

-Así es señorita Bailey, usted tiene depresión y ansiedad.- musita el doctor.

-¿Por qué no me sorprende?- me recargo en le asiento del consultorio.

-Le recetare algunos antidepresivos y calmantes para la ansiedad.

-¿Y para el insomnio?.

-Yo me encargo- lo observo hacer la receta e intento contener las lágrimas. Sabía que este momento llegaría, pero nunca imaginé que se sentiría tan mal.- aquí está, busque hacer alguna actividad que le guste, algo que la distraiga y le apasione, salir de su zona de confort jamás es malo.

-Gracias.

-Por cierto, ahí también viene el número de un psicólogo muy bueno que está dispuesto a ayudarte.

-Esta bien.- sin más que decir me pongo de pie y luego de pagar, voy camino a la farmacia por los medicamentos. Gracias Alex, por meterme en tu mundo.

Compro los medicamentos y los escondo en mi sudadera junto con la receta. Llegó a casa y me tomo un gran respiro antes de entrar pues se quien está ahí dentro, una persona que no quiero someter a esto, una persona que no tiene porque enterarse de lo que acaba de suceder.

-Oh preciosa Bailey, llegaste- Jack me abraza y me eleva un poco, alegre, mientras yo finjo una sonrisa.- te prepare tu comida favorita así que siéntate que yo te sirvo.

-Esta bien así Jack, no tengo hambre.

-Vamos Bailey, se que tus ánimos son bajos, pero estoy seguro de que vas a poder salir de esta y de muchas más.

Me siento a comer para no levantar sospecha alguna pues Jack es muy bueno en su trabajo, pero el sonreír y mostrar ganas de mejorar las cosas parece hacerlo creer que las cosas van bien, cuando en realidad me estoy cayendo más cada vez.

-Yo lavare los trastes, tú ve a trabajar- me acerco a Jack para detenerlo o se le hará tarde.

-¿Estas segura?- me examina intentando descifrar que es lo que escondo.

-Muy segura mi buen caballero- le doy una corta sonrisa y sus ojos brillan ante esta.

-Me encanta cuando sonríes y se te nota lo fuerte que eres.

-Deja los cumplidos para después o te descontaron de tu salario.

-Claro- me da un corto beso en los labios que me sorprende, se supone que estábamos en un lapso de tiempo neutro, donde esto sólo es amistad.- perdón Bailey, de verdad no fue intencional, me emocioné demasiado.

Me abalanzó contra sus labios e inició a devorar estos. Jack me toma de las piernas y las enreda sobre su cadera, me pega contra la pared y deja mis labios para irse a mi cuello. La respiración, el olor, el sabor de los labios de Alex vienen a mi Pero intento ignorarlo. Dejo que Jack continúe pero el calor de Tyler, su voz sus movimientos, piel contra piel todo viene a mi. Alejo a Jack de inmediato y contengo mi agitada respiración junto con las lágrimas.

-Ti... tienes que irte Jack.

-Bailey- se intenta acercar a mi.

-¡Vete!- lo veo marcharse y yo voy a mi cuarto atónita.- ¡Idiota Alex!.

Golpe la puerta con mi puño y mi resentimiento contra él sólo crece más y más. Antes sólo eran recuerdos y dolor, ahora en insomnio, ansiedad, depresión, ¿qué sigue?, ¿qué mierda es lo que sigue?.

El suplicio de BaileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora