- ¿Enserio sospechas de ella? – pregunto Sara anonadada – tu mismo dijiste que ella estaba durmiendo en su habitación – dijo terminando de comer por completo su helado.
-Si, pero se me hace raro que ni siquiera saliera de su habitación a ver que ocurría – reprocho Noah acomodándose en su asiento.
Era verdad, ni siquiera había asomado la cabeza para ver que pasaba, pero de que se iba a preocupar ella, si la detesta. Pensó Sara. No creo que le haya importado mucho verla ahogada y muerta en la piscina.
-Tienes razón, pero igualmente tiene que entender que yo no soy del agrado de ella – añadió Sara.
-Bueno también hay que tener en cuenta eso, aunque no dejaré de sospechar de ella, aunque no encuentro los motivos para que te haya echo algo así, o acaso, ¿tú le has hecho algo? – pregunto Noah mientras saboreaba lo ultimo que le quedaba de helado.
-Eh... tenemos nuestros roces, pero jamás la toque.
-Ya estoy aquí – dijo Millie sentándose - ¿De qué habláis?
-De nada que te importe cotilla – dijo Noah desordenando un poco el cabello de la niña – creo que ya debemos de irnos.
-Si tienes razón – apoyó Sara levantándose de su asiento.
El trayecto hacia la casa fue divertido para los tres, conversaciones, risas, chistes y muchas cosas más, Sara se sentía tan bien con ellos, los trataba como si fueran de su familia, como si los conociera de toda la vida, Noah era un amor de persona, la entendía y la escuchaba siempre, la respetaba y la trataba como una persona normal no como una simple empleada de su casa, a Millie la veía como a su otra hermana pequeña, tierna y respetuosa, cariñosa a la vez. Se sentía feliz con ellos, se sentía querida, extrañaba tanto a su familia, especialmente a su hermana pequeña, debe de estar aburrida en casa sin hacer nada entretenido. Pensó Sara. Como le gustaría tenerla allí con ella, Noah y Millie, disfrutando de aquel exquisito helado, una ola de tristeza recorrió su cuerpo, pero no lo hizo notar, un vacío que era inexplicable, un vacío que no sabía con que llenarlo.
Cuando llegaron a la casa eran las siete de la tarde, Meryl ya se había ido, tenía cosas también que hacer en su casa, por lo que Sara se encargaría de hacer todo en la tarde.
-Sara, tengo hambre – reclamó Millie entrando a la cocina donde se encontraba ella.
- ¿Quieres que te prepare algo? – pregunto amable Sara.
- ¿Sería mucho si nos prepararas una tarta de chocolate?, hace mucho que no comemos una – se quejó.
-No hay problema, ¿me ayudas? – pidió, la niña solo mostró una sonrisa de felicidad.
-Claro, si me dejas, es la primera vez que hago esto – dijo totalmente feliz.
Después de un rato, Millie se encontraba sentada en la barra comiendo un trozo de tarta, mientras Sara lavaba los objetos que utilizaron.
-Sara – llamó la pequeña.
-Dime.
-Quería darte las gracias por defenderme delante de Cameron, me dio miedo como me miro – detalló la pequeña llevándose un trozo de tarta a la boca.
- ¿Porque te dio tanto miedo como te miro Cameron? – Sara se quedo anonadada, esa voz, la conocía y lo vio parado en el umbral de la puerta de la cocina – contéstame Millie – dijo levantando la voz un poco irritado.
-No hace falta que le hables así – defendió Sara.
-Tu no te metas, el tema es con ella no contigo – la miro unos segundos fulminándola con la mirada, ésta solo callo – dime, contesta, ¿Por qué te dio tanto miedo?
-Porque... - la pequeña no podía articular palabra por la actitud de su hermano.
-Porque Cameron casi la golpea en frente de mí, si no es porque estábamos Noah y yo, quizás lo hubiera hecho – dijo Sara ya irritada por la actitud de Tom ante Millie, quien estaba a punto de largarse a llorar.
- ¿Eso es cierto Millie? – preguntó, Sara lo miro a los ojos, pudo notar en ellos, coraje, rabia y... tristeza.
-Si... y tengo pruebas... - dijo la pequeña levantándose de su asiento, se saco su chaleco y le mostró unos moratones que se le notaban en su brazo, la había apretado tan fuerte que le dejo marcas en su piel.
Tom solo toco un poco su brazo y miro a su hermana, este no dijo nada más y salió como un rayo de la cocina, Sara sabia perfectamente a donde se dirigía, le dio terror en tan solo pensarlo.
-Millie, quédate aquí, ¿de acuerdo? – la niña asintió - ¿me lo prometes? – la niña nuevamente asintió con su cabeza.
Sara salió corriendo detrás de Tom, lo escucho subir aceleradamente las escaleras y ya estando arriba grito el nombre de Cameron, sintió mucho mas terror, apuro su paso en subir las escaleras.
Vio a Tom casi tirar la puerta del cuarto de Cameron y entrar.
- ¿Quién te crees que eres para tratar a mi hermana así? – le grito a la rubia.
- ¿De que estas hablando Tom? – dijo ella haciéndose la victima de que no sabia nada de lo que estaba hablando.
-No te hagas la inocente Cameron, ¿quien te dio derecho de tratar a mi hermana así? ¡¿Dime?! – le grita a Cameron, esta solo lo miraba asustada.
-Si Millie me respetará no habría problemas con ella – detallo esta ya algo irritada.
-Aun así, no te da derecho a tratarla de esa manera – critico – no quiero que vuelvas a ponerle una mano encima, ¿me has escuchado? – dijo tomándola firmemente del brazo que la rubia llego a quejarse.
-Tom – dijo Sara – no es necesario – lo miro a los ojos – tú no eres así.
Este se quedó mirándola unos segundos y luego miro a Cameron que tenia cara de "me va a matar, ayuda" para luego soltarla y salir de la habitación.
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Solo soy una empleada
RomanceSara Hyland una muchacha de veintidós años, humilde, de buen corazón. Ella decide trabajar en una casa de ricos, la casa de los "Hiddleston". Una familia que se deja llevar por la avaricia, las apariencias y la ambición. Jamás pensó que trabajar en...