Capitulo 42

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Cuando ya subió las escaleras, se detuvo en la puerta, ¿Entraba o no entraba?, no había otra opción, tenía que entrar sí o sí.

Soltó un leve suspiro y abrió con cuidado la puerta. Cuando entro en ella, se percató que Tom todavía dormía, boca abajo, con sus manos debajo de la almohada, su rostro relajado, se veía totalmente guapísimo.

Cerro la puerta y camino hacia la cama, se sentó en el borde y toco el hombro de el provocando que despertara. Se sobresalto, giro su cara hacia el lado derecho, para luego girarla hacia el lado izquierdo para encontrarse con el rostro de Sara, quien lo miraba entre tierna y nerviosa.

Refregó sus ojos, todavía tenia sueño, eso se le notaba a kilómetros.

   -Siento despertarte, si fuera por mi te dejaría dormir más – dijo ella mientras se rascaba el brazo – pero tu madre llamo y quiere que vayas al banco.

   -Está bien – murmuro Tom mientras restregaba sus ojos.

   - ¿Quieres desayunar?

   -No gracias... no tengo hambre – respondió él - ¿tú has desayunado?

   -No.

   -Entonces acompáñame al banco y te invito a desayunar – propuso el con una media sonrisa - ¿Qué dices?

   -Entonces acompáñame al banco y te invito a desayunar – propuso el con una media sonrisa - ¿Qué dices?

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¿Escuchó bien?

La invito a desayunar junto a él, fuera de la casa, ¿aceptaba o lo rechazaba? Entonces ahí fue cuando recordó su plan de ayudar a Tom a salir de su trance, esta seria una gran oportunidad que claramente no podía desperdiciar.

   - ¿Lo dices enserio? – puso su rostro de asombro - ¿No te molesta que yo...?

   -No – intervino el – así como vas vestida, está bien, déjame cambiarme y salimos – la quedo mirando – déjame remediar los momentos en que te trate mal.

Ella asintió con la cabeza, se levantó y salió del dormitorio, dejándolo para que él pudiera cambiarse tranquilamente.

Esta iba a ser la primera vez que saldría con Tom a alguna parte a tomar el desayuno. Trataría de llevar a cabo su plan. Le atemorizaba que al final de todo su plan no resultara y ella sea la que va a sufrir las consecuencias, debería irse de la casa, dejar todo, hasta dejar sus sentimientos por él.

Sin sentimientos, no lo podía negar, se sentía atraída por él, le gustaba. Pero le daba miedo decir que estaba irrevocablemente enamorada de él. ¿Estará enamorada? Eso es algo que ella todavía tiene que descubrir con el paso de las horas, días o hasta meses.

El amor llega cuando unos menos lo espera y es el sentimiento mas hermoso que uno puede experimentar ¿o no? Claro que sí, ella no lo experimento, pero el sí.

Llego a la cocina, donde fue a tomar un poco de agua para calmar un poco los nervios.

   - ¿Estas bien? – pregunto Meryl al darse cuenta de la extraña actitud que ella estaba teniendo.

   - ¿Te sientes bien? – ahora le preguntó Sam.

   -Si, solo tuve un leve mareo – mintió – Meryl, tienes que encargarte de la cocina y de la casa por un rato... tengo que salir.

   - ¿Salir? – pregunto Meryl con cierto asombro en la voz - ¿A dónde?

¿Se lo decía o no? Bueno de todas formas igual se va a enterar cuando los vea salir juntos de la casa y llegar juntos, además ¿Qué tiene de malo?, es solo una salida de "amigos".

   -Voy a acompañar a Tom.

   - ¿¡Que acompañaras a quién?! – pregunto un sobresaltado Sam, su cara demostraba como si hubiese escuchado la peor noticia del mundo.

   -A Tom – los miro - ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?

   -Nada – dijo Meryl - ¿y solo lo vas a acompañar al banco?

   -No, también me invito a desayunar.

   -Espera, no sabia que te llevabas tan bien con el hijo mayor de tus jefes – añadió Sam, su rostro tenso, como si estuviera enojado.

   -Voy a ver si está listo – dijo Sara cambiando de tema – nos vemos.

Retrocedió e hizo un adiós con su mano. le había asombrado la actitud de Sam, ¿Por qué su rostro mostraba enojo?

 le había asombrado la actitud de Sam, ¿Por qué su rostro mostraba enojo?

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   - ¿Estás lista? – le pregunto Tom cuando venía bajando las escaleras.

   -Si – sonrió – lo estoy.

   -Vamos.

Los dos subieron al coche de él, se sentía rara, era la primera vez que iba con el en su coche. No sabia de que hablar. Estaba nerviosa y le costaba articular palabra.

   - ¿Dormiste bien anoche? - ¡Mierda! ¿tenía que preguntar eso? De tantos temas para hablar, él decide con empezar con eso.

   -Si y ¿tu?

   -No sentí cuando te fuiste – la miro de reojo mientras conducía – dormí muy bien.

Un leve suspiro salió de los labios de ella, él no sabía nada, no sabía que se quedó toda la noche con él. Una sensación de alivio recorrió su cuerpo.

El coche se detuvo en unos aparcamientos del banco.

   -Voy a recoger lo que ha enviado mi madre, espérame aquí – pidió.

   -Claro – sonrió.

Se quedo sentada en el asiento del copiloto, el coche olía a él, a su perfume.

Tenia miedo de enamorarse de él, de sufrir, de no ser amada. Ahora sentía miedo de perderle y no volver a tenerlo.

Solo soy una empleadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora