¿Estaba hablando enserio?, ¿Él quería enseñarla a nadar? Era lo más hermoso que había escuchado, era hermoso que Tom se dé un tiempo para enseñarla a nadar, que gaste un tiempo en ella.
- ¿Hablas enserio? – pregunto Sara aun tratando de asimilar las palabras de el – no quiero que te enfríes nuevamente por mi culpa, Tom.
-No me voy a enfermar – aseguro el, mientras la tomaba de la cintura y la llevaba más a lo profundo de la piscina.
-Tom, no me quiero ahogar – Sara tenia miedo y no quería soltarse del cuello de él.
-No te vas a ahogar. Confía en mí.
El agua le llegaba justo un poco mas abajo del pecho a Tom, y obviamente a Sara un poco mas arriba ya que era más baja que él.
-Trata de mover tus piernas que puedas flotar – explicaba Tom, mientras poco a poco la soltaba.
- ¡No me sueltes tanto!
-Está bien – carcajeo.
Así estuvieron por mucho tiempo, hasta que por fin Sara pudo nadar sola sin la ayuda de él.
Ella se sintió victoriosa, ahora ya no podría ahogarse. Ya que él se había encargado de enseñarle.
-Has aprendido rápido – dijo Tom cargándola para posteriormente sentarla en la orilla de la piscina.
-Si, pero ahora me estoy congelando.
Este solo río y salió de la piscina, ella se levantó siguiéndolo.
-Toma – Tom le paso una toalla para que se secara.
-Gracias – la tomo gustosamente – ahora no volveré a tener miedo de limpiar la piscina – río.
-Exacto – río junto a ella – tengo que ir a cambiarme y llevar a la invitada de mi madre a dar un tour por la ciudad.
Eso había sido como un balde de agua fría para Sara, ¿darle un tour por la ciudad? ¿ella no podía ir sola?
-Ah... bueno, voy a cambiarme y quitarme el cloro del cuerpo – dijo Sara caminando nuevamente a la casa.
- ¿No te olvidas de algo?
- ¿De qué? – ella dio la vuelta para saber que era de lo que se había olvidado.
- ¿Enserio no lo recuerdas? – pregunto con una hermosa sonrisa en su rostro, Sara negó con la cabeza.
Tom se acerco a ella sonriendo, tomo su rostro entre sus manos y beso los labios de Sara, podía decir que jamás se cansaría de besarlo.
Labios que solo tenía el, la hacían olvidarse de todos los problemas de su alrededor. Mientras ella se sentía de ese modo, él se sentía en las nubes. El miedo esta desapareciendo y solo se dejaba llevar por lo que sentía su corazón, ese corazón que estaba siendo conquistado por una hermosa empleada. ¿hermosa? Eso no lo pensaba cuando ella recién llego, pero el destino es cambiante, te puede traer muchas sorpresas que uno nunca se imagina.
Tom sonrió mientras la besaba y eso termino por derretir a Sara, ¿ella consiguió que el sonriera?
-Ve a cambiarte – le ordeno Sara cuando se había separado de esos labios adictivos – no quiero que te enfermes.
-Por una parte, es bueno – Tom sonrió y deposito un pequeño beso en la nariz de ella, ¿podía ser más tierno? – porque se que tu serias la primera en cuidarme.
Después de esas palabras, Tom se fue dejándola aun perdida.
Lo que Tom había mencionado no era mentira, ella seria la primera en cuidarlo.
Sonrió para sus adentros, su plan cada vez estaba mas cerca. ¿Había logrado que Tom se hubiese enamorado de ella? ¿sería posible eso?
Había sido la mañana más hermosa que había tenido. Aprendió a nadar y poco a poco iba ganando el amor de Tom, ¿podría ser mas hermoso? ¿estaría ya por fin olvidando a Brie?
Miro su reloj, maldijo por lo bajo tenia que ir a la rehabilitación de su hermana y ya se estaba atrasando, primero que nada, tenía que pedirle autorización a la señora Barbara.
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Ocho de la noche y Tom con su querida turista no llegaban, ¿Dónde estarán?
Estaba impaciente sentada echando sus ultimas prendas a sus maletas para luego partir a su hogar nuevamente, suspiro y tiro su cuerpo en la cama dejándolo descansar.
Se sentía distinta, su vida y sus estados de ánimos estaban dependiendo de él, era todo lo que esperaba ¿podrían algún día ser mas que amigos con derecho?, ¿algún día podrían ser novios? Solo el destino era el encargado de responder esa pregunta.
Jamás pensó que llegar a trabajar a la casa de los Hiddleston, le traería demasiadas sorpresas, jamás pensó que se enamoraría, ni menos de la persona más fría y soberbia.
Tom necesitaba a alguien que le de amor, cariño, que realmente lo aprecien. El no era una persona mala, solo que la vida fue muy injusta con él, sufrió y paso por cosas realmente fuertes.
Le hubiera gustado haber estado con él en esos momentos que se encerraba en su habitación a llorar y recordar a su novia. Seguramente no hubo nadie que lo pudiera consolar, de decirle un "todo va a ir bien", "todo pasara". Ella podía agradecer de tener una familia que siempre la apoya y le da el cariño necesario.
Ya no lo soportaba, ¿a que hora llegarían? Tenia que admitirlo, se estaba muriendo de celos, en su mente solo se estaba imaginando las peores cosas.
Se levanto de la cama y salió de cuarto. Miro por la ventana en cuando llego a la sala, el coche de Tom acababa de llegar. Lo vio salir de su coche dando un portazo a este. ¿Esta enfadado?, ni siquiera le abrió la puerta a Emma.
Tom entro en la casa abriendo la puerta bruscamente, ni siquiera saludo a Sara, llego y subió las escaleras para ir a su habitación enojado ¿Qué le ha pasado?
Emma entra por la puerta normalmente, sin ningún rastro en su rostro de estar enojada.
-Hola – saludo la pelirroja.
-Hola - ¿le pregunta o no? - ¿Sabes que le ha pasado a Tom? Parecía enfadado.
-Oh, Tom... solo que lo bese y armo un escándalo por eso, se enfado y me trajo de vuelta – rió como si la situación fuese la más graciosa del mundo.
Ahora era Sara la enfadada, sentía los mimos celos como cuando Edward Cullen se entero que Jacob beso a la fuerza a Bella.
Los celos eran tan intensos que temía que en cualquier momento pudiese lanzarse encima de la pelirroja y arrancarle asquerosa sonrisa.
-Bueno, nos vemos Sara – le dijo la pelirroja y se perdió por las escaleras.
Bueno, Tom estaba enfadado, era mejor no molestarlo. Tendría que irse sin despedirse de él. Suspiro y fue nuevamente al dormitorio, ahora por sus maletas.
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Salió de la casa con sus dos maletas en las manos, mañana nuevamente volvería a hacer lo mismo de siempre, trabajar. Se tenia que ir sola, le aterraba un poco, ya que era de noche, ¿y si le pasaba algo malo?
Camino por la calle, esperando a que un taxi pasara para que pudiera llevarla a su adorable casa. Como no venía ninguno siguió caminando. Seguramente en algún momento ya pasaría uno.
Quince minutos después seguía caminando por las calles, lentamente. Hasta que por fin un coche para al lado de ella, lo miro... ese coche lo conocía.
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Solo soy una empleada
RomanceSara Hyland una muchacha de veintidós años, humilde, de buen corazón. Ella decide trabajar en una casa de ricos, la casa de los "Hiddleston". Una familia que se deja llevar por la avaricia, las apariencias y la ambición. Jamás pensó que trabajar en...