Después de haber pasado absolutamente todo el día juntos, Tom ayudo a Sara en las cosas de la casa, ya que, según él, se sentía mucho mejor.
Compartieron sonrisas y conversaciones, y uno que otro beso. Ambos deseaban y pedían que el día fuera infinito, que solo existieran ellos dos.
Les encantaría tener un mundo donde estén ellos dos juntos, sin maldad, ni gente que los critique por el estar juntos, un mundo puro, lleno de paz y amor. Pero nada dura para siempre, y tenían que despertar de ese sueño, en el que se encontraban sumergidos, en cualquier momento.
-Jamás pensé que fueras tan gracioso – le dijo Sara a Tom, mientras el la dejaba en la entrada de su dormitorio.
-Hay cosas que todavía no conoces de mi – el sonrió tomándola delicadamente de la cintura para a traerla hacia él, y depositar un tierno y dulce beso en sus labios – ahora te voy a dejar descansar.
-Gracias – carcajeo Sara, provocando que sus mejillas se tornaran de un intenso color rojo. Tom no perdía ningún detalle que mostraba el rostro de ella – tú también ve a descansar, trabajamos duro hoy.
-Si, nos vemos – Tom le dio un corto beso en los labios de Sara para ahora si abandonar la habitación de ella.
Ella se coloco el pijama y se dejo caer en la cama para poder descansar.
¿Qué pasaría ahora?, ¿podrá haber algo entre ella y Tom? Bueno ella no lo podía decidir, sino el destino, quien era el encargado de todo eso.
Ya no lo podía negar, estaba totalmente enamorada de Tom, aunque el todavía tuviera confusión de sus sentimientos. Ella haría que el se olvide de Brie, haría todo lo posible para que el volviera a sentir lo que es el amor.
¿Podría conquistarlo?, tendría que poner mucho de ella para hacerlo.
¿Podría ocultar sus sentimientos delante de los padres de Tom? Ellos llegaban mañana, y desde mañana tenía que volver todo a la normalidad, ya no podían besarse en cualquier rincón de la casa, tendrían que controlar sus hormonas.
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Un nuevo día estaba comenzando frente sus ojos, un día donde pasarían varias sorpresas que jamás se esperaba.
Se levanto perezosamente de la cama para darse una ducha, el día estaba perfecto para dar un paseo, pero sabia que era verdaderamente imposible, hoy llegaba la señora Barbara con su esposo y tiene mucho trabajo.
Salió en toalla del baño para ponerse algo cómodo. Al ya estar completamente lista salió de su habitación, el cual muy pronto tendría que dejar para mudarse nuevamente a su casa.
-Has llegado temprano Meryl – le dijo Sara a la mujer que se encontraba cortando unas cebollas.
-Si, la cena tiene que estar lista para cuando lleguen los señores.
- ¿Eso quiere decir que llegaran por la noche? – pregunto mientras se colocaba el delantal.
-Exacto – le contesto la mujer, mientras seguía lavando algunas verduras.
-Bueno... yo voy a barrer fuera, las hojas están por todas partes.
Salió de la cocina para recoger una escoba y comenzar a barrer la cantidad de hojas que había en el suelo. A lo lejos estaba también el jardinero quien podaba los árboles. Hoy a todos les tocaba día de trabajo pesado.
Después de haber estado barriendo durante unos cuantos minutos, se percato como un coche negro aparcaba en la entrada de la casa, obviamente era Sam que estaba llegando.
Vio como el salió del coche, la miro de reojo. ¿Estaría enfadado?
-Te has levantado temprano hoy – menciono Sara a Sam, quien llego a su lado y la saludo con un beso en la mejilla.
-Si, tengo que llevar a Millie a la escuela.
-todavía sigue durmiendo y falta una hora para que se despierte – aviso ella, mientras continuaba con su labor.
-Si lo sé, no podía dormir.
- ¿Y eso?
-Hay una persona que no me deja dormir, solo pienso en ella.
- ¿Quién es?
-No es difícil de adivinar – sonrió mostrando sus dientes – eres tú – hizo una leve pausa como si saboreara las palabras – tu eres la persona en la que no dejo de pensar, Sara.
-Sam, creo... - ¿Por qué le pasaba estas cosas a ella? – esto ya lo hablamos.
-Si, Sara – Sam la tomo de las manos y la miro fijamente a los ojos – pero yo no me voy a dar por vencido, cuando quiero algo, lucho hasta conseguirlo – tras haber dicho esas palabras, el depósito un beso en la frente de Sara y la soltó – voy a saludar a Meryl.
Sin decir otra palabra, Sam se encamino hacia la casa.
Volvían los problemas y las confusiones, ¿Por qué nada podía ser perfecto? ¿Por qué los sentimientos eran así?
Lo que menos quería era hacer daño a Sam, hacer sufrir a las personas era algo totalmente inadecuado para ella, pero ¿Qué podía hacer? Tener una relación con alguien sin amar, no es relación y si ella no ama a Sam, no estaría con él.
Aunque tendría que buscar miles de explicaciones para que el la entendiera y no se desilusionara. ¿Es tan complicado el amor?
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Solo soy una empleada
Storie d'amoreSara Hyland una muchacha de veintidós años, humilde, de buen corazón. Ella decide trabajar en una casa de ricos, la casa de los "Hiddleston". Una familia que se deja llevar por la avaricia, las apariencias y la ambición. Jamás pensó que trabajar en...