Capitulo 41

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   -No deberías estar aquí – menciono Tom con la mirada en ella – ayudándome... no lo merezco... yo nunca te trate bien.

   -Y no te guardo rencor por eso Tom, al contrario, ayudarte es lo que más quiero... déjame hacerlo.

   -No Sara, déjame – pidió el.

   -No te voy a dejar, así como estas.

   - ¿Por qué Sara? – Tom hizo una pausa para coger una bocanada de aire y continuo - ¿Por qué te comportas así conmigo si soy una mierda contigo? Te he tratado de lo peor.

   -No lo sé... solo siento que tengo que ayudarte, cuidarte.

No supo como lo hizo, no supo cómo fue capaz de llegar, ni mucho menos cuando, pero solo fue capaz de darse cuenta de como Tom besaba sus labios.

La besaba, lo estaba haciendo de nuevo, nuevamente la estaba besando.

Tom coloco sus manos a casa lado del rostro de Sara, la necesitaba, necesitaba de sus besos, de sus caricias ¡Maldición! La necesitaba a ella.

Sus labios encajaban a la perfección, era el uno para el otro, pero no querían darse cuenta, ninguno de los dos lo admitían, ninguno de los dos se atrevía a realmente ver sus sentimientos.

Se besaban desesperadamente, se necesitaban. Los labios de él eran dulces, esponjosos, suaves, perfectos, adictivos, como una verdadera droga.

El beso cada vez se volvía más intenso, ambos querían disfrutar de todo lo que el otro estaba dispuesto a dar. Sin embargo, ambos se separaron por falta de aire, apoyaron sus frentes en la del otro, ambos tenían los ojos cerrados, tenían miedo de abrirlo.

   -Soy un completo idiota, Sara – hablo él.

   -Cállate – ordeno ella y lo volvió a besar, no supo como tuvo el valor de hacerlo, solo sintió y obedeció lo que le ordenaba hacer su mente, no estaba escuchando su corazón, estaba escuchando a su mente.

   -Quédate esta noche conmigo Sara – le susurro Tom entre sus labios – o solo deja que me duerma y luego te vas, pero no me dejes solo – le pidió y dio un pequeño beso en sus labios.

Hizo lo que él le pidió, se recostó a su lado, todavía llevaba el vestido.

Tom se dio la vuelta dándole la espalda, mientras ella hacia pequeños masajes y caricias en la mejilla de él y en su cabello.

Todo era tan extraño, todo estaba cambiando tan rápido, ¿estaría sintiendo cosas por Tom?, si la respuesta era un no, entonces ¿Por qué sentía que lo necesitaba?, sentía la necesidad de estar cerca de él, de cuidarlo, protegerlo, apoyarlo, darle amor. Aunque en ocasiones le daban ganas de estrangularlo por su maldita actitud.

Eran como agua y fuego, como Venus y marte, como dos estrellas muy diferentes, pero aun así estaba sintiendo que... quería a Tom. Podía ser que él no sintiera lo mismo porque todavía estaba viviendo con el recuerdo de su novia fallecida, ¿y qué pasaría si ella lo ayudase a salir de ese trance, y lo ayudase a aprender a amar nuevamente? Sería una opción que probablemente funcionaria. Pero ¿y si no funciona?, ella estaba dispuesta a irse para siempre de la vida de él, renunciaría a su trabajo y a todo lo que tenga que ver con él.

Iba a hacer eso, lo ayudaría a olvidarse de Brie, para que aprenda a amar nuevamente, para que vuelva a sentir lo que es el amor, lo que es el cariño, confianza y todos esos sentimientos.

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Sentía una mano en su cintura y una respiración pausada en su cuello, ¿Dónde estaba?, poco a poco ella abrió los ojos, lentamente, para darse cuenta de que se había quedado dormida en la cama de Tom, la tenia abrazada y esa respiración era de él, se sintió nerviosa, ¿Cómo hacia para salir de ahí sin despertarlo?, se sentía avergonzada si él despierta y la ve todavía ahí.

Lo miro, tenia su rostro completamente relajado, sus labios los tenia entre abiertos, trago bruscamente saliva, le dio ganas de besarlo, pero se aguantó.

Lentamente y silenciosamente sacaba el brazo de Tom de su estómago, hasta que por fin salió. Le hubiera gustado quedarse, la cama era cómoda, y calentita a la vez.

Salió de la habitación dejándolo solo, para ella dirigirse a su propio cuarto.

Se miro en el espejo, realmente estaba viendo a un zombie en él, tenía ojeras, y su cabello estaba alborotado. No lo pensó dos veces y saco su vestido para poder darse una relajada ducha.

Cuarenta minutos más tarde salió del baño envuelta en una toalla, relajadamente seco su cuerpo para luego poner su ropa interior y ponerse algo cómodo.

No hacia calor, el cielo estaba nublado y quizás un rato más comenzaría a llover.

Se peino, miro sus ojeras, tenía que hacer algo para taparlas, tomo un frasco pequeño que contenía base del tono de su piel, no acostumbraba a maquillarse mucho, pero este era un caso de emergencia.

Cuando ya estuvo lista, salió de su habitación, entro a la cocina, en ella se encontraba Meryl hablando amistosamente con Sam.

   -Veo que ya has despertado, bella durmiente – le dijo Sam acercándose a ella y depositando un sonoro beso en su frente - ¿Cómo has dormido?

   -Muy bien, gracias - ¿Cómo dormí anoche? Bueno, no pase frío Sam. Sonrió por lo bajo recordando eso.

   - ¿Sara, puede ir a despertar a Tom?, su madre llamo y quiere que vaya al banco.

   -Ah... está bien – sonrió nerviosa - ¿y como está la señora?

   -Por lo que me dijo el trabajo va muy bien, y todavía no tienen planeado volver.

   -Ah... bueno – susurro ella.

   -Anda, ve a despertar a Tom antes de que se haga más tarde.

Sara solo sonrió con la cabeza y salió de la cocina, subía lentamente las escaleras recordando todo lo que vivió anoche, esos besos tan suaves, sentir su respiración en su cuello, su perfume.

Primera vez que dormía con él, va, era la primera vez que dormía en la cama con un hombre y fue lo mas hermoso que pudo experimentar, sentir como sus manos la abrazaban como dándole protección, fue una sensación inexplicable, sinceramente el estaba haciendo que su mundo cambie, se estaba dando cuenta de que la mayoría del tiempo pensaba demasiado en él, el ciento por ciento de sus pensamientos solo era el y nada más que él. ¿Se estará enamorando de Tom? O ¿Solo siente una simple atracción hacia él? Unas preguntas sin respuestas, respuestas que ella misma tiene que contestar escuchando a su corazón y su mente.

Solo soy una empleadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora