Así estuvieron por mucho rato, no les importaba nada más que ellos.
Adoraban besarse el uno al otro, simplemente el momento perfecto para ellos. Pero el miedo rondaba por el aire, él tenía miedo de enamorarse y de sufrir desilusiones. Pero quería disfrutar el momento y darse una nueva oportunidad de sentir, no quería terminar soltero toda su vida, solo sin hijos, ni nadie que le de amor.
Después de ese beso, siguieron conversando hasta que los dos se quedaron profundamente dormidos juntos. Segunda vez que compartían sueños juntos. Sintiendo el calor mutuo que se daban.
Los dos se daban la espalda, pero en un movimiento Tom se dio la vuelta dormido, abrazándola por la cintura depositando su mano en el vientre de Sara, los dos estaban en un profundo sueño, ellos ya no controlaban su cuerpo.
Rogaban para que el tiempo se detuviera y poder estar así para siempre, abrazados, sintiendo el calor corporal que se brindaban. Pero les daba miedo pensar en que mañana sería un nuevo día, en que tenían que volver a la realidad, fuera de ese cuarto, fuera de esas cuatro paredes. ¿Qué pasaría si ellos decidieran estar juntos?, ¿Qué pensarían las demás personas? Aunque eso no deberían importarles.
A Sara le daba exactamente igual lo que su familia piense al respecto, pero Tom, el pensaba distinto. Sus padres siempre lo aconsejaban de buscar a la mujer adecuada, pero siempre siendo de la misma clase. Por eso no tuvo problemas en tener una relación con Brie, ella era de su misma clase, por eso no le impidieron nada. ¿Pero que pasaba con Sara? ¿Qué haría si algún día, si el destino lo quiere, desea tener una relación con ella? ¿Cómo lo tomarían sus padres? Aunque no debería importarle, él ya era un hombre y podía hacer lo que él quiera.
Eran las nueve de la mañana, y todavía seguían dormidos. Su fuera por ellos, jamás despertarían.
Tom se despertó primero, levemente sintió la presencia de alguien a su lado. En un principio se asustó, hace mucho tiempo que no sentía a alguien despertar a su lado, desde la muerte de Brie. Una bella sonrisa salió de su rostro, cuando vio el rostro de ella a su lado, con sus ojos cerrados y respirando pausadamente, con tranquilidad.
Miro la hora de su reloj que se encontraba en la mesita de noche, ya eran las nueve y Sara todavía no despertaba, tenia que trabajar, pero no quería despertarla, ella estaba cansada y dormir unas cuantas horas mas no le haría nada malo.
Ella tenia un rostro tan angelical, que les trasmitía ternura y seguridad, su rostro presentaba inocencia, como si fuera incapaz de hacer sufrir a alguien, pero ¿será verdad?
Lentamente acaricio la mejilla de Sara, siempre procurando de no despertarla. Fue inútil, ya que ella empezó a moverse y a abrir los ojos lentamente.
-Buenos días – le dijo Tom sonriéndole.
-Buenos días – respondió ella sonrojada. Fue hermoso despertar y lo primero en ver era el perfecto rostro de él.
- ¿Cómo has dormido? – pregunto él.
-Bien, ¿y tú?
-Muy bien.
- ¿Te sientes mejor?
-Si, ya estoy como nuevo.
- ¿Qué hora es?
-Eh... - miro el reloj de nuevo – las nueve y diez.
- ¡¿Qué?! – grito Sara, mientras rápidamente se levantaba de la cama.
-Para, para – la detuvo el tomándola del brazo - ¿A dónde vas?
-A trabajar, tenia que levantarme a las ocho y dormí una hora más.
- ¿y?
La iba a responder, pero no sabia que decir, si los padres de Tom no estaban, no había nadie que le dijera nada.
- ¿Nada? – dijo ella de forma dudosa.
-Entonces vuelve a la cama – sonrió tiernamente Tom, tratando de convencerla de que se quedara más tiempo con él.
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Solo soy una empleada
RomanceSara Hyland una muchacha de veintidós años, humilde, de buen corazón. Ella decide trabajar en una casa de ricos, la casa de los "Hiddleston". Una familia que se deja llevar por la avaricia, las apariencias y la ambición. Jamás pensó que trabajar en...