capitulo 59

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   -Quizás te conozca poco, pero si lo suficiente para saber que te pasa algo – volvió a insistir Tom.

   -Solo estoy cansada.

   -Te entiendo, yo también – Tom dejo escapar un suspiro.

   -Bueno – dijo Sara cuando termino de guardar los platos – voy a preparar mis maletas.

¿Maletas?, Tom se había olvidado por completo de que Sara tenía que irse mañana.

Se había comportado como un completo imbécil al olvidarse de eso, era obvio que ella estaba así por eso. Tampoco quería que ella se fuera, igual la vería durante el día, pero ya no iba a ser lo mismo, ya no dormirían en la misma casa, ya no podría pedir que durmiera con él, sería una verdadera tortura.

Ella lo había hecho cambiar tanto ¿Cómo había sido posible eso? Ni él se lo explicaba, pero lo hizo, ya no tenia esos pensamientos de culpa, ni ese odio a si mismo. Fue impresionante la forma en que ella lo hizo cambiar, ¿Cómo podía agradecérselo?, ni él sabía la respuesta.

Solo sabia que esa mujer tenia todo lo que el necesitaba, ¿se puso celosa de Emma? Hubiera jurado que la vio echar humo por las orejas cuando los vio hablando... quizás fue producto de su imaginación. Si, eso debió ser.

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Un nuevo día amaneció, un día feliz para alguno y triste para otros.

Sara se levantó recordando que hoy ya no dormiría en la misma cama en la cual despertó. Triste y aun con sueño se cambio de ropa, sus maletas estaban hechas, se encargo de hacerlas anoche, para no tener tanto trabajo hoy.

Salió de la habitación, se preparo un desayuno normal. Todavía no había nadie, era obvio que todavía estaban dormidos. ¿Qué haría ahora?, hoy era la rehabilitación de su hermana, no podía olvidarse de eso.

Tenia que ordenar los dormitorios, barrer la entrada, del almuerzo se encargaba Meryl, limpiar la piscina... ¿limpiar la piscina? Eso era algo que le aterraba profundamente, vivió tantas cosas ahí que ya le daba hasta miedo mirarla, quería aprender a nadar, para que así nada malo le sucediese, pero nunca le enseñaron. Bueno tenia que hacerlo, era su trabajo, seguramente no le pasaría nada.

Limpio la zona en la cual tomo el desayuno y se colocó su delantal, para luego empezar con sus deberes. Agarro una escoba y barrio toda la entrada. Luego se fue a la piscina, ya que todavía no hacer los cuartos de la familia.

Se quito sus zapatos y remango un poco sus pantalones hacia arriba, y se dispuso a limpiar las hojas que había en el agua, las sacaba con cuidado de no resbalar y caer y morir ahogada.

Era divertido sacar hojas, rio ante su pensamiento. Sintió que una mano la agarro de su cintura, se sobresalto asustada, pero luego se calmo al verlo a él, tan guapo como siempre, llevaba un bañador puesto y sin camiseta que pudiera cubrir su muy bien trabajado torso.

   - ¿Qué haces aquí? – pregunto Sara sin voltear a verlo.

   -Vine a prevenir de que mueras ahogada.

   -Que gracioso – menciono ella antes de proseguir con su trabajo.

   - ¿Todavía sigues de mal humor? – pregunto Tom, pero Sara guardo silencio – admito que no quiero que te vayas, Sara – ella lo miro, sorprendida ante lo que había confesado Tom.

   - ¿Enserio? – pregunto demasiado sorprendida.

   -Si... - admitió – me voy a aburrir – Tom le arrebato el objeto con el cual Sara estaba limpiando la piscina de las manos – pero... creo... creo que debemos divertirnos – coloco sus manos en la cintura de Sara.

   - ¿De qué manera?

   -De esta – y sin pronunciar alguna que otra palabra, tiro de ella cayendo los dos a la piscina, ella agradeció que el agua no estuviera helada.

   - ¡Estás loco! – se quejó Sara agarrándose de el para evitar ahogarse, colocando sus brazos alrededor del cuello de Tom – sabes que no se nadar.

   -Por lo mismo – la abrazo por la cintura – quiero enseñarte – susurro cerca de su oído.

Solo soy una empleadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora