Habían pasado toda la noche hablando, ella le daba consejos de como acercarse a Millie y el escuchaba atentamente cada detalle que salía de sus labios. Era la primera vez que hablaban como gente civilizada, como dos adultos.
Después de un tiempo cada uno se encontraba en sus habitaciones, en sus camas durmiendo.
Ella no sabía el porqué del cambio repentino de la actitud de él, pero si entendía que le había encantado y fascinado aquella conversación que habían tenido.
Él simplemente se encontraba cumpliendo la promesa que le hizo a Millie, pero poco a poco se estaba dando cuenta de que Sara no era una mala chica, todo lo contrario, era natural y sencilla, con un buen corazón que daba amor a todas las personas que ella apreciaba.
Lo estaba ayudando a acercarse a Millie, había escuchado concentrado en cada una de sus palabras.
La quería volver a besar, era una tentación como ella movía sus labios, pero se aguantó, no quería ser irrespetuoso, no sabía el porqué de aquella atracción, debería castigarse por tener aquellos pensamientos.
Dentro de un sueño...
Soñaba, soñaba que estaba en un parque, sabía perfectamente que parque era, el parque donde había conocido a su novia.
En sus sueños, él se sentó en el césped mirando a su alrededor, de pronto sintió unas cálidas manos depositarse en sus ojos.
-Adivina quien soy... - dijo esa cálida voz, se sorprendió, el conocía esa voz, como olvidarla.
- ¡Brie!
-Si, cariño – dijo ella con una sonrisa en su rostro – soy yo.
Él la vio ponerse al frente de él, llevaba aquel vestido rojo que le llegaba justo en la rodilla, aquel mismo vestido que ella llevaba el día del accidente. La miro directo a los ojos, que lo miraban con dulzura, amor, tristeza... seguía igual de preciosa como siempre, eso no cambiaba.
- ¿Qué haces aquí, Brie? – pregunto Tom.
-Estoy en tus sueños Tom, me tome el atrevimiento de entrar para hablar contigo – respondió.
- ¿Hablar? – pregunto - ¿sobre qué?
-De muchas cosas, de nosotros, aunque especialmente de ti Tom, estoy preocupada por ti – articulo ella, poniendo un rostro de preocupación.
- ¿Qué es lo que te preocupada de mí, Brie? Yo me encuentro completamente bien.
-Eso es lo que quieres aparentar Tom, te conozco, sé que no estás bien, tu corazón esta confundido – dijo ella acercándose a el – Tom yo estoy muerta... mi muerte no fue culpa tuya.
-Iba a mucha velocidad Brie, fue mi culpa – insistió el – yo sé que así fue.
-No, amor – le negó ella acariciando la mejilla de el – no debes echarte la culpa de algo que no cometiste, fue un simple accidente.
-Un accidente que acabo con tu vida Brie, y de paso con la mía – Tom agacho la mirada, incapaz de observar a aquella mujer a los ojos.
-Tom, mírame – ordeno ella, el obedeció, levanto la vista y la miro directamente a sus ojos – tu no tuviste la culpa de nada, Tom – lo miro dulcemente – no te culpes por eso, por favor. Tú fuiste y serás el amor de mi vida, siempre.
-Tú también – añadió el – también eres el amor de mi vida, Brie.
-No – dijo ella, Tom la miro sorprendido ante su negación – yo solo fui tu primer amor, tu estas vivo, debes seguir con tu vida, yo no soy el amor de tu vida – ella le sonrió nuevamente – Tom, no siempre vas a vivir de mi recuerdo, no siempre vas a estar solo, tienes que conocer a más mujeres.
-No – negó el.
-Si – artículo ella sonriendo – se que hay alguien que te atrae, y sé que ese alguien es una buena persona, Tom no te encierres. Debes darte el placer de conocerla.
-No sé a quién te refieres – le dijo él.
-Sabes perfectamente de quien hablo, Sara, Tom ella es buena.
-Pero... - lo interrumpió.
-Lo sé, la edad... pero ¿y qué? Es solo un número, el corazón es el que decide. No debes tratarla mal. Ella como todos Tom, tiene sentimientos, siente como todas las personas, realmente tu no sabes como se siente ella cuando la menosprecian, la humillan, tu no conoces verdaderamente su historia... date un tiempo en conocerla, se que ella te va a caer muy bien – sonrió ella, acariciando su mejilla – te quiero y porque te quiero, quiero tu felicidad, por favor Tom, prométeme que buscaras tu felicidad, que no te cerraras y conocerás a gente nueva, que no trataras mal a Sara – pidió ella.
-Brie, tú no sabes... - lo volvió a interrumpir.
-Promételo Tom, si me lo prometes, podres descansar tranquilamente.
-Te lo prometo, Brie ¿te volveré a ver? – preguntó.
-Siempre que quieras... - respondió ella – ahora tengo que irme – beso cálidamente la mejilla de el – recuerda, eres y serás siempre el amor de mi vida, pero tu debes buscar la tuya, tienes que buscar tu verdadera felicidad – dijo ella y desapareció.
Tom despertó de un salto, ese sueño fue hermoso para él, haberla visto le trajo una hermosa alegría.
Se sentía mejor, ya no tenia esa carga de culpa por su muerte, le dejo claro que el no tuvo nada que ver. Le prometió que iba a luchar por su felicidad, que trataría mejor a Sara, ella le dijo que Sara le atraía, ella le dijo eso que él ni siquiera estaba seguro, ¿o sí? Tenia miedo, miedo a enamorarse y sufrir, de decepcionarse. Le temía al amor.
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Solo soy una empleada
RomanceSara Hyland una muchacha de veintidós años, humilde, de buen corazón. Ella decide trabajar en una casa de ricos, la casa de los "Hiddleston". Una familia que se deja llevar por la avaricia, las apariencias y la ambición. Jamás pensó que trabajar en...