XVIII

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-¿Quieres seguir?-Bromeó Natalia, aún completamente pegada a mi cuerpo. Acariciaba mi mejilla con suavidad mientras hacía amagos constantes de besarme.

-Deja de jugar conmigo.-Advertí, cansada de tanta frustración.

-Albita, estás muy exigente.-Negó con la cabeza.-Se te olvida quién es tu jefa.

-En la oficina eres mi jefa.-Apreté su culo de nuevo.

Bajó sus manos a donde tenía las mías y las agarró, juntándolas por encima de mi cabeza. Intenté retorcerme pero eso sólo hizo que diera un golpe seco de cadera, haciéndome gemir ante el contacto.

-Reconoce que aquí mando yo.-Susurró muy cerca de mis labios. Negué con la cabeza.

-Te vuelve loca dominar.-Me burlé.-Pero no voy a ponértelo fácil.

Gruñó un poco y pasó un par de minutos en los que se dedicó a devorarme completamente. Intentaba demostrar que podía conmigo pero, aunque ella era la que llevaba el control de aquel beso, siempre quedaba una pizca de autoridad en mí.

Seguía con las manos sujetas, ahora las mantenía firmes con una mano mientras la otra paseaba por todo mi cuerpo.

Las soltó y metió su mano por dentro de la blusa que llevaba, acariciándome el abdomen con suavidad. Paseaba las yemas de sus dedos por mi cuerpo y subió hasta llegar a rozar mi sujetador. Suspiré.

Agarré sus dos mejillas y tiré de ella para que se separara de mí, me miró y juro que nunca antes había sentido que, literalmente, me desnudaban con la mirada.

Asentí con la cabeza y subió su mano, acunando mi pecho y apretando con delicadeza, haciéndome soltar un gemido.

Paseé por su cuerpo con mis manos hasta llegar a la tela de su camisa, tirando de ella hacia arriba para quitársela despacio. Me ayudó a ella y la prenda acabó en el suelo de mi salón.

Observé su cuerpo y me relamí los labios, intentando controlar mis ganas de comérmela entera. Imitó mi acción con mi blusa y acabamos las dos tiradas en mi sofá sin la parte de arriba.

Bajó sus besos a mi cuello y yo llevé mis manos a su espalda, arañando con mis uñas cuando me succionaba más de la cuenta.

Siguió con su recorrido por mi clavícula, clavando sus dientes en ella. Llegó a mi esternón y lo lamió despacio, intentando saborear mi piel.

Comenzó con una tortura sobre la tela de mi sujetador, mordía mis pezones por encima y yo sacudía mis caderas contra ella en busca de contacto.

Le empujé un poco y me incorporé hasta desabrocharme yo misma la prenda, dejándola caer sobre el suelo y tumbándome de nuevo. Natalia me miró sorprendida y contempló mi cuerpo, manteniendo el equilibrio con sus dos brazos.

-Ahora, sigue.-Agarré su cabeza y la llevé hasta mi pecho otra vez, pero con la diferencia de que pude sentir sus labios directamente con mi piel.

Gemí y alcé mis caderas, provocando que me las sujetara con una mano mientras mantenía ocupada la otra retorciendo mi otro pezón.

Siguió con su tortura por mi otro pecho, mordía y chupaba mientras experimentaba con mis reacciones, riéndose sensualmente ante mis gemidos ahogados.

Tiré de su pelo hacia abajo, obligándola a besar mi abdomen y seguir bajando hasta la costura de mi pantalón.

Rodeó mi ombligo con su lengua y llevó sus dos manos a mi ropa inferior. Me miró buscando aprobación y yo levanté el culo en respuesta.

Me lo quitó despacio, perdiéndolo entre el resto de la ropa que estaba tirada por el suelo. Quedé en un pequeño tanga de encaje rojo y lo tocó con la ceja levantada, parece que le había gustado.

Besó mi pubis por encima de la tela y clavó su mirada en mí mientras posaba sus labios más abajo. Gemí un poco más fuerte y ella apretó un poco su lengua sobre mi clítoris.

Retiró mi tanga con sus manos y quedé desnuda ante su presencia. Me miraba con ganas y yo me estaba poniendo a mil con sólo contemplarla.

Succionó mi punto más íntimo, esta vez juntando piel con piel. Jadeé y agarré su cabeza, incitándola a que continuara.

Me hizo delirar hasta el punto de no saber ni cómo me llamaba. Acabé temblando debajo de ella mientras trepaba por mi cuerpo con una sonrisa triunfadora.

Tragué saliva y ella se tumbó sobre mí, mezclando su respiración con la mía. Acarició mi mejilla con delicadeza y me miró a los ojos con ternura.

-¿Qué?-Pregunté con dificultad. Negó.

-Nada.-Sonrió levemente.-Qué estás muy guapa.

Me sonrojé un poco pero mantuve la compostura, dejando un pequeño beso sobre sus labios y girando nuestros cuerpos, dejándome a mí al mando.

-Me toca.-Informé. Deshaciéndome de las pocas prendas de ropa que le quedaban.

Bajé mi mano a su centro y acaricié su punto con suavidad, sintiendo cómo se retorcía y me suplicaba por más.

Metí dos de mis dedos y comencé con un ritmo que fue cambiando según me indicaba su lenguaje corporal. Cambiaba de frecuencia y la hacía sufrir, regañándome por ello.

Terminó y salí de ella con la cabeza en las nubes. Me dejé caer sobre su cuerpo y me abrazó, pasando sus brazos por mi cadera y apretándome contra ella. Puse mi cabeza en su pecho y podía sentir su corazón desbocado.

-Joder.-Susurró, haciendo dibujos abstractos sobre mi espalda desnuda.

-Ya.-Dije, cerrando los ojos mientas oía su respiración acompasada.

-No esperaba llegar hasta este punto.-Confesó, haciéndome levantar la cabeza y mirarla fijamente.

-¿Por?

-Bueno, es evidente que lo nuestro no puede ser, lo hemos pasado bien, pero ya está.

Lo dijo tan natural que a mí me dolió. Acababa de tener la mejor sesión de sexo de toda mi vida y a ella le había importando tres pimientos.

Me levanté del sofá y busqué mi ropa por el suelo, intentando escapar de su mirada. Me vestí en silencio mientras notaba como me observaba.

-Tengo que dormir.-Solté, cómo indirecta de que se marchara de allí. Se incorporó e imitó mis acciones anteriores, abrochando el último botón de su camisa mientras me miraba.

-Sí, yo debo irme, Joan se preguntará dónde estoy.-Se excusó. Le acompañé hasta la puerta y se giró, buscando la manera de que no fuera incómoda la despedida.

-Nos vemos en el trabajo, jefa.-Puntualicé la última palabra. Iba a decir algo pero le cerré la puerta en sus narices, no tenía ganas de hablar con ella.

Escuché como bajaba las escaleras y me tumbé en el sofá, respirando su olor en el cojín que había tenido sobre su cabeza mientras la tenía atrapada debajo de mí.

Sorry pero no todo va a ser tan fácil. ❤️

@missbanana027

Aprender. | Albay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora