XXV

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Si queréis pasarlo bien, escuchad 'Love on the brain' de Rihanna mientras leéis esto.

Llevé mis manos a su nuca en un acto reflejo ante el contacto de sus labios con los míos. Los mantuvo presionados por unos segundos y me incliné hacia atrás para separarnos y así mirarla a los ojos.

Estaban oscuros y tenía las mejillas enrojecidas, estaba preciosa. Subió sus manos hasta dejarlas en mi cintura y empujarme para que me pegara completamente a ella.

Solté un gemido ahogado y suspiré. Notaba su respiración entrecortada por el movimiento violento de su pecho. Acaricié sus mejillas con las palmas de mis manos y la atraje para comenzar otro beso.

La manera en la que no besábamos era extremadamente lenta, tanto que llegaba a ser una tortura. Comenzó a explorar mi espalda por debajo de mi camiseta y jadeé.

Su lengua jugó con la mía y yo tiraba de su pelo para picarla. Recordé donde estábamos y me reí en sus labios.

-¿De qué te ríes?-Recorrió su boca desde mi mandíbula hasta mi cuello, mordiendo y chupando cómo quería.

-¿Tienes fobia a las camas?-Dije como pude. Sentí su sonrisa en mi piel y dejó un último mordisco para luego levantarme por los muslos y dejarme colgando entre sus piernas.

Caminó por mi casa despacio mientras se encargaba de volverme loca con sus juegos. Acabamos en mi habitación. Me estampó contra la pared, yo solté un suspiro.

-Alba.-Me llamó, tirándome al colchón con algo de fuerza. Me mordí el labio mientras veía como me contemplaba desde su altura.

-¿Qué quieres?-Pregunté pícara. Se quitó la camiseta del pijama y acabó con el torso desnudo. Juntó su cuerpo con el mío y me besó de nuevo, esta vez poniendo sus manos en mi culo.

-A ti.-Soltó entre mis labios, haciéndome gemir. Se separó para quitarme la blusa por encima de mi cabeza y jadeó cuando se dio cuenta de que no llevaba sujetador.-Joder.

-Ven aquí.-Ordené completamente excitada, provocándole una sonrisa atractiva. Besó mi mejilla un par de veces antes de dar un salto a mi clavícula, atrapándola entre sus dientes con delicadeza.

Bajaba lentamente y yo no podía más, intenté acelerar su paso al tirar de su cabeza pero paró sus acciones y me miró desde abajo.

-No tenemos prisa, rubia.-Subió su mano a mi pecho y tiró de mi pezón con algo de dureza.

-Natalia, por favor.-Supliqué entre jadeos. Desordenaba su pelo mientras ella jugaba con mi piel entre sus labios.

Comenzó a devorarme los pechos despacio, estaba en placer absoluto y se lo intenté demostrar a través de gemidos.

Continuó bajando por mi tripa, parando en mi ombligo y recorriéndolo con su lengua, me estaba volviendo completamente loca.

Se encontró con la costura de mi pantalón e intenté levantar las caderas para facilitarle el paso. Soltó una risa y consiguió quitármelo sin dificultad junto con mis bragas.

-Es un delito estar así.-Se burló al ver mi humedad. Gruñí sin ganas y tiré de su pelo para que acabara conmigo.

-Natalia.-Le pedí con un gemido. Me mandó callar y separó mis labios inferiores con dos de sus dedos.

Llevó su boca a mi punto más sensible y me estremecí completamente, notando la corriente eléctrica recorrer mi cuerpo. Arqueé la espalda y solté un gemido más alto.

Jugaba conmigo cómo quería y yo exigía más y me lo daba. Agarré las sábanas con fuerza cuando me metió dos de sus dedos.

Llegué al orgasmo más intenso que había tenido en mi vida. Acabó con una sonrisa triunfante y subió de nuevo.

-Me has puesto a cien.-Me confesó besándome. Me reí con ganas mientras bajaba mi mano por su bajo vientre, tenía pensado hacerle disfrutar como nadie.

Terminamos y me apoyé en su pecho mientras esperaba que su respiración se estabilizara. Ella estaba boca arriba y yo de lado, completamente pegada a su cuerpo.

Pasó su brazo por detrás de mí y comenzó a hacerme patrones aleatorios sobre mi espalda con las yemas de sus dedos, suspiré.

-Ha estado bien.-Sonreí, acariciando su mejilla con suavidad. Asintió con la cabeza despacio.

-No sé muy bien que decirte.-Me confesó nerviosa. Levanté la cabeza y conecté su mirada con la mía.

-No hace falta que digas nada.-Aparté su pelo de la cara mientras notaba como tragaba saliva.

-Explícame esto.-Me señaló.-Explícame porqué no puedo dejar de mirarte.

Nos quedamos en silencio unos segundos. Intentaba analizar su frase pero no se me ocurría ninguna respuesta.

-No lo sé.-Escuché su suspiro y reanudó sus caricias en mi espalda desnuda.

-¿Quieres dormir?-Me preguntó, asentí de acuerdo y me giré para dejarle libertad de hacer lo que quisiera.

Me sorprendió cuando me abrazó por detrás. Pasó su brazo por mi cadera y posó su mano sobre mi abdomen mientras pegaba su cuerpo al mío.

-Buenas noches.-Murmuré. Agarrando su mano y entrelazándola con la mía.

Dejó un beso sobre mi nuca y me dormí enseguida. Noté su nerviosismo pero preferí dejarlo pasar, no tenía ganas de drama después de aquello.

Los rayos de luz se colaban por los huecos de mi persiana bajada y cerré mis ojos con fuerza mientras movía la cabeza para alejarme de ellos.

Un sonido irritante retumbó por la habitación y gruñí, aún sin despertarme completamente. Noté su cuerpo aún pegado al mío y sonreí un poco cuando se revolvió molesta.

-Es tu teléfono.-Informé, colocándome bien la manta sobre mi cuerpo. Bufó y se incorporó mientras frotaba sus ojos. Bostezó adorablemente y cogió su móvil.

Descolgó y se lo puso en la oreja. Yo me giré para observarla y reí al verla totalmente desnuda ante mis ojos.

-¿Sí?-Preguntó, levantó las cejas nerviosa y me miró.-Joan, eh.

Se levantó de la cama y agarró su camiseta. Se la puso y salió de la habitación con rapidez. Fruncí el ceño confusa y la seguí en silencio, evitando que me viera.

-¿Qué?-Bufó.-¡No estoy con ella!

Me apoyé en el marco de la puerta del salón y puse la oreja para escucharla correctamente.

-Alba no me gusta.-Ladró.-Ya te he dicho que es mi empleada y ya está.

Sentí un pinchazo en mi pecho y cerré los ojos con fuerza.

-Nunca me he acostado con ella, te lo prometí. Sí, adiós.

Colgó y se giró, dándose cuenta de mi presencia.

Aprender. | Albay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora