XLVIII

14.3K 758 228
                                    

Elena Lacunza parecía una chica bastante inteligente a pesar de su edad. Bromeaba constantemente y se reía de mi nerviosismo, como era lógico.

Observando sus reacciones a ciertos estímulos descubrí que tenía algunas cosas en común con su hermana, es especial las muecas involuntarias o los gestos que hacía con la cara.

Hablaba sin parar y yo, cohibida por su presencia, asentía sin escuchar mucho de lo que decía, pero ella continuaba con su charla como si nada.

-Y el caso es que mi padre vino muy asqueado a casa porque dijo que Natalia tenía una novia.-Dijo. Conecté instantáneamente al escuchar aquella frase.

-¿Eso dijo?-Pregunté confundida.

-Efectivamente.-Asintió.-Y supuse que eras tú.

-No somos novias.-Repetí.-Tu padre ha visto lo que ha querido.

-Suele pasar, sí.-Rió.-Pero es muy raro que una "amiga" contacte conmigo para lo que sea para lo que hayas contactado conmigo.

-Quería saber si...-Me interrumpió el sonido de mi teléfono y gruñí frustrada al no haber podido acabar la clase. Interrogué a Elena con la mirada y asintió con una sonrisa, permitiendo que lo cogiera.

Saqué el aparato del bolsillo de mi abrigo y vi el nombre de la morena en la pantalla. Abrí mucho los ojos y descolgué, rascándome la nariz nerviosa mientras me llevaba el móvil a la oreja.

-¿Sí?

-Alba, cariño, que llevo más de dos horas esperándote en casa.-Se quejó, con una voz adorable. Supe que estaba poniendo un puchero y sonreí tímidamente.

-Estoy en un asunto importante, en un rato voy.-Contesté, murmurando un poco para que su hermana no me escuchara.

-¿Estás con otra?-Bromeó.-Que te despido, eh.

-¡Qué tonta eres!-Exclamé, sonrojándome ante el comentario anterior.-Claro que no estoy con otra.

-Te creo, guapa.-Se produjo un silencio detrás de la línea, que fue interrumpido por un suspiro.-Ahora que hago yo, me aburro sin ti.

-No sé, Nat.-Me encogí de hombros, percatándome de que no me veía.-Ponte una peli.

-Pero una peli sin estar acurrucadas no tiene gracia.

-Pues no lo sé, cariño.-Suspiré.-Ahora voy. ¿Vale?

-Vale.-Susurró, riendo después y colgándome en el acto.

Fruncí el ceño y levanté la mirada, encontrándome a mi acompañante con las cejas levantadas y con una sonrisa.

-¿Amigas, no?-Se burló, me sonrojé e intenté esconderme en alguna parte, pero sólo conseguí ocultarme tras el cuello de mi abrigo.

-No es lo que parece.-Murmuré.-Natalia no está enferma porque le gusten las chicas.

-Eh...-La chica se quedó algo confundida, sin saber muy bien que decir.-¿De qué estás hablando?

-Me dijo que la odiabas porque creías que estaba enferma...

-¡Coño!-Soltó una carcajada tras otra, casi llorando de la risa.-¡Qué me mediquen entonces!

-¿Cómo?-No entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando.

-Sí, ósea, entiendo porqué lo piensa.-Explicó.-Pero yo muy hetero tampoco soy.

Me quedé muy descolocada ante su declaración y mi mente tuvo un cortocircuito bastante importante en aquel momento. No sabía muy bien que decir así que simplemente me mantuve el silencio mientras Elena reía de fondo.

-Tu hermana quiere verte...-Murmuré después de un rato, intentando cambiar de tema.

-Y yo a ella, pero mis padres no me dejan.-Confesó, encogiéndose de hombros.

-¿Y te han dejado verme a mí?-Pregunté extrañada.

-Qué va.-Rió.-Supuestamente estoy con mi súper novio.

-¿Hasta cuándo puedes estar aquí?

-No sé, no muy tarde tampoco.-Se encogió de hombros. Me quedé pensativa jugando con una servilleta.

-¿Te apetece venir a casa?-Ofrecí, convencida de que se produjera el encuentro de las hermanas.

-¿Me estás intentando llevar al huerto?-Se llevó una mano al pecho.-¡Qué soy menor, por Dios!

-¡No!-Exclamé.-Pero vivo con ella, ya sabes, para que os veáis.

-Tócate el chichi, Maricarmen.-Se mofó.-Y luego decías que no sois novias. ¡Si hasta vivís juntas!

-Es una larga historia.-Intenté explicar.

-Sí, cuéntame más.-Rodó los ojos divertida, gesticulando con una de sus manos.

-¿Y bien?-Pregunté, impaciente por saber su respuesta.

-Depende de lo que tenga que andar.-Bromeó. Era sumamente complicado saber cuando esa chica hablaba enserio.

-No está lejos, es en Malasaña.-Indiqué.

-Bueno, pues vamos.

Hizo el amago de levantarse de su silla pero avisé que habría que pagar. Discutimos sobre quién invitaba a quién pero gané aquella batalla con el excusa de que fui yo quién la contactó, así que no pudo rebatir mi lógica aplastante.

Salimos de la plaza de Callao en dirección a la Calle Fuencarral para llegar a mi barrio. Pero parándonos un par de veces en las tiendas de ropa que, muy caprichosamente, la chica insistió en mirar.

Me estaba comenzando a impacientar y se notaba en mi actitud, pero Elena se lo tomaba con humor y se reía de mí, incrementando mi incomodidad.

-Si sigues con esa mueca de amargada te van a salir arrugas en la frente.-Me dijo, mirando uno de los muchos escaparates en los que nos habíamos parado.

-Por favor, Natalia se va a pensar algo raro.-Pedí, rogando por la llegada.

-Pobrecita tu novia, ni que la estuvieras engañando con otra.

-Y no quiero que lo piense, así que vamos.-Me atreví a agarrar su muñeca y tirar de ella, haciendo que su carcajada ronca resonara por toda la calle.

Caminaba con prisas por la acera y la chica me seguía, manteniéndose algo alejada de mí para poder pararse alguna que otra vez.

Entramos en la zona de Malasaña y tardamos poco más de dos minutos en llegar a mi portal, parándonos delante de él y mirándonos fijamente.

-Es aquí.-Susurré, contemplando la fachada de mi edificio.

-Lo he supuesto.-Rió, frotándose las manos. Dejó ver su nerviosismo por primera vez y me extrañó.

-¿Entramos?-Pregunté, sacando las llaves de mi bolsillo.

-Espera.-Me frenó.-Llevo sin verla años, déjame mentalizarme un poco.

Contuve una sonrisa ante lo adorable que había sido aquello y asentí, esperando el tiempo que hiciera falta y que ella necesitara.

Al fin y al cabo el encuentro de las dos hermanas se produciría poco después.

Holi mis amores. Hoy estoy un poco plof pero no quería dejaros sin capítulo, lo siento si no está muy a la altura. Os quiero mucho mucho mucho. ❤️✨

Aprender. | Albay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora