XXXIII

15.6K 735 346
                                    

-¿Qué haces aquí?-Me preguntó con preocupación, sentándose junto a mí en el bordillo de la acera. Me encogí de hombros.

-Me voy a casa.-Anuncié sin mirarla, dando patadas a las piedras del hormigón viejo.

-¿Ya?-Exclamó confundida.-Pero...

-Estoy cansada.-Solté algo dura, no quería comportarme así con ella pero me enfadaba que me molestase lo que vi.

-Te acompaño, entonces.-Tenía intención de agarrar mi mano pero yo la aparté disimuladamente. Me miró con el ceño fruncido y suspiré.

-No te preocupes.-Dije.-Quédate con tu amiga.

-¿Qué?-Abrió la boca, entendiendo la situación.-¿Estás celosa?

Lo dijo muy seria y a mí me asustó. Negué con la cabeza varias veces y bufó, sacándose un cigarro de su paquete y colocándolo en sus labios.

-Me voy.-Insistí levantándome. Asintió molesta.

-Eres una niñata.-Me insultó, soltando el humo de su boca despacio. La miré sorprendida, sin creer lo que acababa de decir.

-¿Cómo dices?-Exclamé amenazante. Levantó su cabeza del suelo y me miró con frialdad.

-No soporto los celos.-Escupió.-Y más cuando no somos nada.

-De puta madre.-Me reí sarcásticamente.-Pues si quieres tirarte a esa chica te vas a un puto hotel.

Señalé en dirección a la puerta y me giré para alejarme de ella. Tenía la cara roja porque estaba inyectada en rabia, será gilipollas.

-¡No entiendes una mierda!-Me gritó. Le saqué el dedo corazón y avancé a paso rápido hasta la otra acera.

Me senté en un pequeño banco y me quedé allí, viendo cómo Natalia evitaba mi contacto y fumaba con nerviosismo. Dio una última calada larga y tiró la colilla al suelo con rabia. Se levantó de allí y volvió dentro, no sin antes golpear con la palma en una pared.

Mi teléfono comenzó a sonar, indicándome que el taxi me esperaba a la vuelta de la esquina. Suspiré y caminé hasta la calle contigua con las manos en los bolsillos, intentando no morirme de frío.

Me subí en el coche y arrancó, dejándome en mi casa minutos después. Cerré la puerta con algo de fuerza y me apoyé contra ella.

Se me escapó una lágrima y me froté la mejilla con rabia, no se merecía que me lamentara por una persona así. Me metí en la cama con la ropa puesta y hundí mi cabeza en la almohada.

Me quedé dormida en apenas segundos debido a la acumulación de cansancio y de emociones en mi cuerpo. Pero me desperté con el sonido de un timbre insistente.

Gruñí cuando me encontré a la morena en la puerta. Tenía la mandíbula apretada y los ojos rojos. Me fijé en sus labios, al menos su pinta labios rojo estaba intacto.

-Te he dicho que te vayas a un puto hotel, Natalia.-Solté con furia. Se cruzó de brazos y soltó una risa sarcástica.

-Déjame pasar.-Me ordenó. Levanté las cejas ante su dureza y negué.

-¿Quién coño te crees?-Pregunté. Se frotó la frente frustrada y apoyó su mano en el marco de madera.

-Tengo mis cosas dentro.-Me explicó.-Las cojo y me voy.

-¿Dónde?-Le bloqueé la entrada. Gruñó y me apartó con cuidado para desaparecer por el pasillo.

Bufé y la seguí, viendo cómo recogía su ropa y la metía dentro de la maleta. Me crucé de brazos, sentándome en la cama.

-Déjame en paz.-Masculló sin mirarme.

-¿Dónde te vas?-Pregunté de nuevo. Se encogió de hombros y rodé los ojos ante lo cabezota que era.-No estaba celosa.

-Tampoco tenías motivos.-Se burló. Fruncí el ceño.

-¿Ah, no?-Sonreí falsamente.-¿Quién era?

-Una amiga.-Dijo nerviosa. Solté una carcajada y asentí.

-Qué casualidad, porque María me ha dicho que es tu ex.

-No voy a discutir de esto contigo.-Murmuró, cerrando la cremallera de su maleta y poniéndose de pie.

-Si lo llego a saber no vamos.-Me dejé caer en la cama y miré al techo.

-Niñata de mierda.-Dijo entre dientes, intentando que no la escuchara. Abrí mucho los ojos y me incorporé en la cama.

-¿Eres gilipollas?-Solté indignada. Bufó y agarró el asa de su maleta.

-Tranquila, que no voy a volver por aquí.-Se mofó de la situación y a mí me enfadó muchísimo más. Apreté los puños con algo de fuerza y cerré la puerta de la habitación, evitando que saliera.

-¡Estabas hablando a un palmo de su cara!-Grité, sacudiendo mis manos en el aire.

-Lo que tú digas.-Rodó los ojos, dándome la razón cómo a los tontos.

-Eres una inmadura.-Era mi turno de insultar.-En lugar de hablar las cosas huyes como una cobarde.

Tensó todo su cuerpo y me agarró de la blusa blanca con fuerza, estampándome contra una de las paredes de la habitación. Jadeé asustada y golpeé la pequeña mesilla que descansaba junto a mi cama, consiguiendo que cayera al suelo.

Grité del impacto y me llevé las manos a la cabeza. Cuando me quise dar cuenta su agarré había desaparecido. Seguía en la misma posición pero totalmente petrificada. Sus ojos mostraban terror y estaba comenzando a temblar sin control alguno.

Miré alrededor buscando algo con lo que solucionar aquella situación pero no encontré nada. La agarré de las mejillas y sacudí un poco su cabeza, intentando que reaccionara, sin embargo nada.

-Joder.-Murmuré.-Natalia, hey.

Le di golpes delicados sobre el lateral de su cara y pestañeó un par de veces antes de mirarme fijamente. Frunció el ceño y apartó mis manos de su cuerpo.

-No me toques.-Volvió a mostrar ese enfado que anteriormente se había desvanecido y parecía no darse cuenta de lo que había pasado.

-¿Estás bien?-Pregunté preocupada, intentando acercarme a ella.

-¿A qué coño viene eso?-Me respondió con dudas. No entendía nada pero la abracé con fuerza, con la sensación de intentar arreglar el mecanismo roto de un reloj viejo.

-No quiero discutir más.-Ahogué mi voz en su pecho. No me correspondió en un principio, pero noté su suspiro y unos brazos me aferraron contra ella.

Holi ❤️

Que comiencen las apuestas JAJAJAJAJA
¿Qué creen que le pasa a Nat?

Missbanana027

Aprender. | Albay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora