-¿Qué haces aquí?-Me preguntó con preocupación, sentándose junto a mí en el bordillo de la acera. Me encogí de hombros.
-Me voy a casa.-Anuncié sin mirarla, dando patadas a las piedras del hormigón viejo.
-¿Ya?-Exclamó confundida.-Pero...
-Estoy cansada.-Solté algo dura, no quería comportarme así con ella pero me enfadaba que me molestase lo que vi.
-Te acompaño, entonces.-Tenía intención de agarrar mi mano pero yo la aparté disimuladamente. Me miró con el ceño fruncido y suspiré.
-No te preocupes.-Dije.-Quédate con tu amiga.
-¿Qué?-Abrió la boca, entendiendo la situación.-¿Estás celosa?
Lo dijo muy seria y a mí me asustó. Negué con la cabeza varias veces y bufó, sacándose un cigarro de su paquete y colocándolo en sus labios.
-Me voy.-Insistí levantándome. Asintió molesta.
-Eres una niñata.-Me insultó, soltando el humo de su boca despacio. La miré sorprendida, sin creer lo que acababa de decir.
-¿Cómo dices?-Exclamé amenazante. Levantó su cabeza del suelo y me miró con frialdad.
-No soporto los celos.-Escupió.-Y más cuando no somos nada.
-De puta madre.-Me reí sarcásticamente.-Pues si quieres tirarte a esa chica te vas a un puto hotel.
Señalé en dirección a la puerta y me giré para alejarme de ella. Tenía la cara roja porque estaba inyectada en rabia, será gilipollas.
-¡No entiendes una mierda!-Me gritó. Le saqué el dedo corazón y avancé a paso rápido hasta la otra acera.
Me senté en un pequeño banco y me quedé allí, viendo cómo Natalia evitaba mi contacto y fumaba con nerviosismo. Dio una última calada larga y tiró la colilla al suelo con rabia. Se levantó de allí y volvió dentro, no sin antes golpear con la palma en una pared.
Mi teléfono comenzó a sonar, indicándome que el taxi me esperaba a la vuelta de la esquina. Suspiré y caminé hasta la calle contigua con las manos en los bolsillos, intentando no morirme de frío.
Me subí en el coche y arrancó, dejándome en mi casa minutos después. Cerré la puerta con algo de fuerza y me apoyé contra ella.
Se me escapó una lágrima y me froté la mejilla con rabia, no se merecía que me lamentara por una persona así. Me metí en la cama con la ropa puesta y hundí mi cabeza en la almohada.
Me quedé dormida en apenas segundos debido a la acumulación de cansancio y de emociones en mi cuerpo. Pero me desperté con el sonido de un timbre insistente.
Gruñí cuando me encontré a la morena en la puerta. Tenía la mandíbula apretada y los ojos rojos. Me fijé en sus labios, al menos su pinta labios rojo estaba intacto.
-Te he dicho que te vayas a un puto hotel, Natalia.-Solté con furia. Se cruzó de brazos y soltó una risa sarcástica.
-Déjame pasar.-Me ordenó. Levanté las cejas ante su dureza y negué.
-¿Quién coño te crees?-Pregunté. Se frotó la frente frustrada y apoyó su mano en el marco de madera.
-Tengo mis cosas dentro.-Me explicó.-Las cojo y me voy.
-¿Dónde?-Le bloqueé la entrada. Gruñó y me apartó con cuidado para desaparecer por el pasillo.
Bufé y la seguí, viendo cómo recogía su ropa y la metía dentro de la maleta. Me crucé de brazos, sentándome en la cama.
-Déjame en paz.-Masculló sin mirarme.
-¿Dónde te vas?-Pregunté de nuevo. Se encogió de hombros y rodé los ojos ante lo cabezota que era.-No estaba celosa.
-Tampoco tenías motivos.-Se burló. Fruncí el ceño.
-¿Ah, no?-Sonreí falsamente.-¿Quién era?
-Una amiga.-Dijo nerviosa. Solté una carcajada y asentí.
-Qué casualidad, porque María me ha dicho que es tu ex.
-No voy a discutir de esto contigo.-Murmuró, cerrando la cremallera de su maleta y poniéndose de pie.
-Si lo llego a saber no vamos.-Me dejé caer en la cama y miré al techo.
-Niñata de mierda.-Dijo entre dientes, intentando que no la escuchara. Abrí mucho los ojos y me incorporé en la cama.
-¿Eres gilipollas?-Solté indignada. Bufó y agarró el asa de su maleta.
-Tranquila, que no voy a volver por aquí.-Se mofó de la situación y a mí me enfadó muchísimo más. Apreté los puños con algo de fuerza y cerré la puerta de la habitación, evitando que saliera.
-¡Estabas hablando a un palmo de su cara!-Grité, sacudiendo mis manos en el aire.
-Lo que tú digas.-Rodó los ojos, dándome la razón cómo a los tontos.
-Eres una inmadura.-Era mi turno de insultar.-En lugar de hablar las cosas huyes como una cobarde.
Tensó todo su cuerpo y me agarró de la blusa blanca con fuerza, estampándome contra una de las paredes de la habitación. Jadeé asustada y golpeé la pequeña mesilla que descansaba junto a mi cama, consiguiendo que cayera al suelo.
Grité del impacto y me llevé las manos a la cabeza. Cuando me quise dar cuenta su agarré había desaparecido. Seguía en la misma posición pero totalmente petrificada. Sus ojos mostraban terror y estaba comenzando a temblar sin control alguno.
Miré alrededor buscando algo con lo que solucionar aquella situación pero no encontré nada. La agarré de las mejillas y sacudí un poco su cabeza, intentando que reaccionara, sin embargo nada.
-Joder.-Murmuré.-Natalia, hey.
Le di golpes delicados sobre el lateral de su cara y pestañeó un par de veces antes de mirarme fijamente. Frunció el ceño y apartó mis manos de su cuerpo.
-No me toques.-Volvió a mostrar ese enfado que anteriormente se había desvanecido y parecía no darse cuenta de lo que había pasado.
-¿Estás bien?-Pregunté preocupada, intentando acercarme a ella.
-¿A qué coño viene eso?-Me respondió con dudas. No entendía nada pero la abracé con fuerza, con la sensación de intentar arreglar el mecanismo roto de un reloj viejo.
-No quiero discutir más.-Ahogué mi voz en su pecho. No me correspondió en un principio, pero noté su suspiro y unos brazos me aferraron contra ella.
Holi ❤️
Que comiencen las apuestas JAJAJAJAJA
¿Qué creen que le pasa a Nat?Missbanana027
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