XLVII

14.4K 736 152
                                    

-¿Cuál es el problema entonces, Nat?-Pregunté, queriendo saber el motivo de las amenazas de su padre. Soltó un suspiro pesado y me enterré en su pecho.

-Mi hermana pequeña es el problema.-Confesó, acariciando la parte trasera de mi cabeza.-No podré verla más.

-Pero...-No entendía absolutamente nada de la situación. Natalia mostró una sonrisa triste y sus ojos se aguaron, apartándolos de mí.

-Tiene catorce años.-Comenzó.-Dicen que no quieren que se le pegue mi enfermedad.

-¿Estás enferma?-Pregunté confundida, sin recordar haberle visto tomar algún tipo de medicamento en casa.

-Si que te gusten las chicas es estar enferma, entonces sí.-Se encogió de hombros, secándose una lágrima rebelde que había caído por su mejilla.

-Joder.-Susurré. Me abracé a ella con fuerza, intentando apoyarla en todo lo que pudiera y más.-¿Hace cuánto no la ves?

-Tres años.-Dijo.-Más o menos cuándo me fui de casa.

-No sé muy bien que decirte.-Admití, ahogando mi voz en su pecho. Suspiró y bajó su mano a mi espalda, frotándomela con suavidad.

-Quiero que te quedes conmigo, Alba.-Murmuró. La miré con el ceño fruncido y asentí, de acuerdo con sus peticiones.

-Claro que sí.

-No sé que hacer.-Continuó, hacía rato que había comenzado a llorar en silencio.-La quiero muchísimo, no puedo vivir sin ella.

-¿Has probado a denunciar?-Negó con la cabeza.

-Es mi familia, Alba.-Dijo.-No puedo hacerles eso.

-No te dejan ver a tu hermana, cariño.-Acaricié su mejilla, limpiándole las lágrimas.

-Creo que ella me odia.-Soltó, sorbiendo su nariz.-Seguro que mis padres le han lavado la cabeza para que piense que soy un monstruo o algo así.

-Monstruo no sería la palabra que te define exactamente.-Intenté bromear, consiguiendo una pequeña sonrisa de su parte.

Me agarró la mano y se separó de mí para llevarme a su silla de escritorio, haciendo que me sentara en su regazo.

-Gracias por salvarme.-Susurró, frotando el lateral de su cara contra el mío.

-Mmm.-Ronroneé.-De nada.

-Te juro que he temido por mi vida.-Rió, contagiándome instantáneamente.

-Tampoco es para tanto, gatito.-Sonreí, continuando con nuestras caricias.

-Me encanta estar así contigo.

Metí mi cabeza en su cuello e inspiré su aroma hasta impregnarme completamente de él, sintiéndome demasiado bien en aquel momento. Dejé un par de besos y cerré los ojos mientras sentía sus caricias, que recorrían mi espalda hasta mi cabeza y repetía.

Me comenzó a hacer cosquillas y me retorcí sobre su cuerpo, casi cayéndome de la silla si no llega a ser por el agarre de la morena.

-¡Nat!-Grité, golpeando su brazo con la palma de mi mano.

-¡Cuánta agresividad!-Exclamó, frotándose la zona con una mueca de dolor.

-Perdón.-Puse un puchero y le regalé un casto beso sobre sus labios, quedándome con el contacto durante unos segundos.

-Si te vas a disculpar así puedes pegarme todas las veces que quieras.-Dijo, con una sonrisa pícara sobre su boca. Me mordí el labio inferior y solté una risita, inclinándome para darle un beso en la nariz.

-¿Te dolió mucho?-Pregunté, tocando el pequeño aro plateado que colgaba entre sus dos agujeros.

-Un poco.-Se encogió de hombros.-Fue más la impresión.

-Yo no tengo ninguno.

-Lo sé, cariño, te lo habría visto.-Se mofó. Levanté una ceja de manera sugerente y le peiné el flequillo, jugando con algunos mechones de su pelo entre mis dedos.

Nos quedamos haciendo el tonto un buen rato hasta que decidimos que era la hora de continuar con nuestro trabajo, del que prácticamente me había olvidado que existía.

Volví a mi mesa en la oficina y me quedé algo pensativa, analizando la situación familiar de la morena. Suspiré y agarré mi móvil, quería comprobar algo.

Busqué en Google el nombre de los Lacunza y me aparecieron unas cuantas fotos de Natalia y de su padre, pero ni rastro del resto de los miembros que la componían.

Me decanté por Elena Lacunza. No había mucho pero encontré algunas de sus redes sociales, las cuales no eran muchas, entre ellas Instagram.

Tenía tres fotos en su perfil en las que a duras penas se veía su cara, dejándome con la duda de qué aspecto tendría.

Vacilé mucho entre contactar con ella o no, sabiendo que la morena se enfadaría conmigo en el momento en el que se enterase de aquello.

Tecleé unas cuántas veces sobre el mensaje directo pero ninguno de los textos que escribía me convencían como para mandárselos a ella.

Me mordí el labio con frustración y bufé. Me decanté por un simple "Hola", el cual no esperaba que me contestara para nada.

En su lugar me hubiera dado la sensación de que era una especie de acosadora y ni siquiera me hubiera respondido, pero ella lo hizo minutos después.

Me preguntó por mi identidad, como es lógico, así que simplemente le dije que era una amiga de su hermana y que necesitaba verla. Dudó un buen rato hasta que finalmente aceptó encontrarse conmigo.

Quedamos en la pequeña cafetería de Callao que frecuentaba anteriormente, pero que ahora había dejado un poco de lado por diferentes factores.

No vi a nadie a la hora acordada y sinceramente pensé que no iba a aparecer, pero posteriormente una chica se sentó frente a mí.

-Hola.-Saludó. Su cabello era algo corto y de color anaranjado. Mediría algunos centímetros más que su hermana y se parecía bastante a ella.

-¿Eres Elena?-Asintió.-Yo soy Alba.

-Ya lo sé, lo vi en tu perfil.-Se encogió de hombros.

-Claro...-Sonreí incómoda y me miró extrañada.

-¿Por qué querías verme?-Preguntó, rompiendo el silencio que se había creado instantes antes.

-Natalia está preocupada por ti.-Murmuré, temiendo por su reacción.

-¿Enserio?-Soltó irónicamente.-Casi de la misma manera que se ha preocupado los últimos tres años.

-No ha sido así...-Intenté explicar.

-Quiero saber una cosa.-Me interrumpió.-¿Eres su novia?

Me puse roja de pies a cabeza ante la pregunta tan busca y negué varias veces. Soltó una carcajada tímida ante mi respuesta y suspiré, tranquilizándome.

-Soy su amiga.

-Mi padre me ha dicho que tiene novia.

-No tiene novia.-Corregí. Me miró de arriba a abajo y sonrió.

-Me gustas para ella.-Soltó, recostándose sobre el respaldo de su silla, dejándome completamente de piedra.

Que de cosas pasaaaaan. Feliz San Solterín lol. Y que vivan las parejas felices y contentas pero que viva más el perreo y lxs solterxs. ❤️✨

@missbanana027

Aprender. | Albay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora