LV

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Natalia quedó destrozada después de aquella declaración. Levantó las cejas y entreabrió sus labios sin saber qué decir, bajando su cabeza para mirar al suelo.

Me sentí mal por verla de esa manera pero no podría permitirme que me hiciera más daño del que ya me había hecho, así que simplemente me quedé callada.

Se levantó de su silla y me dio la espalda mientras comenzaba a caminar en dirección a la puerta. Me mordí el labio con desesperación y suspiré, viendo como salía en silencio.

Metí la cabeza entre los brazos y me dieron ganas de gritar pero me contuve, sintiendo que el aire no llegaba correctamente a mis pulmones.

No estuve rindiendo con eficacia aquel día porque las dudas me ganaron y bajé unas cuántas veces a hablar con María pero estaba algo disgustada por nuestra discusión.

-Se ha ido a casa.-Dijo.-Mañana vendrá, supongo.

-¿Está bien?-Pregunté preocupada. La rubia suspiró y negó con la cabeza.

-Se ha ido llorando.-Sonó su teléfono y me hizo una señal como de que ya hablaría conmigo más tarde así que simplemente subí de nuevo a mi oficina con la cabeza trabajando a doscientos por hora.

Me citaron a unas cuantas reuniones y no paraban de mandarme trabajo. Nunca me habría imaginado que ser jefa pudiera ser tan duro.

Hablé con Joan nada más salir de la oficina para contarle lo sucedido, pero hacía tiempo que ellos no mantenían prácticamente la comunicación y no sabía nada y, en mi opinión, tampoco quería implicarse mucho en la vida de la chica.

Conduje hasta mi casa con la esperanza de que viniera a buscarme para hablar pero no pasó. Me quedé sola en aquel enorme piso y cada vez me sentía peor por haberle dicho tal cosa.

Me tumbé en el sofá con los ojos cerrados y gruñí, acurrucándome con un par de cojines y tapándome la cabeza para esconderme del mundo.

Sonó el timbre y me sobresalté, me había quedado dormida durante un tiempo. Prácticamente corriendo hacia la puerta, llegué y, sin mirar de quien se trataba, abrí rápidamente.

-¡Anda que me llamas!-Gritó Julia, entrando a mi casa sin preguntar.

-Hola.-Saludé tímidamente, rascándome la nuca con mis dedos.

-De hola nada, bonita.-Dijo.-Que sé que Natalia ha vuelto y no por ti.

-¿Cómo lo sabes?-Interrogué confundida.

-La he visto, vino a la tienda el otro día.-Confesó sin importancia, tirándose al sillón que tenía junto al televisor.

-¿Cuándo?

-No lo sé, hace dos días o así.-Agarró el mando y comenzó a jugar con él hasta dar con los botones correctos para llegar al canal que quería.

-¿Qué te dijo?-Continué, mordiéndome las uñas con nerviosismo.

-No mucho, preguntó por ti.-Se encogió de hombros, aún distraída con la gran pantalla.

-Julia, coño, dime qué te dijo.-Exclamé desesperada, golpeando la punta de mi pie contra el suelo repetidas veces.

-No sé, cómo estabas, si te habías mudado...esas cosas.

-¿Qué le dijiste?

-Pues que estabas bien.-Contestó, mirándome directamente a los ojos.-No debería de importarte tanto.

-Joder.-Suspiré, sentándome en el suelo del salón.

-¿La has visto?-Preguntó. Se creó un silencio sepulcral mientras pensaba en lo que le diría.

-Digamos que hemos coincidido un par de veces.-Confesé tímidamente, jugando con los anillos de mi mano sobre mi regazo.

-¡Qué zorra!-Gritó, dándome un susto.-Y no me lo cuentas.

-No lo veo importante.-Mentí descaradamente. Julia soltó una carcajada y me miró con una ceja levantada.

-Venga va, cuéntame otro chiste.-Se burló. Vio mi cara de preocupación y cambió su expresión a una más seria.

-Está actuando cómo si no le importaran una mierda mis sentimientos.-Admití, notando un nudo en mi garganta.

-¿A qué te refieres?

-Se ríe de mí.-Dije suspirando.-No me mola una mierda ese rollo.

-Igual lo hace como protección.-Pensó.-Cuándo vino a la tienda estaba muy preocupada.

-Eso no justifica que me haga sentir peor.

-Ahí tienes razón.-Asintió.-Pero tendrás que hablar con ella algún día.

-Me insiste en explicarme las cosas, pero yo no sé si quiero escucharla.

-Alba, si tienes miedo de volver con ella, igual deberías pensar que es porque sigues sintiendo.

-¡Claro que sigo sintiendo!-Exclamé dolida.-Cómo una gilipollas.

-Habla con ella.

-No.-Negué con la cabeza.-Se va a volver a ir.

-Al menos que te diga las razones.

-Las razones son que me dejó abandonada porque le salió del coño y punto, no necesito saberlo.

Julia se quedó en silencio y suspiró, contemplando la situación de que yo estaría a la defensiva y poco podría hacer para convencerme de lo contrario.

Pensé en lo que me había dicho pero negué rotundamente a hablar con ella, no se lo merecía, y más después de cómo me había tratado estos últimos días.

Sonó su teléfono y lo sacó de su bolsillo con pereza, sonriendo al ver de quién se trataba.

-Mira, tu colega.-Dijo, me mostró la pantalla y el nombre de "Natalia Alba" apareció ante mis ojos. Fruncí el ceño y, cuando iba a preguntar porqué tenía el número de Julia, la susodicha se levantó, encerrándose a sí misma en la terraza.

Gruñí ante el hecho de no poder escuchar lo que decía y me quedé observando su boca con la esperanza de poder leer alguna palabra suelta de sus labios, pero no pude captar nada porque me dio la espalda.

Bufé molesta y me tumbé boca abajo sobre mi alfombra roja, acariciando mi mejilla contra esta. Esperé un buen rato hasta que la morena de dignó a aparecer de nuevo.

-Me tengo que ir, guapa.-Me dijo, ocultando su preocupación detrás de una sonrisa. Fruncí el ceño confundida y me levanté del suelo para encararla.

-¿Qué ha pasado?-Pregunté. Negó con la cabeza en señal de que no iba a decirme nada.

-Es un secreto.-Rió, abriendo la puerta de mi casa y saliendo sin decir nada más, dejándome completamente confundida.

¿Qué os gustaría que pasara en los próximos capítulos? Os leo. ❤️✨ (por twitter también, y me encanta contestaros y stalkearos)

@missbanana027

Aprender. | Albay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora