Capítulo 7

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Min Yoongi podría decir que aquella pequeña mota de pelos colorina no era lo que había visto a primera vista. O tal vez sí, pero tenía otras cualidades las cual le recompensaban.

—Otra cerveza a ver si te quita esa cara de rana —murmuro Jimin acercándose a la esquina que había escogido.

La zona era perfecta, estaba en el mesón frente a Jimin y podía ver perfectamente a las demás personas en las mesas o la pista de baile sin llamar la atención de nadie, figurativamente ya que su presencia atraía la curiosidad de las personas y a la vez las mantenía alejadas.

—Gracias —sonrió falsamente, logrando que el omega bufara luego de sacarle infantilmente la lengua y se diera media vuelta para atender otras personas.

Sin poder evitarlo, sus ojos viajaron al trasero del menor. Esos malditos pantalones de cuero negro le quedaban malditamente bien, moldeando perfectamente aquel respingón trasero. Y aquella camisa a cuadros negra con líneas rojas, completaba el conjunto haciéndolo ver más que simplemente bien.

Había notado lo bien que se veía cuando salió del apartamento pero lo había ignorado, extrañado de que una persona logrará captar su atención tan fácilmente.

Tomó un sorbo de su cerveza y le observó hablar con un cliente, siguió el movimiento de aquella mano peinando su cabello hacia atrás, parecía que hacía aquello muy seguido, como tic nervioso.

Observó a su alrededor en busca de alguien sospechoso, pero no había nadie.

Las horas pasaban y lo único que pudo comprobar esa noche, era que Jimin realmente metía sus narices donde no le llamaban, pero que siempre era por algo que el pequeño omega encontrara injusto.

Como exactamente ahora, serían unas once personas que quedaban en el bar, contándolo a él, los dos omegas que servían los tragos y un guardia que estaba fuera del local, ajeno a lo que sucedía adentro lo cual estaba malditamente mal.

En una situación peligrosa ese hombre debería ser el primero en estar aquí, como ahora que era necesaria su presencia.

Tres alfas acorralaron a una chica omega lo bastante bebida como para darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor, era bastante sorprendente que aún se pudiera mantener de pie a decir verdad.

—No vayas... No vayas... No vayas... —comenzó a susurrar Yoongi sabiendo que sería inútil, y lo fue.

Jimin se percató de la situación y sin problemas salió detrás del mesón y fue directo a la boca del León, colocándose entre los alfas corpulentos con aspecto rudo y la indefensa chica.

—Lo siento señores, creo que ya es hora de que se vayan a su casa —Jimin dijo tratando de cubrir con su cuerpo a la chica, evitando hacer una mueca ante el horrible hedor a transpiración, tabaco y alcohol.

Estaba seguro de que había hasta un ligero aroma a alguna droga.

—¿Enttonced qué? ¿Tú ocuparras su llugar? —pregunto el hombre de al medio.

Jimin cerró sus ojos y no pudo evitar mover su mano frente a su rostro para quitar el horrible olor que había expulsado el alfa al hablar.

—No, creo que ustedes necesitan volver a su casa —comentó ignorando a propósito las muy lascivas miradas sobre su cuerpo.

A Jimin le gustaba verse bonito, pero era en situaciones como esta en las que a veces pensaba que no era lo mejor.

La chica a su espada se colocó a su lado y vomitó el contenido de su estómago entre ellos y los borrachos alfas.

Un poco de amor (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora