Capítulo 25

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Jimin despertó sintiendo unas caricias en su nuca y en su espalda baja, por un momento se tensó porque acariciaban sus cicatrices pero el toque era tan íntimo y tierno que lentamente su cuerpo se fue relajando.

Suspirando se acurruco contra él desnudo cuerpo del alfa, recordando todo lo que había pasado.

"Se quedó conmigo" pensó sonriendo suave, usando aquello como consuelo ya que al final, no había logrado que le hablara de él.

—Buenos días —murmura plantando un beso en la clavícula del alfa.

—Uhm... Buenos días —respondió Yoongi un tanto extrañado, esperando.

Pero el omega no hizo o dijo nada más, por el contrario, pareció que solo se acurruco más contra él para seguir durmiendo, sin presionar o preguntar nada.

Yoongi podría seguir guardando silencio y no decir nada, seguir manteniendo todo en su interior, pero aquello no sería justo.

Jimin le había contado de su pasado, su dolor y él había callado y escuchado.

Esta vez era su turno. Era Jimin a quien le diría, si no lo hablaba ahora, ¿entonces cuándo?

—Nunca supe de mi padre y mi madre me abandonó cuando apenas era un bebé, viví prácticamente toda mi vida en orfanatos y casa de acogida —recordó Yoongi, observando el techo de la habitación.

Jimin guardó silencio e intentó acomodarse aún más cerca, como si fuera posible.

—Lamentablemente para mí, a cada lugar que iba, solo nos tocaba con personas malvadas que maltrataban y abusaban de nosotros. En un principio, tuve que aguantarlo ya que era un cachorro, no tenía cómo defenderme. Pero no era solo yo, cuando no era a mí a quién golpeaban, era a otro de los niños con quienes vivía —explicó mientras con sus manos recorría la suave y tierna piel del menor como consuelo.

—¿Nunca... Dijiste algo? —susurró con dolor, sus ojos se estaban volviendo lloros mientras escuchaba y se imaginaba su infancia, tan dura y solitaria.

Jimin no podía imaginarse vivir así, él realmente tuvo la suerte de tener unos padres amorosos que lo querían con todo su corazón.

—Nos tenían amenazados, éramos cachorros incrédulos e ingenuos que se creían todo lo que les decían —sonrió amargo, recordando su propia ingenuidad de aquellos tiempos que rápidamente fue destruida—. Luego, cuando fui más grande... Cuando intenté decirle a las personas, nadie nos creía —recordó con odio, recordando aquellas miradas despreciativas—. Como el mayor, me tome la responsabilidad de cuidar y proteger a los niños más pequeños, ellos realmente confiaban en mí y luego... Una vez... En una casa de acogida...

Respiró profundamente e intentó calmar el dolor que surgía dentro de él con tal solo recordar.

Sintiendo que estaba mal, Jimin comenzó acariciar el pecho del alfa mientras llenaba de su aroma la habitación, ayudándolo.

Cuando Min estuvo lo suficientemente bien, decidió continuar. Era la primera vez que le estaba contando a alguien, y aunque seguía siendo doloroso... Era más fácil de lo que se imaginaba.

Y no sabía si era por la persona a quien se lo estaba diciendo y quien consolaba, o porque realmente todo este tiempo había deseado contárselo a alguien.

—Me hice amigo del niño que vivía al lado, tenía quince años y se llamaba Soobin, era un año más grande que yo... —suspira recordando con cariño y dolor—. Él presenció cómo me sacaban la mierda por defender a otro de los chicos.

Un poco de amor (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora