Capítulo 9

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—No puedo creer que hayas aceptado la estupidez que propuso tu estúpido jefe —gruño Jimin en el estacionamiento.

Simplemente aún no lo podía creer, para él seguía pareciendo una broma, una broma de muy mal gusto.

Era cierto que había admitido para sus adentros que se estaba acostumbrando a ver al alfa, pero de ahí a... Fingir ser algo que obviamente no son ni seran, era totalmente diferente.

—En primer lugar no lo propuso, lo ordenó y no me queda de otra más que acatar la orden que se me da. Segundo, él dio la explicación y aunque no me gusta, sé que tiene razón ¿Entiendes? Sería muy extraño que de un día para otro tengas un guardaespaldas, tener un novio es menos sospechoso.

—No —golpeó el suelo con su pie derecho, haciendo un pequeño berrinche—. Ustedes son los que no entienden, nadie se tragara esto.

—Actúas como si nunca te hubieran visto con una pareja antes —le entregó el único casco al chillón de su vecino, haciendo una nota mental de tener que comprar otro.

—Quizás porque nunca he tenido uno antes —pregunto con ironía, colocándose el casco.

—¿Eres virgen? ¿Con veintitrés años? —pregunto sin poder detenerse mientras se subía a su moto.

Jimin agradeció infinitamente que el casco cubriera el sonrojo de sus mejillas.

—No, no lo soy —respondió seguro de que el alfa no le creería.

Ignorando cualquier expresión en el rostro del contrario, se subió dejando una considerable distancia entre los dos otra vez.

—¿Quieres que el accidente de más temprano se repita? —pregunto duro, dándole vida a la moto con solo girar la llave.

Jimin hizo una mueca al recordar cómo casi se había caído dos veces cuando venían de vuelta del parque y solo por no afirmarse como él le había señalado.

—Esta vez no iré despacio pequeño, tu mismo te estabas quejando porque vas tarde.

—No soy pequeño —refunfuño.

Mordiendo su labio inferior, lentamente se fue acercando hasta que sus muslos rodeaban el cuerpo ajeno, alzó sus brazos y rodeó el torso.

Cerró sus ojos y espero, extrañamente aquella sensación no llegó, como las veces anteriores, incluso su omega estaba muy a gusto, demasiado a decir verdad.

Los cuerpos de ambos estaban tensos, como si no estuvieran acostumbrados al tacto de otras personas.

—Esta bien, eres un niño —y antes de que Jimin pudiera reclamarle otra vez, ya se había puesto en marcha.

Cualquier distancia que aún existía entre sus cuerpos, desapareció en segundos. Jimin tenía sus ojos cerrados con fuerza mientras se aferraba al cuerpo del alfa todo lo que pudiera.

—¡¿Qué pasó con eso de espacio personal?! —grito burlón Yoongi.

—¡Cuándo manejes como la gente normal, volverá! —aseguró abriendo un solo ojo para observar a la velocidad a la que iban, la cual no había disminuido, solo aumentado—. ¡Idiota! —chillo cerrando sus ojos otra vez, apegando totalmente su pecho a la espalda por el resto del camino.

Yoongi sonrió y estacionó su moto, golpeó con poca fuerza las pequeñas manos que rodeaban su cuerpo con fuerza, aferrándose a su camiseta negra bajo su chaqueta de cuero.

—Ya bájate monito.

—No soy un monito, tu eres un ogro —se quejó soltándose y bajando.

Se sacó el casco y se lo entregó mientras se acomodaba su cabello, peinandolo hacia atrás con su mano.

Un poco de amor (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora