Capítulo 23

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—No puedo creer que hayas vendido una de tus pinturas —exclamó observando al pequeño omega sentado a su lado.

—Lo sé, extrañaré a ese bebé —pronunció el menor con un puchero, contemplando el tráfico a través de la ventana del taxi.

Yoongi negó con su cabeza, él no se refería a eso.

Realmente le sorprendió cuando con tan solo una llamada de esa alfa arrogante, inmediatamente el teléfono fijo de la oficina comenzó a sonar ofertando dinero por la pintura que había escogido vender Jimin, pero fue el menor quién decidió finalmente venderla a un hombre de nombre extraño por un precio no tan exagerado como el de los demás, pero si lo suficientemente alto como para pagar casi por un año el departamento.

El que Jimin fuera tan famoso no se lo esperaba, ni que sus pinturas en verdad fueran tan buenas.

—¿Por qué no vendes tus pinturas? —el pelimorado le observó.

—Creo que eso es lo que acabo de hacer —respondió mirándole extraño—. Venimos del banco, acabo de retirar dinero.

—No me refiero a eso. Eres bueno en lo que haces, varias personas quieren tus pinturas y tú aun así no las vendes, solo las tienes en una exposición —señaló.

Jimin hizo una mueca—. Soy de las personas a las cuales les cuesta deshacerse de algo. Mis pinturas no son solo una hoja con un dibujo y color encima, para mí son importantes... Son como una parte de mí —explica—. Por eso tengo un acuerdo con Noona donde solo puede vender cinco al año y yo escojo cuales. Esto que pasó ahora solo ocurre cuando realmente necesito el dinero o veo urgido a mi hermano o hasta Nam.

—Entonces, si yo te pidiera dinero ¿tú venderías una de tus preciosas pinturas para prestármelo? —cuestionó arqueando una ceja.

—Claro —aseguró sin siquiera pensarlo un segundo—. Si necesitas mi ayuda estaré ahí para ti, a pesar de que seas un ogro —le sacó infantilmente la lengua para después reír.

—Disculpen, ya hemos llegado —aviso el conductor, interrumpiendo la charla.

Bajándose del taxi después de pagarlo, Jimin fue por un carrito antes de entrar al supermercado con el alfa a su lado.

Jimin pensó que realmente parecían como una pareja común y corriente y eso... Le gustó. Además, aún estaba emocionado con el ataque de celos de Yoongi, pero no quería mencionar nada al respecto por miedo a que el mayor se cerrara.

—Echa eso —pidió el omega apuntando unos cereales en específico.

—No son necesario, ya tienes tres cajas de cereales —le ignoró obligándolo a seguir.

—Sí pero no son esos —contestó haciendo un mohín.

—¿Cuántas veces has salido a comprar despensa? —pregunto Yoongi al ver tantas... Chucherías en el carrito, realmente no habían agarrado nada de lo que realmente necesitaban.

—Jin o Bae son los que siempre me acompañan, dicen que no confían en mí en el supermercado, no entiendo por qué —respondió luciendo genuinamente confundido.

Yoongi colocó sus manos sobre las de Jimin y manejó el carrito esquivando otro con el cual el menor iba a estrellarse por estarle mirando.

—Si, más adelante deberías de seguir viniendo con ellos, tú realmente no sirves para esto —señaló soltando el carrito cuando se dio cuenta de la suavidad y calidez de las pequeñas manos del omega.

—Eso no significa nada —se quejó llenando de aire uno de sus mofletes.

—Algo me dice que no quiero estar en el mismo auto contigo detrás de un volante —sonó a burla, era una burla, pero también había verdad detrás de ellas.

Un poco de amor (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora