El aire de aquella noche era demasiado frío, denso. Realmente se sentía que iba a pasar una desgracia a su alrededor, en todas partes que iba a lograr que muchas lágrimas se derramaran en aquella oscuridad. Sin embargo, uno nunca iba a saber cómo iba a terminar las consecuencias.
Eran como las 12 de la noche, hora de los demonios dirían algunos. Se supone que a esa hora la mayoría de la población debería de estar durmiendo, a gusto en casa, no al intemperie.
Las pisadas no se hicieron esperar, pues la discreción no era lo que estaba contando en ese momento.
Ambas personas se detuvieron justo en la entrada de aquel mediano pueblo que se encontraba a mitad o iniciando su sueño. Casi no había nadie afuera el cual diera un grito de auxilio, advirtiera a los demás. Simplemente algunos animales que se encontraban afuera. La brisa se había vuelto un poco violenta.
—Empiecen ya.
La chica habló totalmente divertida dejando que aquella fila de seguidores avanzarán a lado de ellos dos quienes permanecieron inmóvil.
Observaron cómo aquellos magos irrumpian en las casas provocando un gran ruido al desgarrar la puerta con su magia. No tardó en escucharse los gritos de las personas y llantos de niños. El fuego fue lo principal que iluminó sus ojos, estaba comenzando un desastre.
Las luces llamando a los guardianes no se hicieron esperar, pero eran tan débiles que tardarían minutos en llegar.
Suspiró mientras caminaba directo hacia una roca vacía y grande, SeoHyun se le quedó mirando con intriga por su comportamiento tan desinteresado en eso. Realmente le daba igual, simplemente no quería ver.
—Puedes ir también —murmuró conociendo lo sádica que era—, recuerda que debemos de sacar mucha ventaja.
Ella sonrió tan agradecida con su persona antes de sacar su varita al mismo tiempo de dirigir su mirada hacia aquella aldea que se alzaba en llamas, observando los cuerpos de las personas, todos llorando, huyendo.
Fueron pocos segundos antes de que se perdiera entre las llamas.
Al perderla de vista, se puso de pie para poder caminar entre aquellos cuerpos observando a los niños que lloraban a lado del cuerpo de lo que solía ser sus padres. Eso le hizo pensar en su propio padre al cual llevaba algunos años sin ver.
Maldijo un poco antes de alzar la mirada, observó una silla de metal que se encontraba recargada justo a lado de una cabaña en llamas. No tardó en llegar a esta para poder sentarse y cruzar sus piernas.
—¡Ayuda! —una maga pasó corriendo justo enfrente suyo.
No había llegado tan lejos, la risa de SeoHyun y un hechizo hizo que cayera muerta a unos cuantos metros de donde estaba.
Acomodó el gorro de la túnica para poder cubrir más su rostro, estaba sintiendo escalofríos.
—¡No dejen ni una casa intacta! —uno de los encargados señalaba a todos lados —, ¡Matenlos a todos!
Todos corrieron en sus direcciones correspondientes como borreguitos, creyéndose la gran cosa por estar matando a personas que no tenían la culpa de nada. Igual, no tenía derecho de decir nada.
Notó como un pequeño chocaba con uno de los seguidores, caía al suelo y alzaba su mirada totalmente aterrado porque este dirigía su varita hacia a el.
Su pequeña vida se iba a terminar justo en ese momento.
Después de un largo suspiro, sacó su varita para poder matar aquel seguidor que había caído directo al suelo. Odiaba sacar su varita pero se trataba de alguien con poca energía que tan fácil podría matarlo de aquella manera. No supo porque lo hizo, simplemente lo había hecho tan rápido que no tenía explicación.
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• Ya'aburnee; [ Kyusung ]
FanfictionEl instituto Kairos ha sido abierto desde tiempos remotos para todos aquellos magos, seres de magia, etc, dispuestos a controlar su magia y aprender a vivir con ella. Más ahora que el siglo XXI es totalmente distinto. KyuHyun hijo de grandes magos...