Bien, todo se sentía tenso en aquel salón mientras apretaba sus labios, después de todo no podía hablar después del hechizo que habían usado en él para permanecer quieto en aquella silla sin poder mover sus piernas por más que quisiera, pero detestaba ver aquel imbécil a unos cuantos cm de su persona. Este lo observaba tratando de ver algo en su persona pero simplemente había sonreído de lado para darse la vuelta.
Maldijo al ver cómo se acercaba a Yesung quién se encontraba parado en la mitad de aquel salón, con la mirada fija en él y sonriéndole con tranquilidad, sonrisa que le desesperó.
Trató de moverse de nueva cuenta y decir algo, pero ni sus pies ni sus labios se habían movido, logrando que se sintiera más desesperado cada obstante. Dirigió su mirada hacia la única persona que se encontraba en aquel salón, SiWon quién vestía normalmente sin aquella túnica tan ridícula a su parecer, sus otros seguidores simplemente habían salido cuando lo habían logrado movilizarlo. En ese momento estaba detestado no tener alguna varita a su mano.
Suspiró con pesadez por quién sabe cuánto vez sin poder dejar de ver a Yesung quién le miraba con cierta preocupación pero sintió coraje al ver cómo SiWon se le había acercado para susurrarle algo al oído.
—Bien ahora que estamos aquí los tres reunidos, podemos comenzar con este festín —el alto pronunció totalmente tranquilo y caminando alrededor de un Yesung tenso—, les ofrecería algo de vino pero se me está acabando.
Ni aunque quisiera responder, sabía que ninguna palabra iba a salir de su boca en ese momento, lo único que quería decirle era que se fuera al diablo con sus malditas invitaciones y sus lame culos llamados disque sus seguidores.
—Además, Yesung no se ha portado bien. ¿No es así?
Se quedó justo enfrente de Yesung quién tomó una gran bocanada de aire y exhaló con lentitud, sabiendo lo que estaba por venir.
—Te has portado muy mal con los míos. Están molestos contigo por hacerlos quedar como unos tontos —alzó la mano para poder tomarle del mentón con cierta fuerza—, pero sabes del porque estás aquí. Vas a hablar si o no.
Quita tus manos de él, reverendo imbécil.
KyuHyun trató de levantarse pero simplemente fue inútil de nueva cuenta mientras atraía la atención de aquel tipo que sonrió divertido.
—Voy a ser gentil contigo y tal vez reconsidere mis planes si desean cooperar conmigo. ¿Vale?
Sabía que la cosa no iba a ser fácil, desde un principio cuando se encargó de aquellos objetos y estaba claro que no iba a ceder.
—¿Donde esta el giratiempo y mi anillo, Yesung? —Le recorrió con su diestra sobre su pecho—, debes de hablar, sabes que no soy gentil cuando me enojo.
—No lo sé..
—¿Como no vas a saber? Te los llevaste tú... No, más bien me los robaste.
—No tengo idea de dónde están...
—Una última vez Yesung —le tomó de la mejilla sin tener la mínima intención de ser una persona relajada.— ¿Donde los escondiste?
Solo hubo silencio como respuesta.
SiWon se giró a ver hacia KyuHyun quién seguía asesinandole con la mirada y era algo que poco le importaba, se encontraba ahí sentado sin poder hacer nada, y a la vez le daba gracia verlo de aquella manera pero también estaba molesto.
Sus planes estaban siendo arruinados, necesitaba esos malditos objetos para seguir al pie de lo que planeaba para el mundo mágico.
Sabía que algo así podría pasar, y el mismo pelinegro se lo repetía muchas veces que si tenía la oportunidad de traicionarlo, entonces no dudaría. Comenzó a recordar cómo esté lo rechazaba, lo hacía sentir menos por no poder responder a sus caricias, le miraba con asco repitiendo que KyuHyun Loup era mejor en cada cosa que hiciera. Pero ahora ahí tenía a ambos, y podía notar como Yesung se encontraba con la guardia baja, quizás porqué su noviecito se encontraba en el mismo salón que ellos.
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• Ya'aburnee; [ Kyusung ]
Fiksi PenggemarEl instituto Kairos ha sido abierto desde tiempos remotos para todos aquellos magos, seres de magia, etc, dispuestos a controlar su magia y aprender a vivir con ella. Más ahora que el siglo XXI es totalmente distinto. KyuHyun hijo de grandes magos...