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Aquel día volvió a suceder lo mismo que los otros anteriores días cumpliendo exactamente 5 días en aquel maldito lugar donde KyuHyun cada día se estaba desesperando más de sentirse enojado, enojado era poco.

Los volvieron a dejar en aquel mugriento cuarto para que los cuidadores se fueran apenas habían pisado ese lugar. Como era de esperarse,la puerta fue hechizada para que no escaparan pues era su única forma de escape el no poder usar su magia por muchos motivos. Y odiaba eso.

Apenas se había cerrado la puerta, KyuHyun se encaminó rápidamente hacia su pareja quién se encontraba en el suelo y mirando hacia el techo.

—Cariño, ya estoy aquí.

Lo tomó entre sus brazos para llevarlo hacia aquella mierda de colchón que en ese momentos era necesario.

Pasó sus manos por su cabello sudado para poder observar como se encontraba aquel día, su rostro estaba con algunos moretones los cuales eran recientes y otros ya andaban cambiando de un color verdoso. Su labio roto no podía sanar, cada día lo volvían a lastimar. La sangre que recorría su frente lo hizo sentir débil ante este, pero lo que odiaba era ver cómo ese idiota tocaba de manera indebida a la persona que más amaba, y que Yesung no pudiera hacer nada porque estaba lo suficientemente lastimado.

El muchas veces había usado un cruciatus con sus presos para poder sacarles la verdad, y a la primera estaba gritando está. Pero con Yesung era diferente, era fuerte.

Pero su fuerza lo estaba matando. Lo estaba dejando débil, y este trataba de hacer lo posible para no hablar. El sabía dónde estaba el giratiempo, pero no sabía que había hecho LeeTeuk con él. Con respecto al anillo, no tenía idea de que el mayor lo había tenido consigo en todo ese tiempo, ni siquiera se había dado cuenta de aquello.

Pasaron unas horas para que el mayor se removiera soltando unos quejidos por todo el dolor que sentía. KyuHyun lo apretó contra su pecho para que no se moviera tanto y evitar el dolor.

—¿Kyu?

—Aquí estoy —continuó pasándole la mano por su cabello sudado mientras seguía poniéndole atención—, ¿Como estás?

Sabía que era una pregunta estúpida, pero el mayor había sonreído.

—Un elefante ha pasado sobre mi.

—Si le ves cara de elefante a ese tipo, entonces estás muy bien.

Su sonrisa se hizo más amplia mientras se acurrucaba contra su pecho, sabía que el mayor seguía siendo fuerte al tenerlo a su lado. Podría perderse por unas horas pero siempre regresaba cada que se daba cuenta que no estaba solo, que lo esperaba con una gran sonrisa sin estar dispuesto a soltarlo.

Se acercó dejarle un beso sonoro en su frente provocando que Yesung negará pero no hizo caso, pasó aquellos besos por su mejilla hasta lograrlo hacerlo reír.

Su risa era algo por lo que rogaría escuchar toda su vida.

—¿Donde tienes escondido el anillo?

Yesung borró su sonrisa y mejor decidió ver algún punto ciego de aquella habitación sin tener la necesidad de responderle.

—Sabes que...

—Si te digo, entonces serás tú quien termine en mi lugar —se separó de sus brazos a pesar de todo el dolor que sentía—, así que no, gracias. Así las cosas están yendo bien.

—¿Yendo bien? —el tono de su voz fue demasiado sarcástica.

—Si, por lo menos no te ha hecho algo aún. Aunque tengo la idea de qué demonios quiere hacer.

• Ya'aburnee; [ Kyusung ]    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora