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Las semanas habían pasado, unas 3 para ser exactas y las cosas iban más que bien en todos los sentidos. Yesung había decidido dejar que su cabello tuviera aquella tonalidad oscura que le hacía ver más joven, de verdad que nunca le creería que este tendría 33 años como para aparentar tener unos 25, pero claro, era un Bathory. La sonrisa del mayor se hacía cada vez más presente sin necesidad de que está fuera forzada, comenzaba a ser más expresivo y dejaba que lo tocará más que en otros momentos donde se ponía todo arisco simplemente por tomarle la mano. Ni que decir que estaba ya algo acostumbrado a no usar su magia, adoraba que siempre recurriera a él cuando necesitaba algo.

Ni que decir de aquel aspecto dulce que en algunas raras ocasiones lograba ver en el mayor a parte de aquella personalidad tan extraña que tenía se vez en cuando. Más ahora que no podía usar magia para nada si ambos o el quería estar bien.

En aquellas semanas solamente habían visto a LeeTeuk dos veces, donde simplemente les decía que las cosas en el mundo mágico estaban un poco complicadas debido a que estaban saliendo algunos magos renegados siendo descubiertos entre las filas del ministro, y aquel amigo que el mayor les había dicho que estaría al pendiente de ellos, venía siendo otro mago totalmente raro para los ojos de Yesung quién le miraba con cierto re celo cada que comenzaba a hablar de su tío, su nombre era SungMin. Para el pelinegro era raro la forma en que se refería a su tío, como si en algún momento hubiesen tenido algo y después ya terminaron como algo a amigos. Seguía sin comprender muy bien las cosas.

Pero eran las semanas más relajadas que pudieron haber tenido hasta el momento para ser verdad, se sentía bien uno con otro, realmente parecían una pareja totalmente feliz a la vista de los demás. Y no lo negaban, lo suyo iba en serio.

La única prioridad de KyuHyun tenía nombre: Yesung. Aquel hombre que justo en ese momento tenía su mirada fija en aquel producto entre sus manos, aunque no tardó en comérselo con la mirada al ver como iba vestido. Un pantalón negro que se amoldeaba muy bien a sus delgadas y largas piernas, unos tenis blancos que combinaban con la playera blanca y un arcoíris en un costado, que apenas se veía por la chaqueta de mezclilla que llevaba encima. Cualquier cosa que se pusiera, se le iba a ver jodidamente bien.

El en cambio era lo opuesto, simplemente había tomado un pantalón cualquiera y una playera negra encima, listo. Ese era su outfit de todos los días: lo primero que encontrará en el armario.

Se acercó hasta este para ver cuál era su pequeña pelea mental pues hacia algunas muecas de disgusto.

—Esto es asqueroso —Yesung volvió a dejar aquel producto en el estante—, los humanos están locos, ¿Como carajos van a vender aceite para bebe? ¿Acaso planean hacer una carnita asada?

Reprimió la risa en esos momentos al ver aquel producto y volver a ver al mayor quién había tomado otra cosa para volver a leerla.

Admitía que el mayor sabía muchas cosas sobre los humanos, pero no sobre los productos que consumían.

—Ese aceite no es para freír. Nosotros no necesitamos nada del pasillo de maternidad. —le tomó de la mano para que pudieran regresar a donde habían dejado el carrito de supermercado—, además algunos nos miran raro, seguro creen que tenemos un bebé por ahí.

Yesung se detuvo de manera abrupta sin intenciones de seguir caminando, sus manos se pusieron sobre su cintura.

—¿Te da vergüenza que piensen eso? —lo miró casi ofendido.

—De verdad que a veces te contradices a ti mismo.

Negó totalmente a la actitud de su pareja antes de acercarse para darle un beso en la frente, volvió a tomarle de la mano para que siguieran en aquellas compras de supermercado.

• Ya'aburnee; [ Kyusung ]    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora