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Decir que había sido difícil el someter a Yesung era mentira, ni siquiera lo había dejado entrar al que se suponía sería su cuarto porque le había atraído con su varita provocando que este le mirara confundido al no poder moverse un solo paso más hasta que el estuvo a su lado.

Ahora lo tenía ahí, acorralado contra la pared y la varita en el suelo para darle a entender que no lo obligaría a nada que no quisiera.

Pero claramente quería, sus manos pasaban por la espalda del castaño a la vez de estar correspondiendo aquel apasionado beso donde tomaba de su labio inferior para jalarlo a su antojo, chuparlo y morderlo en búsqueda de dejar marcas pequeñas o grandes que fueran a dejar a la vista de los demás que el tenía a alguien que estaba dispuesto de todo por él. Realmente se estaba maravillado con el sabor de sus labios, la suavidad de estos no se comparaba con las bocas que ya había besado.

Y en cambio, Yesung podía sentir aquella pasión al igual del deseo que creía haber perdido debido a que no lo sentía con SiWon, lo sentía como una obligación pero con KyuHyun era totalmente diferente. De verdad quería seguir sintiéndolo, cada vez crecía más el deseo con tenerlo tan cerca.

KyuHyun le tomó con firmeza de la cintura para bajar aquellos besos por su cuello, dejando pequeños chuletones y logrando sentirse excitado con escuchar la respiración agitada del hombre entre sus brazos quién trataba de aferrarse a él.

—Deja que reclamé lo que por derecho es mío —murmuró contra su piel y al estirar la palma de su mano, fue que la varita regresó la cual uso para que los botones de aquella camisa comenzarán a abrirse—, te quiero tanto Yesung, necesito sentirte, tocarte y hacerte gemir mi nombre. Quiero amarte, hacerte el amor y tratarte tal y como te mereces.

Sus besos bajaron por su pecho desnudo sin evitar que su respiración agitada se pueda contra su piel. Ambos podían sentir como el calor se apoderaba de sus cuerpos.

De tan sólo escuchar su voz ronca contra su piel y cerca de su oído, le provocaba demasiada tentación pero terminó cerrando sus ojos cuando la mano ajena comenzó a tomarle de su erección oculta en su pantalón.

Apenas y se dio cuenta de cómo el menor le estaba comenzando a quitar su ropa con la magia que estaba conjurando en ese momento.

Yesung apenas podía respirar mientras el castaño seguía en lo suyo, en acariciar cada centímetro de su cuerpo con más manos y los labios, metió la rodilla en medio de sus piernas para obligarlo a separar estás obligándolo que comenzará a temblar por sentir como la necesidad del deseo seguía creciendo cada vez más.

—Yesung sigo pensando siempre en ti.. —subió hasta su oído para hablar en voz ronca y tomándole de las caderas.— si no te importa, vamos a entrar en ese cuarto, te voy a hacer el amor hasta que no pueda más, hasta que supliques que pare porque yo no pienso hacerlo hasta sentirme satisfecho...

—KyuHyun...

—Mirame, quiero ver tu rostro. Te mueres por mi, admítelo.

Pero antes de que pudiera hablar o decir algo, fue KyuHyun quién le dió un leve empujón cuando esté había abierto la puerta del cuarto dejando que ingresarán casi a tropezones pero sin tener la necesidad de separar sus labios ya que estaban tan concentrados.

Su ropa ya no estaba de por medio, pero la de KyuHyun iba cayendo al piso debido al mayor quién con algo de desesperación buscaba el como quitarle está.

—KyuHyun... —susurró al fin y tomando su rostro entre sus manos—, he esperado mucho tiempo para volver a verte.

Sonrió sin dejar de mirarlo hasta sentir como el menor lo recostaba sobre aquella suave cama y separarle con sus manos sus piernas, acarició con sus labios su boca. Estaba dispuesto a devorarlo como deseara, pero no podía tomarlo con rudeza por más que quisiera, había añorado tenerlo entre sus brazos.

• Ya'aburnee; [ Kyusung ]    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora