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Maratón 2/3;

Era domingo y los segundos, minutos el incluso horas estaban comenzando a pasar como una larga agonía para KyuHyun Loup quién no podía dejar de ver el reloj a cada maldito segundo, sintiendo temor, nervios. Su madre todo el día le había preguntado que tanto le pasaba, se veía muy raro, para ella todo tenía una respuesta a su comportamiento: la muerte de su novia.

Sin embargo no era eso, estaba totalmente interesado en alguien más. Tal como lo había dicho antes, la había querido pero no llegado a amar como lo hacía con Yesung. Y justamente por este era que se encontraba de aquella forma durante todo el día. ¿Razón? Estaba con aquel idiota mago, haciendo que sabe quién, sin poder ayudarle. Realmente se sentía molesto, celoso, angustiado. Tenía varios sentimientos mezclados sin poder controlarlos.

Ni siquiera había podido dormir bien. Se la había pasado dando vueltas sobre su colchón y mirando por la ventana a aquella luna morada que iluminaba su cuarto. Aún no era luna llena, y su instinto animal rugía por querer reclamar lo que era suyo.

Dejando todo de lado, al siguiente día donde el inicio de semana comenzaba al igual que las clases del instituto, había salido demasiado temprano de casa sin atreverse a ver a sus padres, no por el miedo de que supieran que estaba con Yesung. Ahora su miedo se basaba en como se comportarían estos con el mayor, sabía que su aprobación jamás la tendría. Y todo estaría yendose por un tubo, no quería alejarse. No ahora.

Cuando al fin llegó al instituto, caminó de forma apresurada directo hacia la entrada pasando por aquel enorme pasillo en medio del jardín sin ponerle atención a todos los alumnos. Incluso ignoró a algunas hadas que se interponían en sus caminos las cuales querían entregarle la propaganda de las festividades deportivas que estaban muy cercas, lo único que quería era verificar si Yesung ya estaba en la escuela, si estaba bien. Si de verdad lo estaba.

Juraba que esa angustia jamás la había sentido antes, simplemente llegó de un momento a otro. Como si estuviera sufriendo lo mismo que Yesung. Y quería darse la idea que solo era su mente quién le estaba jugando una mala broma, que se estaba imaginando cosas que ni al caso, que todo estaba de maravilla como hace unos días.

Sus pisadas se hicieron notar ante el azulejo reflejante del piso cuando ingresó al castillo, observaba hacia todos lados tratando de encontrar a aquella persona por la cual estaba demasiado nervioso.

Revisó el primer piso, desde los baños hasta las salas de práctica para los de primer grado pero no estaba. Se dirigió de inmediato hacia las escaleras para ir directamente hasta el segundo piso, quizás estuviera tratando de regañar a algunos de cursos avanzados para sentirse mejor como algunas veces hacia. Pero al verlo parado justo en la entrada al pasillo de la ala norte, sintió su corazón latir con tanta fuerza.

No hacía nada, simplemente se encontraba ahí parado, con su mirada pérdida, tan concentrado en su varita mientras estaba recargado de uno de los pilares. Lo veía mal, y había rastro de llanto en sus bellos ojos los cuales hicieron que se sintiera enojado. Nadie tenía el derecho de hacerle llorar.

Sin esperar más, sus pies le guiaron hacia a este para poder pararse justo enfrente de este quién alzó su vista. No mentía, había llorado.

Sus ojos se encontraban rojos y algo hinchados, juraba que en ese momento este se iba a poner a llorar sin esperarlo. Pero en cambio se estaba conteniendo, apretando un poco sus labios antes de morderlos de forma nerviosa.

Tomó de su mejilla con suavidad, el mayor cerró sus ojos y disfruto ver cómo este seguía aceptando su contacto.

—Te estaba esperando —habló por fin para romper la tensión—, ven conmigo.

• Ya'aburnee; [ Kyusung ]    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora