Capitulo 3: Reencuentros

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Su hotel no queda especialmente cerca de ese bar en el que ha pasado tantas horas de su vida y que irremediablemente ha marcado esta. Pero quizás por alargar ese momento en el que no sabe cómo hacer frente y del que no sabe aún que esperar, decide hacer el trayecto andando.

Se sorprende al no sentirse perdido por las calles de Madrid a pesar de los años y de los sutiles cambios en la arquitectura. Se centra en esos pequeños detalles ocupando así su mente y no anticipándose a lo que prevé no va a ser fácil.

Una vuelta a la esquina más y ya estaría, ¿será igual? ¿Estará Laia en la puerta? ¿Cómo será la que dejó atrás siendo aún una niña y ahora es una adolescente?

Se sorprende al ver la fachada totalmente diferente, "bar de tapas y especialidad en pizzas" reza un cartel secundario. Desde luego no es el único que ha cambiado.

Mira a su alrededor buscando el flequillo que intuye sigue llevando Laia, sin encontrarlo. Camina con inseguridad hacia la puerta del local topándose con algo que si que no esperaba. En el interior se puede percibir algo similar a una fiesta infantil y su estómago se retuerce al leer el cartel de la puerta

"Hoy cerrado al público, lamentamos las molestias pero... Martín cumple 4 años"

Tiene que agarrarse a la primera pared que pilla y siente que su cuerpo ha sido invadido por la mayor de las borracheras. Tiene que ser su mente la que le esté jugando una mala jugada. Esa mente que viaja 13 años atrás

Escucha las llaves y solo puede ser una persona porque Amaia aprovechó las vacaciones para pasarlas con Alfred. Es por eso, tras la llamada que ha recibido de su hermana hace unos minutos corre a la entrada de esa casa.

- Una princesita- dice sorprendiendo a la catalana robándola un beso y acercándola a él

Haciendo que Aitana tenga que hacer auténticos malabares para que no se le caiga la compra

- Pero qué dices Luis...- pregunta confusa riendo por el recibimiento

- Mi hermana va a tener una princesita, me acaba de llamar para contármelo

- A ver quién te aguanta a ti cuando nazca...- bromea llevando las bolsas a la cocina- por cierto recuérdame que a las 6 hay que ir a buscar a Laia a casa de Lara- dice haciendo memoria de las palabras de la madre de la amiga de su hermana

- Anda mira, un día para nosotros- se hace el sorprendido él rodeando su cintura

La joven ríe apoyándose en el hueco del cuello que tanto la resguarda

- ¿Saben como la van a llamar?- se interesa de pronto

- No, pero yo no la pienso dar ideas que luego me los roba y a ver como llamo yo a mis hijos- bromea

- AH...- se hace la sorprendida- ¿que tu vas a tener hijos? ¿En plural?- recalca elevando sus cejas

- Media hija casi ya la tenemos...- divaga él haciendo alusión a Laia- y... bueno en un futuro si tu quieres, a mi me gustaría ampliar la familia- confiesa rozando la nariz de la chica con la suya

- Vas muy rápido Luisin... - responde ella dejando un beso en su nariz obligándose para ello a ponerse de puntillas- a ver cuéntame esas ideas de nombres a ver si me convences para tenerlos- bromea

- De niña lo tengo claro- responde más serio sentando a su novia en la encimera- Aitana como su madre

- Va en serio- ríe dando un golpe en su hombro

- Lía- confiesa

- Es bonito- piensa en voz alta ella

- Mi madre se llamaba Amalia y no sé, es parecido pero diferente- se encoge de hombros

SaudadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora