Crecer, desarrollarse, prosperar... eso estaba haciendo Laia. Esa niña que siempre ha aparentado menos edad de la que tenía, que demostraba una curiosidad infinita y que a ella tanto le ha hecho crecer, se había hecho mayor.
En esa conversación fueron varios los momentos en los que Aitana se negó a dejarla ir con Samuel, pero las noches que acostumbran ser largas, la hizo reflexionar. En unos meses su chiquitina, porque siempre lo será para ella, iba a cumplir 17 años y no por sus prohibiciones debido a su sobreprotección va a evitar que experimente. Ella misma ha vivido todo eso a su edad, además, Laia siempre ha demostrado ser madura y responsable, no debería tener miedo.
Por otro lado, las últimas semanas están siendo un caos para todos y entiende mejor que nadie que la joven necesite airearse y entiende también, que para ella la mejor opción es con ese chico que la saca mil sonrisas. Por eso, al día siguiente cedió y la concedió el deseo de escapar ese fin de semana con Samuel y de paso, la evitó cruzarse con Montse a la que sabe que no tiene demasiada estima. Y no la puede culpar, su madre desde luego que es peculiar, aunque ella ha aprendido a quererla así.
Pero a pesar de todo, no puede no estar preocupada cuando aún no hace ni dos horas que Laia se ha ido de casa dirección a un pueblo de la sierra de Madrid con Samuel. Y su cara debe ser un reflejo del alma, porque Martín interrumpe la construcción de la pista de carreras que está creando para jugar ambos
- Mami, ¿estás triste?- la pregunta el niño
- No cariño- le tranquiliza acariciando su mejilla- es solo que voy a echar de menos a la tati- le cuenta parte de la verdad
- Si dices Hakuna matata te pones feliz- la conseja
- ¿Cómo?- se sorprende entre risas por la propuesta
- Ha-ku-na matata- remarca el pequeño
- ¿Dónde has aprendido tu eso?- pregunta, pues hace tiempo que no le pone esa película y la parece muy extraño que recuerde esa frase del Rey León
- En la película de la pantalla muy grande me lo contaron- explica a su manera
- ¿Cómo?- vuelve a preguntar sin entender nada aún
- Papá me llevó a ver una película a una pantalla así de grande- señala abriendo sus brazos- así hasta el techo- se corrige al ver que sus brazos no abarcan las dimensiones que quiere- y me contó que está tan contento por mí, como el papá de Simba cuando le habla desde el cielo- cuenta emocionado
- Osea que habéis ido al cine...- se da cuenta Aitana- tu primera vez en el cine...- pronuncia en un susurro sintiendo un pequeño pinchazo en el pecho
Es la primera vez de Martín que no es para ella, la primera vez que se lo pierde y duele. Escuece un poquito haberse perdido la cara de asombro del pequeño al entrar en la sala, seguro que ha querido llevar él el cubo de palomitas perdiendo la mitad por el camino y le ha apretado la mano al sentir la sala más oscura. Agarre que habrá aflojado ante la fascinación por la imagen a gran tamaño. Por una vez, todo eso lo ha vivido él, no ella. Y tal vez sea hora de que merezca una primera vez de verdad, pero la molesta que ni se lo haya propuesto. Aunque es cierto que ha evitado todo lo posible esta semana cruzarse con él.
- Fuimos ayer, tamben vino la prima Imena y la tita- cuenta
Y entonces recuerda que sí recibió varias llamadas de la gallega, pero que no pudo coger por estar reunida en el trabajo. Cuando fue a recoger al pequeño al ático, fue Laia la que subió y quizás se lo comentaron, aunque desde luego, a ella no la llegó el mensaje y Martín ya llegó dormido al coche en brazos de su hermana.
- ¿Y te gustó?- se interesa
- Fue super chuli- responde con una sonrisa
- Pues me tendrás que llevar un día...- le propone
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Saudade
FanfictionSegunda parte de "Ohana" Ya han pasado 13 años desde que la vida volvió a dar un vuelco, desde que Laia abandonó ese lugar en el que nunca escogió estar, pero del que no se arrepiente haber vivido. ¿Cómo será su vida ahora? ¿En qué tipo de adolescen...