Capitulo 33: Estoy Contigo

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Tiene que hacer equilibrios para sacar su móvil del bolsillo sin perder en la maniobra ninguno de los papeles que contiene la carpeta que le acaban de dar, ni derramar el café que acaba de pedir en una famosa cadena.

- Dime Aitana- responde soltando el aire

- ¿Puedes ir a buscar ahora a Martín al colegio?- pregunta con cierta duda y podría jurar que la está viendo mordiendo su labio inferior y entrecerrando ligeramente sus ojos- es que tengo una reunión con una cantante y me sabe fatal cancelarla- se empieza a excusar

- Espera, espera- la frena- ¿pero Martín no sale...- hace una pausa para comprobar la hora- en dos horas?

- Sí, pero por lo visto le duelen los oídos, me acaban de llamar- aclara

- No te preocupes, voy ahora para allá y... me lo llevo al piso de mi hermana- responde

- Gracias, de verdad- agradece sintiendo un peso menos a su espalda- en cuanto acabe con esto voy para allá

- No me des las gracias por cuidar a mi hijo

Y aunque no lo sepa, esa petición dibuja una leve sonrisa en Aitana, una sonrisa que la transmite toda la paz que no ha tenido en toda la mañana. Pues lleva siendo una mañana de lo más peculiar... Primero Martín no quería ir al cole y ahora comprende que quizás su malestar ya había comenzado. Después, ha tenido que acercar de forma precipitada a Laia al instituto, ya que Samuel parece haberse dormido y para culminar... Adrián se ha reincorporado al trabajo.

Por una parte se alegra de su vuelta y no puede negar que su regreso la va a desahogar notablemente en el trabajo, pero por otra, no puede evitar sentirse algo extraña. Sobre todo con el cambio que está notando en él.

- Perdón- la interrumpe dando con sus nudillos en la puerta entreabierta de su despacho- la he dejado en la carpeta compartida las fotos de la última sesión de fotos, realice una criba, pero necesito que escoja las definitivas

- Adrián...- llama su atención- ¿desde cuándo me hablas de usted?

- Desde que solo eres mi jefa- responde resignado

- Tutéame, por favor- le pide incómoda

- Cuando lo haya mirado, me dice algo- responde como despedida antes de dejar el despacho dejándola sin opción a réplica

Y es la frustración de Aitana la que actúa por ella, que no puede evitar lanzar el bolígrafo que sostenía a la pared de enfrente. Sorprendiendo en ese mismo instante a Camila, que por suerte, llegaba sola a su reunión

- Veo que no es un buen día o que no tenías muchas ganas de verme- bromea la joven

- Perdóname- reacciona avergonzada levantándose- te esperaba algo más tarde- se excusa

- Marta me dijo que ya estabas libre- se explica

- Sisí, no hay problema tengo el muestrario de tejidos y los diseños definitivos en esa mesa- señala tras saludarla recogiendo lo que antes había tirado

- Y seguro que está todo perfecto- dice con una cordial sonrisa- pero tú me has escuchado mucho y si no te importa yo estoy dispuesta a escucharte a ti- indica mientras toma asiento

Una sonrisa tierna se dibuja en el rostro de la catalana por el gesto de esa nueva estrella que pese a lo que se suele pensar, tiene los pies muy en la tierra

- ¿No quieres tomar nada?- la ofrece

- Agua está bien- pide

- Tus problemas eran inspiracionales y los míos demasiado terrenales- se sincera mientras coge de la pequeña nevera que tiene en el despacho, lo que la chica ha pedido- y no es por ti, créeme- aclara haciendo una leve pausa- pero prefiero enfrascarme entre telas y dejar de pensar en todo eso un rato- admite

SaudadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora