Capitulo 45: Olvidos

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La comunicación fluye, los conflictos no parecen abrirse camino, pero la rutina tampoco parece llegar a instaurarse en su vida. Vive con un cepillo de dientes en su piso y otro en casa de la catalana, con ropa casi igualmente repartida en ambos armarios, con un ojo pegado continuamente en las notas que va dejando en el calendario de su móvil y levantándose cada mañana sin saber con claridad dónde va a dormir la próxima noche.

Aun así, no le importa demasiado ese caos. Le hace sentir más vivo y le ayuda a mantener más lejos esas voces que le acechan en su soledad. Voces, que han hecho amago de volver esa misma tarde al salir de esa reunión en Aldeas Infantiles, ya que ha ido a informarles sobre el contrato que firmó hace unos días en Universal. Es por eso, que aprovechando que aún le sobran unos minutos para recoger a Martín de la sesión con su psicóloga y que le pilla de paso, decide parar en Hasamba y refugiarse en quien siempre le ha entendido: Roi.

- He pasado de tenerte 24 horas en casa a casi ni verte el pelo...- bromea al verle

- El estudio absorbe tanto como el bar- le sigue el juego él

- Sí ya... si solo te absorbiera el estudio- ríe

- ¿Algo que decir?- responde conociendo de sobra las segundas intenciones de su amigo
y cuñado

- Creo que el que tienes que contar algo eres tú- le devuelve la pelota

- Eres una maruja- le pica devolviéndole una ligera colleja que obliga al gallego menor a rascarse entre risas

- ¿Entonces sí no?- le incita a verbalizar lo que es un secreto a voces

A pesar de que están envueltos en su propio mundo, en el que se encuentran sometidos por los horarios de Laia y Martín, en sus tiempos libres solo buscan la compañía del otro. Y son esas continuas ausencias ligadas a la buena sintonía que lucen cuando coinciden, las que dejan patentes esa nueva relación que han formado

- Sí ya lo sabes, para qué preguntas- admite con la boca pequeña, ya que no ha acordado con la catalana nada respecto a sí contar su nueva relación o mantenerla de forma discreta

- Hombre después de comerme el drama...- se queja- que menos de ser informado de alguna buena noticia- argumenta- por no hablar de tener que aguantar a tu hermana con el continúo run run- apoya su discurso haciendo gestos con su mano cerca de su oído, provocando una carcajada en Luis

- Ahí te va el run run- le vacila al ver como una foto de su hermana aparece en la pantalla del móvil de Roi, que queda a la vista pues está posado en la barra del bar

El gesto de Roi cambia ligeramente y hasta podría jurar que le ve descolgar el teléfono con cierto temor. Y no puede evitar que le haga gracia que a pesar de los años, el gallego tenga ese
respeto al carácter de su hermana, que por otro lado es totalmente inofensiva. Porque la chica es como esos perros que ladra mucho pero jamás muerde, ya que es el temor el que les hace hablar por ellos.

Pese a que Roi se ha alejado para hablar con calma, no es calma lo que transmite. Son varias las veces las que enreda los dedos en su pelo, incluso se pasa las manos por la cara. Su rostro es claramente serio y ese simple hecho en Roi es destacable.

- ¿Qué has liado?- le pregunta buscando que se destense

- Cualquier mando a la mierda el puto bar...- se queja dando un golpe en la barra

- Eh eh...- le frena- ¿se puede saber qué te pasa?

- Pues que me paso el día aquí metido...- suspira- obviamente a Ana no la puedo dejar sola porque está en cocina, total que tu hermana y yo nos vemos por la noche y gracias...- explica- la había prometido ir con ella a comprar el regalo de cumpleaños de
mi madre, de mi madre- recalca- y se me ha olvidado, pero aunque me hubiera acordado que hago ¿cierro?- expone cada vez más nervioso

SaudadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora