Capitulo 54: Volverte a ver (I)

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Cuando pisa suelo firme, al fin puede aflojar ligeramente el agarre a esa pulsera que recuperó hace unos días y que irracionalmente la ha hecho sobrellevar el vuelo más tranquila. Esa pulsera, que se la devolvió la propia Alba algo tímida prometiéndola que la había cuidado superbién, cuando estuvo en casa para despedirse de Martín antes de su viaje a Galicia.

A pesar de que han intentado verse varias veces a lo largo del verano, las agendas de los adultos han terminado por convertir esa tarea en algo mucho más complejo de lo que en principio pareciera.

Finalmente es gracias a la exigencia desmedida de Martín, por la necesidad de dar un abrazo a su amiga antes de irse a Galicia, lo que en sus palabras es un montonazo de días. Lo que ha movido a Aitana para conseguir convencer a Noelia para que traiga a la niña esa tarde y así pueda disfrutar de su reciente maternidad mucho más tranquila.

Cuando suena el timbre, es la catalana la que tiene que frenar al pequeño para que no abra la puerta a pesar de saber quien espera al otro lado. La sorpresa llega y la sonrisa de ambos se ensancha cuando no solo ven a Alba de la mano de su madre, sino un carrito al lado de estas. Aunque ese carrito pasa desapercibido en principio cuando el niño ve a su mejor amiga, a la que no duda en lanzarse a sus brazos

- Cuidado Martín, no seas bruto- le advierte su madre ante el ímpetu del abrazo

- Tranquila, Alba está encantada- ríe Noelia

- ¿Y tú que tal estás?- se interesa Aitana- si quieres podéis quedaros...- la ofrece, ya que los pequeños parecen entretenidos con Polly, ese pingüino de peluche que tienen en el cole y del que Alba ha resultado la encargada de cuidarlo durante el verano

- Bien gracias, recuperandome poco a poco ya sabes- agradece sincera- pero me está esperando Rubén en el centro comercial de aquí al lado para comprar unas cosas que necesita este bichillo...- dice dejando una leve caricia al bebé que duerme en el carrito

- Que ricura...- comenta Aitana mordiéndose el labio inferior al asomarse a contemplar al bebé

Los pequeños no tardan en apartar su atención del muñeco, para imitar el gesto de la adulta y asomar también sus cabezas en el carro

- A veces llora- comenta Alba en contraposición a la imagen angelical que muestra el bebé en esos momentos- pero yo sabo cuidarlo bien- dice orgullosa

- Lo cuidas muy bien- sonríe Noelia enternecida acariciando la cabeza de su hija

- Yo también quiero cuidarlo...- se queja Martín

- Mira te ha salido nueva canguro- bromea la catalana provocando la risa de la otra adulta- anda chicos, dejad que vayan a comprar, que Laia y Samuel os esperan en la piscina...

- Pórtate bien y siempre con manguitos en el agua- recuerda la chica a su hija algo preocupada

- Tranquila, a falta de dos estaremos seis ojos guardianes- intenta darle mayor tranquilidad

La pequeña se despide con un abrazo muy fuerte de su madre, no sin antes insistir en que esta la aupe para poder dejar un suave beso en la frente de ese bebé sin interrumpir su sueño. Y es precisamente al contemplar ese beso, cuando en Martín despierta cierta envidia

- Yo también quiero un bebé...- dice en voz baja tirando del vuelo del vestido que lleva su madre

- Esas cosas no se piden- responde acariciando los rizos a su hijo con ternura, pero con un cosquilleo en su estómago

Y es que es un tema que no se ha ido de su cabeza pese a la negativa del gallego antes de irse. Pero gracias a Dios, no la da tiempo a martirizarse demasiado, pues es Alba la que vuelve a captar la atención de su hijo cuando entran al fin en la casa.

SaudadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora