Capitulo 17: Una llamada de distancia

2.4K 143 194
                                    

No ha pensado, cuando ha recibido esa llamada no ha dudado en dar marcha atrás en la carretera y llegar a ese pueblo. No le ha quedado claro lo que ha sucedido, pero un impulso ha tirado de él desafiando incluso a las normas de circulación. Por ello, en menos de quince minutos logra alumbrar la figura de Laia en la marquesina de una parada de autobús. Sin duda, no es la mejor imagen de esa chiquilla, no puede serlo encontrarla hecha un ovillo en pijama sobre un banco

- Gracias- susurra al subirse al coche

- Esta vez voy a estar, siempre que lo necesites- la recuerda- ¿qué ha pasado?- se preocupa sin arrancar el coche

- Vámonos de aquí, por favor...- le pide- no ha pasado nada, pero necesito irme- pide casi a modo de suplica

Y por muy preocupado que esté, no puede negarle nada, no a ella. O al menos no ahora que la siente especialmente frágil. La mira de reojo mientras conduce de nuevo hacia la capital y no puede no ver en ella a la Aitana de de la que se enamoró. Al igual que su hermana, Laia tiene la manía de subir sus pies en la tapicería del coche para acomodarse y al igual que a su hermana, Luis no la puede regañar por ello.

- ¿A dónde vamos?- pregunta en un susurro sin despegar la cabeza de sus brazos acomodados en la ventanilla

- A casa- responde él

- No, no puedo ir a casa- se resiste ella

- Laia... - advierte él

- No quiero preocupar a mi hermana, es tarde- cuenta parte de la verdad

- Pero es que yo me voy a Galicia el fin de semana- explica él

- Pues vamos los dos- resuelve- tengo ropa para todo el fin de semana

- Pero Aitana piensa que estás en Madrid con Samuel, no en Galicia- se mantiene firme frenando el coche en la primera estación de servicio que ha visto- es tu tutora legal, tiene que saberlo...

- Por favor...- pide haciendo su mejor caída de pestañas

Esa caída que ya sabía hacer de pequeña para conseguir pequeños caprichosos y que sigue utilizando con el mismo resultado

- ¿Me lo vas a explicar todo en algún momento verdad?- advierte

- Te lo prometo, además... ¿Pensabas cumplir mi promesa con el yayo sin mi?- aprovecha para cambiar de tema

- Anda que no sabes tú nada renacuajo...- se rinde dejando una caricia en su pierna antes de arrancar

La paz parece volver al cuerpo de la joven, pues pese a no desenredar su cuerpo, sentir que conducen a kilómetros de distancia de enfrentar sus miedos la tranquiliza. El que no va tan tranquilo como pretende mostrar es Luis. Aitana solo le dio una única oportunidad con Martín y cubrir a Laia en lo que puede considerarse una fuga, no sabe cómo de bien le sentará a la catalana. Se siente en una encrucijada en la que tiene que fallar a una de las dos, a una de las dos personas que posiblemente más quiera.

Cuando siente que la respiración de Laia danza acompasada y relajada, sabe que se ha dormido y no duda en parar en la siguiente estación de servicio para hacer algo que su conciencia lleva pidiéndole ya varios kilómetros. Saca del maletero una manta y la acomoda sobre el cuerpo de la joven

- Perdóname, pero no puedo fallarle otra vez- susurra antes de dejar un beso sobre su cabello

Saca el móvil de su bolsillo y ve como sus nervios le pasan factura al buscar el contacto de la chica. Es tarde, su pulso tiembla. Quizás se asuste al recibir una llamada a esas horas, pero más se va a asustar si ve a Samuel sin Laia. Y a juzgar por la salida de esa casa de la adolescente, no le extrañaría que el joven acuda a buscarla al día siguiente.

SaudadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora