Capitulo 60: Pruebas de amor

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El horario de invierno hace, que a pesar de que son las 7 de la tarde, le lleve grandes esfuerzos descifrar el paisaje que deja atrás ese tren en el intenta descansar apoyado en la ventanilla. Por suerte, predomina el silencio, ya que la mitad de los pasajeros van dormidos. Como lo hacen Aitana y Martín frente a él.

El pequeño se ha puesto algo pesado a mitad de viaje, pues ya ninguno de los juguetes que le habían dejado llevar parecía entretenerle. Es por eso y porque el niño muestra una predilección excesiva por Aitana ese día, por lo que la catalana le ofrece sentarse sobre sus rodillas para contarle un cuento muy bajito y no molestar al resto de pasajeros.

El gesto de Martín se relaja a la par que empieza a escuchar los susurros de su madre muy cerca de su oído, tanto, que incluso a veces le hace cosquillas. Y como si de una reacción en cadena se tratara, es la musculatura de Luis la que se destensa, al observar que ahora su hijo, parece volver a guardar la compostura que casi pierde hace unos minutos cuando solo quería bajar de ese tren.

Y poco a poco puede disfrutar de la paz y armonía que transmite observar como con delicadeza, las suaves caricias que Aitana le deja sumado al dulce relato de su voz, provocan ese efecto en el niño que ambos esperaban mucho antes. Ya que hoy Martín no había echado siesta y había tenido un día atareado. Pero no es el único cansado por esa rutina, pues Aitana poco tarda en sucumbir al descanso apoyando su cabeza torpe e inconscientemente sobre la de su hijo.

Él simplemente puede sonreír al verlos desde el asiento de enfrente. Porque desgraciadamente, aún hay veces que sus pensamientos no le dan tregua, a pesar de los pasos agigantados que ha dado en todo lo relativo a su estabilidad emocional. Ya que de vez en cuando, el pasado asoma queriéndole recordar antiguas pesadillas, pesadillas que ni él ni su psicóloga piensan dejar pasar. Pesadillas, que desde lejos siente que le observan ahora que van rumbo a Barcelona.

Sabe que es una tontería, sabe que cuenta con el apoyo de Aitana pase lo que pase. Pero no puede dejar de torturarse con la reacción que vaya a tener Montse cuando la catalana la ponga al día de su vida. No deja de preocuparle la opinión de la que inevitablemente es su suegra. Y aunque sabe que la chica tiene criterio propio y no es fácilmente influenciable, como bien ha demostrado a lo largo de su vida, también sabe que Aitana valora lo suficiente los tiempos de paz con su madre. No queriendo ser él el protagonista de las disputas entre ambas, protagonismo que intermitentemente ha tenido sin haberlo decidido.

Es una voz sintetizada la que anuncia la llegada devolviendo a la realidad a Luis, a la vez que provoca que los ojos de Aitana se abran intentando ubicarse, ralentizando sus movimientos al darse cuenta que su pequeño aún sigue dormido sobre ella

- Ya estamos en Barcelona- anuncia con una sutil sonrisa Luis acariciando la rodilla de la chica que aún está algo aturdida por su sueño

- Tengo que avisar a Fermín, nos venía a buscar- murmura a la par que alcanza su móvil que está sobre el asiento en el que debería ir sentado Martín

- No hacía falta- suspira él recogiendo los juguetes que aún están fuera de la mochila de su hijo

- Ya sabes cómo son... no aceptaron un no- le recuerda- tú no te agobies- le pide sincera ahora recayendo su mirada en la de él- has estado en casa de mi madre mil veces

- Pero hace años que no- intenta nuevamente que empatice con sus nervios

- Ya sabe lo que hay...- argumenta lo que ya le ha repetido varias veces en Madrid- si no querías encontrarte con ella, podías haberte quedado en Madrid, mira Laia- señala como la joven no ha querido viajar a la ciudad condal

- Ya hemos hablado esto Aitana- la frena resignado levantándose para bajar la maleta que los acompaña

- Y ella misma propuso que nos quedáramos los tres aún sabiendo que venías- insiste intentando levantarse a pesar de tener a Martín encima

SaudadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora