Capitulo 31: Confesiones

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Aitana no puede evitar dibujar una sonrisa ante la estampa que tiene ante sí. Ana camina nerviosa de una punta a otra de su piso comprobando por décima vez que todo está perfecto. Mientras Miriam, advierte a su marido con diversas amenazas, para que se comporte ante el invitado que les quiere presentar la canaria.

 Esas tres personas son su suerte y aunque la sorprende que Ana les quiera presentar a alguien después de su affaire con Marta, la divierte bastante la situación, viendo como ese trío que siempre ha demostrado ser más adulto que ella, ahora se comportan cual adolescentes. Quizás la divierte tanto, porque es un soplo de aire fresco en lo que es su vida últimamente. Y más ahora que sus contactos con Luis son escasos, lo estrictamente necesario, por miedo a que explote lo que no pueden controlar.

- ¿Somos cinco al final no?- recuenta los platos la canaria

- Sí, Luis prefirió quedarse con los niños- le excusa Miriam, haciendo sin querer que cierta culpa invada el cuerpo de la catalana

Y es esa culpa la que la pide ser ella la que abra la puerta cuando suena, intentando huir por unos segundos de esa conversación. Su sorpresa llega cuando descubre que al otro lado de la puerta no está esa incógnita de persona a la que la canaria les va a presentar, sino Luis

- ¿Luis?- reacciona confusa

- Bueno...- empieza a hablar rascándose la nuca nervioso

- ¿Están los niños bien?- pregunta

- Sísi- aclara con rapidez- solo que Laia me insistió en que ella podía cuidar de Jimena y Martín por una noche y... que Ana se merecía que estuviera hoy aquí- se explica

- Y Laia tiene razón- responde con una sutil sonrisa- además, hace mucho que no cenamos así todos, sin niños por medio- dice echándose a un lado para que al fin el gallego se decida a pasar

- Ya ha llegado...- les interrumpe Ana buscando su visita- ay Cepeda te has animado...- se alegra abrazándose a su cuerpo

- ¿Aún hay plato para mí?- se atreve a bromear

- Claro que sí- le da la razón corriendo a añadir ese nuevo cubierto a la mesa

- Está atacada- ríe Aitana ante el nerviosismo de la chica

- Será un afortunado- señala Luis

- O afortunada- responde cuando el gallego ya ha colgado su chaqueta en la entrada

- ¿Tú qué sabes?- la intenta sonsacar

- En realidad nada- responde aguantando la risa dejando al chico con la miel en los labios y escabulléndose hacia el salón donde están el resto

A pesar de que no son demasiados, las conversaciones empiezan a cruzarse y es que pese a haber compartido prácticamente toda su vida, una reunión de este tipo es del todo inusual para ellos. Es nuevamente el sonido del timbre el que los sumerge en el silencio

- Siéntense, que abro yo- les pide la canaria

- Madre mía que misterios...- murmura Roi

- Yo creo que le conocemos de algo y por eso le da tanto corte- apunta Miriam

- Pero si le conocemos no estaría tan nerviosa ¿no?- se da cuenta Luis

- Ay callaros, que sea quien sea nos va a escuchar cuchichear...- les medio regaña Aitana

Justo en ese momento la canaria vuelve a hacer acto de presencia, sus pasos son mucho más pausados, sus mejillas se han tornado de pronto rojizas y el juego que se traen sus propias manos denotan su nerviosismo.

SaudadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora