Capitulo 46: Preguntas sin responder

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- ¿Aitana puedes andar más despacio?- pide Marta incapaz de seguirla el ritmo- que vamos bien de tiempo y yo no estoy acostumbrada a estos tacones...- se queja

- Si es que no entiendo por qué no has venido como siempre, si no es algo tan formal- alude a la reunión que tienen en el colegio de Martin

- Que sean los uniformes de un colegio los que tengamos que hacer, ajustando el presupuesto para que así pueda adecuarse a todos los bolsillos y pese a que sea un favor personal, no me parece a mí que sea para restar importancia- alega la morena

- Si en realidad solo hay que acordar el presupuesto y cobrando como vamos a cobrar solo el gasto... con que vinieras tú, sobraba- rebate

- ¿Se puede saber qué te pasa a ti hoy?- se extraña por su pasotismo- si fue iniciativa tuya por la queja que hubo en el AMPA por los precios de los uniformes, ahora no me vengas con que te da igual- la frena en la puerta del centro

- Déjalo - rebaja su tono entendiendo que no puede pagar con su amiga su malestar- no pienso discutir contigo en el colegio de mi hijo- finaliza así la leve discusión

Marta tiene que morderse la lengua, porque justo en ese instante las da paso el conserje haciéndolas esperar al director del centro y la presidenta del AMPA en uno de los pasillos. En esos minutos y para evitar discutir con su amiga, la morena se entretiene con su móvil, mientras Aitana por su parte, da pasos en círculos, mientras juega con las ligeras heridas que se hizo anoche por sus nervios en el nacimiento de sus uñas.

- ¿Aiti?- escucha a su espalda una dulce y débil voz

La catalana se gira sorprendida, ya que a priori no reconoce esa voz infantil. Su confusión no cesa, cuando su vista la devuelve la imagen de una niña rubia que no pasa del metro de altura y debe rondar la edad de su hijo. Sus ojos ligeramente rasgados tras unas gafas de pasta roja, la dan la pista que necesita para aventurarse a saludarla

- Tú debes de ser Alba- dice poniéndose a la altura de la niña que de pronto frena sus pasos

- No... no eres Aiti...- murmura visiblemente avergonzada empezando a jugar con sus manitas

- Pues has acertado, porque también me llamo así- intenta ganársela con una sonrisa, la que posiblemente sea la primera sincera en toda la mañana

La pequeña abre ligeramente sus labios, algo impresionada, pero no puede evitar avanzar hasta situarse en frente de la chica. Pues por extraño que la parezca, la resulta muy familiar.

- Aiti, tiene el pelo más largo- señala acariciando la media melena de la catalana, haciendo que inconscientemente la sonrisa de esta se amplíe

- ¿Y esa Aiti es tan guapa como tú?- se interesa acariciando ligeramente la mejilla de la niña haciéndola reír

- Es amiga de mi papá y me hace tenzas- responde finalmente enseñando su peinado

- ¿Has jugado mucho no?- pregunta al darse cuenta que una de las trenzas está prácticamente deshecha

- Corriendo me troprecé y se estropeó- confiesa con un mohín que intenta contener

- Podemos arreglarla- propone Aitana al ver el gesto triste de la niña- ¿me dejas?- la pregunta

Alba, la mira un tanto incrédula pues no cree que pueda hacer las trenzas tan bien como Aiti, pero algo la dice que sí puede ser algo mejor que como lucen ahora. Así que termina asintiendo

- A ver qué tal me sale... que hace mucho que no hago ninguna- la cuenta mientras termina de deshacer la trenza que tenía estropeada- y Martín no me deja practicar- la guiña un ojo mientras empieza a trenzar de nuevo el pelo

SaudadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora