Capitulo 12: La vida

2.8K 125 162
                                    

No entiende que significa esto. Hace varios días que no han mantenido ningún contacto, es más, casi podría asegurar que le evita, pues ninguno de los días que ha estado en Hasamba la chica ha aparecido por allí. Y sabe, porque Laia se lo ha contado hace unas horas, que aún no ha reunido el valor suficiente como para hablar con Martín. No quiere presionarla, sabe que en este juego es ella la que marca los ritmos... pero estos se le están haciendo cada vez más pesados.

Por eso le cuesta aún más entender qué le quiere decir Aitana con ese paquete que le ha hecho llegar a través de Laia. No recuerda que la Aitana de hace unos años fuera tan difícil de leer, o quizás simplemente ha perdido facultades. No puede más que repetirse las palabras de Laia "Me ha dado esto para que conozcas a Martín", así de directo. No ha sido capaz de abrirlo en el tiempo que ha estado con Jimena y Laia tocando la guitarra y deleitándose con la voz de su sobrina. Sin duda, uno de los momentos más especiales desde que ha vuelto a pisar el suelo de España. Ha sido mágico, a pesar de la pequeña ofuscación que ha sufrido la mayor por no recordar algunos acordes, debido a que ahora no toca la guitarra tanto como antes.

Y ahí está, encerrado en la que es la habitación de invitados de ese ático, escuchando de fondo la rutina diaria de su familia con miedo a ese regalo que no sabe si es envenenado. Puede que sea malpensado creer algo así de ella, pero todo lo que sabe hasta ahora solo le lleva a pensar que la catalana debería querer matarlo, no verlo ni en pintura, ahora mismo debe odiarlo. Y aunque le duele, no se atormenta, porque cree merecer ese sentimiento.

Abre la caja con sumo cuidado, como si estuviera a punto de desactivar la bomba más potente. Y a pesar de que aun no es consciente, tiene una bomba en sus manos. Una auténtica bomba emocional que le explota nada más consigue abrir la portada de esa especie de libro...

"Podemos intentarlo, no decidas por mi"

"Ya no sé que más hacer para localizarte, por favor cuando leas esto llámame. Aunque solo sea para saber que estás bien"

"Luis, te prometo que te quiero, nos casamos si es lo que quieres pero vuelve..."

"Tú teléfono aparece como apagado y ni si quiera has leído los mensajes anteriores... pero tengo que intentarlo... di algo... te echamos de menos..."

Todos esos mensajes están fechados en los días sucesivos a su marcha, en los primeros. En esos que aunque nadie lo supiera, aún estaba en España, resguardado en el piso de Iván. Ese que le vio tan mal que le juro silencio sobre ser su pequeño refugio durante unos días.

Pareciera que Aitana había tirado la toalla cuando semanas después sus mensajes vuelven a aparecer...

"Luis es importante, llámame"

"Si no quieres saber nada de mí lo respeto, pero esto va más allá... por favor..."

"No ignores estos mensajes, nos vamos a arrepentir, ambos... te necesitamos... es importante de verdad"

"Es importante, es algo que hace tiempo estuvimos buscando y ha llegado... vuelve, llama, algo..."

Y la culpa le inunda, sabe por su hermana que ella le buscó, sabe por Ana que hasta denunció su desaparición. Pero es que ahora también sabe que bombardeo su móvil incluso cuando sabía que no obtendría respuesta. Posiblemente al ser incapaz de permanecer estática sin hacer nada. Si se hubiera llevado el móvil, en algún momento lo hubiera leído y con solo leer esas líneas sabría a lo que Aitana se refería...

Porque hacía aproximadamente dos años que la catalana había dejado de tomar la píldora. Pero no todo es tan fácil como parece a veces y mira que le pusieron empeño, de eso está seguro. Ahora habían desistido... es cierto que ella seguía sin tomar la pastilla, pero poca prevención había que tomar cuando él empezó a decaer y ella buscó algo en lo que centrar sus pensamientos. Sin embargo, como una señal divina, lo lograron cuando menos se lo esperaban, cuando él se iba, cuando necesitaba sentir que no sobraba. Pero no se enteró, no se enteró por su culpa, porque ella sí lo intentó.

SaudadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora