Capitulo 10: Sálvame Tú

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Laia termina de recoger la cocina, mientras Aitana persigue a Martín que corretea por toda la casa intentando descifrar el misterio que consiga convencer a su hijo para echarse la siesta. Ese pequeño de energía inagotable y al que no sabe aún cómo explicar que su deseo más preciado se va a cumplir, que su mundo va a cambiar y aún no sabe si como el niño espera. Aunque siendo realistas, ella tampoco tiene claro cómo va a ser esa nueva situación, esa que se ha comprometido con el gallego a crear. Justo cuando va a intentar imponerse ante el pequeño elevando el tono, interrumpe su propósito el sonido del timbre

- Ya abro yo Laia, total creo que hoy nos gana la batalla- explica de camino a la puerta

- Igual es Samuel- se apresura a aclarar con cierta vergüenza

- Entonces sí que abro yo- ríe adelantándose a la adolescente

Aun está saliendo una pequeña carcajada de su garganta, cuando al abrir la puerta su rostro cambia al descubrir a Adrián y no a Samuel, como había predicho su hermana

- Al menos me abres la puerta- se queja el chico

- Necesitaba espacio- se justifica

- Los promotores no se fueron nada contentos y mira que Marta hizo lo que pudo...- la informa

Aitana suspira colocando su pelo nerviosa

- Mañana me encargaré de eso

- ¿Y nosotros? ¿no hay nada de qué hablar de nosotros?- pregunta con cierta incredulidad

- Adrián – tira de él al interior de la casa para poder cerrar la puerta- están los niños en casa- intenta convencerlo de que no es el momento y así ganar tiempo

- Cojo la chaqueta y nos vamos si quie...- corta su discurso Laia al llegar a la entrada y no encontrarse al chico que esperaba

- Si has quedado vete si quieres, pero no vuelvas tarde que es entre semana...- la pide la catalana

- ¿Está todo bien?- se interesa Laia al ver la cara desencajada de su hermana

- Adrián, pasa a la cocina y prepara un café si quieres o lo que te apetezca- improvisa- ahora mismo voy y hablamos- le promete

El chico parece aceptar sin entender nada

- ¿Qué os pasa?- vuelve a preguntar Laia- pensé que os iba bien- susurra

- Tú lo has dicho... nos iba- confiesa- vio a Luis esta mañana y yo ni siquiera le había contado nada de su vuelta- suspira

- ¿Quieres que me lleve al ratón? No creo que a Samu le moleste y con él delante me echará menos bronca por no haber ido al instituto- propone

- ¿De verdad que no te importa?- pregunta aliviada al saber que al menos no existe el peligro de que el niño escuche la conversación

- Te debo más de un favor supongo...- responde encogiéndose de hombros

- Gracias petita- dice mientras deja un beso en su frente

En pocos minutos Laia sale de casa con un pletórico Martín cargado a su espalda, porque su tati le va a llevar al parque y se va a librar de la siesta. Aún se mantiene dibujada en sus labios una sonrisa refleja de la ternura que le transmite esa imagen anterior. Cuando al atravesar la puerta de la cocina se transforma esa sonrisa, en una más melancólica al ver a Adrián bastante nervioso jugueteando con la cucharilla del café

- Quería habértelo explicado de otra forma... pero no encontré la manera- se intenta justificar

- Aitana, siempre he respetado tus tiempos y tus límites- expone algo harto- sigo con esto que no acaba de tener un nombre... pero vuelve tu ex y me entero porque te va a ver al trabajo en un horario en el que no suelo estar yo...-hace una leve pausa para mirarla- permíteme que piense mal

SaudadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora