Capitulo 4: Verdades y Mentiras

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Apenas ha conseguido cruzar palabras con alguien más que no sea Laia desde que vio a Luis, sus sentidos están en Martín y no resulta extraño para nadie que la catalana se involucre en el juego de los pequeños. Aunque claro está, la finalidad de ese acto no es el que todos piensan. Se martiriza pensando en el lento pasar de las agujas, pues está deseando que llegue la hora en la que la fiesta se acabe y así poder refugiarse en casa. Su inquietud aumenta cuando ve entrar a Miriam. No puede controlar la reacción de su cuerpo y siente como los músculos se contraen a la par que su respiración se acelera, tanto es así, que es el pequeño el que acude a socorrerla.

No sabe bien lo que le pasa a su madre, pero nota que respira muy rápido como cuando sus amigos se cansan mucho de correr en el cole. Es por eso, por lo que se sitúa frente a ella y agita sus manos para darle aire y que pueda respirar

- No pasa nada mami- la dice como tantas veces ha visto calmar a su profesor a sus amigos

Y es gracias al actuar raro del pequeño, que Noe se da cuenta de que algo pasa y se acerca con rapidez

- ¿Estás bien Aitana?- pregunta agachándose, comprobando por si misma que lo que la chica está experimentando es el inicio de un ataque de ansiedad- Martín vete a pedir a algún mayor un vaso de agua- pide para alejarlo de la situación, además de que luego la vendrá bien- apóyate aquí cielo- la indica ayudándola a sentarse apoyándose en la pared- y respira conmigo ¿vale?- la propone mientras acaricia su melena

Aitana intenta seguir las instrucciones de esa mujer pero es la presencia de Miriam, que ha interceptado a su sobrino por el camino y ha traído ella misma el vaso de agua, la que parece alterarla de nuevo.

- Tranquila, que ya no está- la indica dando en la clave para encontrar su paz

- ¿Ya no está quién?- pregunta Noemí sin entender qué ha sucedido y quién es esa persona que ha provocado tal alboroto

La catalana mira con auténtico terror a la gallega y esta parece entenderla con maestría. Tanto es así, que con cierto pesar en el corazón miente a una de las personas más importantes de su vida

- Nadie, es solo una manera que tenemos nosotras de referirnos a la ansiedad- miente- trucos de psicología barata... -improvisa- ayuda a Roi porfa, que ya están llegando algunos padres- pide para quedarse a solas con Aitana

- Sabe que es suyo- dice con la mirada algo perdida cuando se quedan solas

- Anda, bebe un poco- la tiende el vaso de agua- quiere conocerlo y tiene derecho- habla de forma pausada- Martín también quiere conocerlo

- No ha estado nunca, se fue casi sin esperarlo, no voy a dejar que haga eso con él- afirma rotunda aguantando las lágrimas en sus ojos

- Es diferente, conozco a mi hermano- insiste- con él no actuaría así

- Con Laia sí lo hizo- rebate

Y ahí Miriam no pude interceder a su favor, porque sabe que Aitana tiene razón, pero un pensamiento pasa fugaz por su mente y lo deja escapar como última bala

- Sin embargo, creo que de todos es la que menos rencor le guarda

Siendo estas palabras como un dardo para la catalana, pues en el fondo es algo que le fustiga. Nunca ha entendido esa devoción tan absoluta, tanto, que a veces siente que Laia hubiera preferido que la que se hubiera marchado fuese ella. Otras sin embargo, vuelve a ver a la pequeña niña que siempre fue. Como en ese mismo instante en el que la ve acercarse con paso acelerado.

- ¿Estás bien?- se lanza al suelo a abrazarse a su hermana

- Solo me agobie un poco eran muchos niños y...- inventa con rapidez una excusa

SaudadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora