El tren estaba llegando a la estación del Ave de Sevilla, en el andén, un hombre esperaba un tanto nervioso a que descendiera su hermana. Santi que así se llamaba, tenía que llevarla hasta su gran mansión "La Mansión de los Lacunza" para una fiesta a la que su madre le había rogado encarecidamente que acudiera, fastidiada por tener que acceder a los ruegos de su madre, Natalia se montó en aquel tren con una sensación extraña en el estómago, que no supo muy bien cómo definir. Y allí en el andén, su hermano sonreía al ver que bajaban todos y ella no llegaba, había apostado con su hermana pequeña Elena que Natalia buscaría alguna excusa para no llegar. Pero la sonrisa que dibujaba su rostro se esfumó al verla con una pequeña maleta encaminarse hasta él.
Era impresionante, sí, pensaba su hermano, no entendía ni le perdonaba tampoco que su vida estuviera envuelta por aquella maldición, ¿cómo una mujer tan inteligente, segura de sí misma y espectacular podía ser lesbiana?
Natalia: Hola hermano... ¿ya estás haciéndote la pregunta de siempre cuándo me ves? (le sonrió un tanto forzada pues su relación con él había empeorado mucho desde su confesión)
Santi: Sabes que sí, pero bueno, ya estás aquí
Natalia: Sí, ya estoy aquí (dijo con un gran suspiro que parecía arrastrarla pues sus pies se negaban a hacerlo)
Santi: No te lo tomes así, no vas a una ejecución (se puso a caminar mientras del bolsillo sacaba las llaves del coche)
Natalia: Para mí, es como si lo fuera (renegó con fastidio)
Ya no hubo más palabras hasta llegar a casa, Natalia llamó por teléfono a su amiga Ici, con quien esperaba poderse encontrar en algún momento de aquel frenético fin de semana que le habían robado de tranquilidad en su pequeño hogar.
Santi: No creo que la veas (le dijo su hermano al ver que cortaba la conversación), mamá ha preparado un sin fin de acontecimientos para el fin de semana
Natalia: ¡Qué bien! (murmuró nuevamente apareciendo en ella el gesto de malestar)
Santi: ¿Ya tienes nueva novia? (le preguntó sin mirarla con un tono un tanto incómodo)
Natalia: No sé para qué quieres saberlo si te incomoda tanto. Pero no, no tengo, si eso te hace feliz
Santi: Ya hemos llegado
Para él era un alivio llegar y dejar a su hermana en la puerta, pero lo que él no sabía era que para ella también.
Natalia: ¡Ya estoy en casa! (trató de imprimir algo de alegría, pero su voz no acertó a encontrarla)
Elena: Hermana mía (apareció sonriendo su hermana por la puerta del comedor) Joder que guapa estás.
Natalia: Joder que aduladora te has levantado hoy (la abrazó con cariño)
Elena: Oye déjame que te advierta... las cosas no están como para que vengas en plan Natalia Lacunza.
Natalia: ¿Ah no? (le preguntó abriendo sus ojos)
Elena: No, te voy a echar un cable, papá dice que ha sido un error que vengas, que seguro traías a alguna putita a tu lado (Natalia elevó una ceja totalmente incrédula) Y mamá está nerviosa por si de verdad traías a alguien... así que están en un tira y afloja que para que te cuento.
Natalia: Joder como está el patio (murmuró un tanto apenada porque aquella expresión de su padre le dolió en el alma)
Elena: Pues sí, vamos.
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La apuesta (ALBALIA)
FanfictionTodo empezó como un juego... Es una adaptación de Maca y Esther Historia original de Idana