Capítulo 66

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Había pasado algo más de dos horas, todo seguía igual en la UCI, mientras Natalia había llamado unas cinco veces para preguntar por el estado de Rafi, sin embargo, aquel médico Pediatra, que nunca operaba y justo ese día le había pedido lo acompañara en una operación le impidió seguir sabiendo noticias. La operación fue larga y complicada, ella no hizo nada, pero sí estuvo presente, viendo cada paso y dando su opinión, algo que la exasperaba más que nada, porque sentía como si la humillase y el tío disfrutara de ello, pero antes que él y su cachondeo tenía otros problemas mucho más serios a los que enfrentarse. Cuando terminó casi ya era hora de marcharse a casa y al salir del quirófano se encontró con la presencia de Noemí. Al principio se asustó.

Noe: No pasa nada, Rafi sigue igual, estable dentro de la gravedad

Natalia: Vale pues sé que vienes a reñirme por el análisis, lo siento, ayer cometí la última estupidez, la última tontería, y sé que te lo he dicho otras veces y siempre acabo metiendo la pata, pero nunca he estado tan segura como ahora, por favor necesito ver a Alba, ¿vale?, te prometo que todo volverá a ser como antes o mejor. He aprendido la lección (le dijo de carrerilla mientras le hacía un gesto de aprobación para poder irse)

Noe: Vale (levantó las manos en alto y Natalia salió a paso ligero) Sin duda Euge te ha hecho aprender la lección en un periquete.

Por los pasillos volvió a caminar la Doctora Lacunza, segura, fuerte, saludando a quien le saludaba, sonriendo a quien le sonreía, sus pasos firmes la llevaron hasta la sala donde más familias esperaban angustiados alguna esperanza a la que aferrarse, de igual modo Alba quien estaba sentada esta vez sí, al lado de Euge, pero sin rozarse. Su gesto era tan sombrío que a Natalia le produjo un intenso dolor en su alma, sin divagar ni un solo segundo, ante la mirada intrigada de las tres mujeres y los ojos juiciosos de Euge se acercó hasta Alba, se agachó, y le preguntó:

Natalia: ¿Cómo estás?

Alba: Bien (la miraba como buscando aquellos rastros que le había dejado la juerga de la noche anterior)

Natalia: ¿Has comido algo?

Alba: No, no tengo apetito

Natalia: Mira con o sin deberías tomar algo, ¿quieres que te lo suba?

Alba: No (insistió)

Natalia: Está bien pues baja a comer algo, por favor (le rogó) Piensa en Rafi, pero también piensa en Nati, la niña te echa de menos y cuando te vea sería bueno que estuvieras lo mejor posible

Euge: Venga vamos, comes algo y subimos (intervino ella)

Alba: Está bien... si pasa algo (miró a Natalia con algo de temor)

Euge: No va a pasar nada, ni modo que estés así, ya lo verás mi amor... vamos si eso nos avisan, pierde cuidado (dijo adelantándose a Natalia que se quedó con la boca abierta a punto de responder) Ahorita venimos.

Todos esperaban que las chispas de Natalia saltaran por los aires contra la mexicana, pero lejos de formar un número en medio de la sala, se apartó sonriéndole de medio lado dejándola pasar. Los ojos de Natalia siguieron fijamente la figura de Alba hasta perderla de vista, después se giró y vio a su madre por primera vez.

Natalia: Mamá... ¿qué haces aquí? (le dio dos besos)

María: Habíamos quedado en vernos y bueno... mira con lo que me encuentro

Natalia: Voy a ver qué me dicen, os digo algo. ¿Isabel... y Nati? (le preguntó algo confundida al ver allí a la mujer)

Isabel: Con mi nuera, tranquila

La apuesta (ALBALIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora