La apuesta (ALBALIA)

Capítulo 64

Por la puerta de urgencias entraba una alegre Ici, que al ver el revuelo que había en el hall pasó todo lo rápido que pudo, como Mari estaba liada con sus cosas se puso en un lateral, vio venir a Alba con cara de pocos amigos y a Marta por detrás, en ese momento entraba una camilla y Alba pasó corriendo, Ici recibió una señal de Marta y acudió con rapidez.

Ici: ¡Vaya lío no!

Marta: ¿Cómo te has enterado?

Ici: Pues al entrar

Marta: Es muy fuerte... yo creo que de esta nos quedamos sin la reconciliación (decía cruzándose de brazos)

Ici: Espera... ¿de qué hablas? (la miró dubitativa)

Marta: De Nat y Alba cariño... a ver... ¿tú por qué dices lo del lío?

Ici: Por el movimiento del hall, ¿y tú?

Marta: Joder Ici, te lo voy a resumir que tengo que ir a boxes

Ici: ¿No hay sillas para sentarme? (preguntó como presintiendo que no le iba a gustar)

Marta: Alba ha llegado tenía un ramo donde le ponía en una nota que le pedían matrimonio, ha ido a Nat y le ha dicho que sí, y ésta...

Ici: Euge... ¡Euge!, coño la Euge que llega pisando fuerte (se ponía la mano en la cabeza como si se hubiera dado un golpe e interrumpiendo fuera de sí a Marta)

Marta: Me temo que si

Ici: ¡Por los Clavos de Cristo como lo habrá tomado Nat!

Marta: Muy mal

Ici: ¡Joder... justo ahora!

Marta: A ver Alba le ha dicho a Nat que no entiende su reacción de marcharse y no hablarlo, ha subido a hablar con ella, pero Nat la ha echado del despacho

Ici: Bueno... también debería entenderla...

Marta: Ya, pero... (entonces pasó un chico con una brecha en la cabeza justo por delante de Ici)

Ici: ¿Eso era sangre?

Marta: Sí

Noe: ¡Marta rápido!

Marta: Sí, voy Noe (entonces oyó un golpe y al girarse Ici estaba en el suelo) Ici... Ici cariño...

Agustín: Nada no te preocupes Marta, la boluda siempre que viene y ve sangre hace lo mismo

Marta: Oye Agustín por favor, ayúdame y la metemos en un box

Ici: Que no me pinche Alba, por Dios, por todos los Santos, Dioses, y Diosas, por favor... Alba no... Alba no...

Agustín: Tranquila linda, que te llevamos a otro lugar, voy a la sala de curas del otro lado

Marta: Gracias Agustín

Agustín: Eh tu trae la silla por favor. ¡Ay Icita!, cambiaste de acera, pero no de forma de ser.

Las camillas comenzaron a sucederse, niños heridos de mayor o menor gravedad, los habían estado distribuyendo y aunque algunas dudas habían llenado tanto a Casillas como a Noemí por la cara de Natalia, a los pocos momentos de ponerse a trabajar, vieron que volvía a ser la Pediatra de siempre. Por otro lado, siempre trataba de tener una enfermera que no fuera Alba, aquello, a Noemí le había llamado la atención sobremanera, pero el ritmo frenético de la mañana no le dio lugar a preguntarle nada.