Había pasado un mes, Rafi había salido del hospital y se encontraba en casa, aunque debía guardar reposo y eso, obligaba a Alba a seguir muy pendiente de su madre.
Hacía una semana que había regresado a casa y los días anteriores mientras Rafi seguía en el hospital, les había prohibido que se quedaran por la noche, de ese modo, aprovechando que allí la cuidaban y estaban pendiente de ella las enfermeras, decidieron por imposición de la propia Rafi marcharse un fin de semana a la Sierra con la pequeña y la gata, ambas vivían felices por todos los rincones del jardín, el animal se había convertido en el nexo de la niña, y aunque aquel pequeño bicho como lo llamaba Natalia seguía con sus trastadas sobre todo con su ropa, tanto Natalia como Alba estaban felices de que la niña tuviera un animal para enseñarle los valores de la vida, el respeto y sobre todo la corrección, aunque aquella gata se pasara aquello último entre las patas. Ambas, disfrutaron sus momentos de soledad en el sofá con la chimenea como única luz, aunque tal y como se imaginaron en la cama dormían cuatro y les fue imposible cualquier tipo de acercamiento que no fuera seguir tonteando. A su regreso y tras mucho buscar, al final encontraron lo que buscaban y llevaron a la niña a la guardería, su primer día se desarrolló con los nervios de las madres, y alguna lagrimilla fácil de Alba, y un nudo en la garganta de Natalia. Mientras la niña les saludaba desde la puerta con su mochilita en la espalda y un gesto serio a punto de llorar. Así solucionaban en parte sus problemas, trabajar, cuidar de Rafi y de la niña, no les dejaba tiempo apenas para disfrutar de un rato de intimidad.
Por otro lado, las cosas entre Ici y Marta cada día iban mejor, ambas ilusionadas al máximo con la llegada de su niña, porque ambas querían niña, se habían unido mucho más, ante el primer fallo que habían sufrido, Ici había dejado sus dos centros de belleza en manos de sus más responsables colaboradoras y se había centrado a cuidarse porque aquel aparatito debía dar positivo, a todas, todas. Tenía miedo, miedo a todo cuanto podía ocurrir y la Ici alegre y jovial se había convertido en una mujer preocupada y algo menos jovial, pero eso sí, siempre con la ayuda de Marta y también Natalia, que iban logrando simplificar sus miedos y relajar su interior alborotado.
Era un martes por la mañana, Natalia y Alba acababan de dejar a la pequeña en la guardería, iban en el coche con una alterada Natalia al volante y una risueña Alba a su lado.
Natalia: Que no Alba... que no (insistía)
Alba: A ver... te estoy diciendo que es una mujer estupenda
Natalia: ¡Coño Alba que es mi hermana! (le dijo más alterada)
Alba: Se están conociendo
Natalia: Mira no.... cuando hable con ella me va a escuchar, ¡cómo va hasta México que son más de cuarenta millones de personas y conoce a Euge!
Alba: No Nat, a Euge la conoció aquí, tu hermana quiso viajar y se fue con ella (le decía con tono cansino pero una sonrisa enorme) Semáforo en verde
Natalia: ¡Que la conoció aquí! (casi fue un grito ahogado mientras le daba al acelerador)
Alba: Sí mi amor (respondió con paciencia ladeando su cabeza hacia la izquierda para llenarse de aquella mujer con gesto irritado)
Natalia: Pero... la ha cambiado... mi hermana no era... ¡joder!
Alba: Escúchate Nat por favor (sonreía)
Natalia: A mi madre le da algo (susurró apoyando el codo en la ventanilla y la mano sobre la frente) ¡A qué mala hora le dije que hiciera un viaje!
ESTÁS LEYENDO
La apuesta (ALBALIA)
FanfictionTodo empezó como un juego... Es una adaptación de Maca y Esther Historia original de Idana