Capítulo 15

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Los rayos del sol entraron en la habitación, arrasando todo cuando en ella había, la llenó de luz, y al abrir los ojos Alba, vio a Isabel allí sentada, la miraba sonriente, aunque su gesto mostraba una pizca de tristeza.

Isabel: Buenos días cariño... van a traerte el desayuno

Alba: He debido dormirme (murmuró mientras trataba de desperezarse y al hacerlo notó un agudo dolor en su costado) ¡Ay!

Isabel: Cuidado, recuerda que aún es pronto para hacer todas esas cosas

Alba: Hoy van a levantarme y la verdad... no sé cómo... si no me puedo ni mover

Isabel: ¿Quieres que te suba un poco la cama?

Alba: Sí, y quiero orinar Isabel (puso gesto de súplica)

Isabel: ¿Y por qué lo dices así? (la miró algo confusa) ¡Anda como si fuera el primer día que lo haces!

Alba: No, pero... (agachó la cabeza) Es que desde anoche me estoy aguantando y no puedo más

Isabel: ¡Entiendo!

Suspiró con fuerza y entró en el cuarto de baño. Al salir quiso decirle algo, pero prefirió dejar las cosas como estaban, quería que fuera ella quien dijera algo, debía ser ella, Isabel ya le había contado lo suficiente y Natalia se había sincerado durante la noche como le dijo cuando se marchó, un tanto decepcionada, pero con sus ojos brillantes.

Llegó Noemí, le hicieron nuevas radiografías y cuando se la llevaron Mari avisó a Isabel que abajo la estaba esperando Ici con la niña. Al bajar se encontró que en la cafetería estaban Mari, Ici y Noemí hablando. Cuando llegó formaron un cuadrado entre las cuatro, Mari frente a Isabel, Ici frente a Noemí.

Noe: Ya me ha dicho que ha aceptado casarse con Nat (dijo Noemí mirando con tristeza a Isabel)

Isabel: Sí hija, ya la ha aceptado

Ici: Ya veremos cómo termina esto

Mari: Pues como va a terminar, mal

Isabel: A mí me duele ¿eh?, porque yo veo que Alba la quiere (asintió con gesto de pena)

Mari: Sí Isabel, pero hay una mancha muy grande en su corazón

Isabel: Sí, sí, si tienes toda la razón

Mari: Estamos en sus manos, el futuro de Nat depende únicamente de lo que ella quiera hacer (Ici y Noemí se miraron porque aquellas dos mujeres hablaban como si fueran la misma, enarcaron las cejas en su cruce de miradas y siguieron con su particular partido de tenis) Es más, yo creo que ella es consciente de esto

Isabel: Y tanto que lo es, además cuanto más queramos ayudar menos lo vamos a lograr

Mari: Yo creo que todas deberíamos alejarnos de Alba lo máximo

Isabel: Eso mismo estaba pensando yo

Mari: Lo tomará siempre como que tratamos de acercarla y entre su cabezonería...

Isabel: Y su dolor (agregó Isabel levantando el dedo)

Mari: ¡Exacto! (le sonrió)

Isabel: Lo único que haremos es que no le dé ni una sola oportunidad

Mari: Es más, creo que la chica es algo orgullosa y no cederá

Isabel: Eso es... tendremos que ayudar a Nat

La apuesta (ALBALIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora