KakaShizu: Un Nuevo Comienzo

Capítulo 25: Di mi nombre

Y ahí estaban, el Hokage y su asistente caminando torpemente por las calles de Konoha mientras se sostenían.

 ¿Cómo habían llegado a tal situación? 

Pues Shizune no fue la única que se pasó de copas, sino, también Kurenai. Así que Gai tuvo que acompañarla a su casa y, por ende, Kakashi se debía encargar de Shizune.

—Kakashi sama, ¿no fue divertida esta noche~? —preguntó una animada Shizune bajo el efecto del alcohol.

—Uh, sí. Fue divertido —respondió apaciblemente como de costumbre.

—Me alegro~ —sonrió despreocupadamente su asistente —Es bueno salir de la oficina de vez en cuando~

Pero justo en ese instante en que conversaban, ella perdió el equilibrio y él la sostuvo antes de que cayera al suelo.

—¿Estás bien?

—Uh. Lo siento —se disculpó por casi hacerlo caer junto con ella —Oh, no... —se quejó tristemente la asistente al ver al suelo.

—¿Qué pasa?

—Se rompió... —respondió triste, se había roto una de sus sandalias con ese movimiento —Ahhh —suspiró deprimentemente, tendría que caminar descalza hasta su casa —Me van a doler los pies... —lloriqueó internamente ante la idea, pero no se podía hacer nada.

Y justo cuando la asistente daba por hecho que volvería a casa con los pies adoloridos, Kakashi la habló:

—Ven, sube.

Y, al levantar la vista, se encontró con el Hokage ofreciendo su espalda en cuclillas.

Ella se sorprendió por el gesto y estuvo a punto de decirle "No es necesario, Ud es el Hokage ¡Puedo caminar!", pero se detuvo. Y es que, sería más grosero si lo rechazaba.

Y, aunque estaba ebria, ella era capaz de apreciar el gesto.

—Uh. Disculpe las molestias.

Asintió y se disculpó de antemano.

Kakashi imaginaba que se resistiría ante su propuesta, su respuesta lo había sorprendido un poco —Al parecer, ella se vuelve un poco dócil al beber —concluyó mientras esperaba pacientemente a que Shizune se sacara las sandalias y se acercara a él. Pero lo que el Hokage no imaginaba, era que su tranquilidad sería interrumpida.

—Lamento las molestias...

Una ebria y soñolienta Shizune, se volvía a disculpar mientras se acercaba a él.

—Uh, no es ninguna molestia-

Y de repente y sin previo aviso, sintió sus manos posar en sus hombros y su cuerpo acercarse a su espalda.

¡¿Por qué se había puesto tan nervioso?!

—¿Kakashi sama? —Shizune lo llamó extrañada, pues aún seguían en el suelo.

—¿Ah? ¡Sí! —y la levantó, sin darse cuenta que eso... ¡EXPONDRÍA SUS PIERNAS!

—...!

¡ENMUDECIÓ ANTE TAL VISTA!

¡Era la primera vez que veía las piernas de Shizune!